jueves, 28 de noviembre de 2019

Como la vida misma: 4



-¡¿Qué ha ocurrido?

-Uno de Tuvo.

-¡¿Otro?! Joder, ¡van tres en esta semana!

-¿Y qué quieres que le haga? Esta juventud... toda la noche de juerga y al final pasa lo que tiene que pasar...

Isra escuchaba atento, y atónito. Era una de esas personas alérgicas al veneno de abejas, y esperaba en urgencias a que le dieran un pinchazo con el que reducir la hinchazón de su cara, parecía un hámster haciendo buen uso de sus abazones... pero él no tenía abazones. Mientras esperaba habían llegado tres enfermeros con una muchacha accidentada. Que se había estrellado contra un autobús con su bici, decían. El hinchado muchacho no podía articular palabra, pues respiraba con dificultad, pero lo cierto es que todo aquello le recordaba a una versión satírica de su propio mundo, pues él era, en efecto, un flashed del año 2018. Pero en fin, ¿a quién le importaba?

-Angelico... -le dijo una señora en sus sesenta años-. Llevas aquí mucho rato, ¿verdad, cielo? Te vi llegar y ya tienes hasta mejor cara, ¿cuánto llevas aquí, tres horas? -Isra estaba algo aturdido, pero consiguió asentir-. Animalico... ¿quieres que te dé un...?

-¡Carmen Gutiérrez! -gritó una enfermera.

-¡Ah! ¡Yo! Hasta luego, animalico, ármate de paciencia -repuso la señora, y se fue tras la enfermera pegándose patadas en la nuca.

E Isra se quedó solo de nuevo... o todo lo solo que podía estar en una habitación atestada de desconocidos y enfermos. Ya habían rociado a todos con ambientador del orden de tres veces, pero las ventanas no daban abasto y la habitación seguía tan cargada y maloliente como al principio, además de que nadie parecía dispuesto a atender a los numerosos carteles de "Silencio, por favor". Aquello era una prueba de resistencia, y si no fuera porque el muchacho tenía la mitad de la cabeza desconectada por la inactividad y la reacción alérgica, no sabía si la estaría llevando tan bien. El tiempo seguía pasando, hasta que...

-¡Imbécil, haz algo útil y ayúdame! ¡¿No ves que soy colectivo desfavorecido?!

Isra lo veía como si fuera una peli de David Lynch, pero algo consiguió captar. Una enfermera gorda y con el pelo pintado de turquesa chillón salió pegando gritos, y no paró hasta que un ancianito que rondaría los ochenta se levantó para sujetarle un papel delante de la cara.

-¡Israel Poveda! ¡Israel Poveda!

El muchacho intentó decir "yo", pero no pudo. En su lugar se levantó lentamente, y se acercó... le tomó unos segundos.

-¡¡ISRAEL POVEDA, OSTIAS!! ¡¿SE HA IDO ISRAEL POVEDA O QUÉ?! ¡¡ISRAEL...!

Isra llegó hasta ella, e intentó llamar su atención. Lo logró.

-¡¿QUÉ QUIERES, EH?! ¡¿NO VES QUE ESTOY LLAMANDO A ISRAEL POVEDA?!

-Señorita... creo que él es Israel Poveda -intervino el ancianito.

-¡¿Y POR QUÉ NO LO DICE?! ¡¿ES QUE NECESITA UN PUTO REPRESENTANTE?! ¡¡A TOMAR POR CULO YA, QUÉ HARTA ESTOY DE TODO!! ¡¡SÍGUEME!!

Isra obedeció haciendo caso omiso a la agresividad de la enfermera, no le quedaban muchas opciones. Cuando iba ya por mitad del pasillo por el que lo guiaba, se percató de algo inusual: la enfermera gorda del pelo turquesa no tenía brazos.

domingo, 24 de noviembre de 2019

Como la vida misma: 3



Lucía entró en la comisaría, con su enorme mochila cuadrada y un paquete que sentía casi igual de grande entre las manos. Sus ojeras rivalizarían con el bolsillo de una mamá canguro, pero era algo a lo que estaba ya acostumbrada. Al llegar, se dirigió al mostrador de recepción, y dejó caer el pesado paquete.

-Muy... buenas, soy la mensajera de de Tuvo. Les traigo un paquete... y tengo que recoger otro, a nombre de Manuel Pérez. Corre... prisa...

-¿Manolo? Mira, mira, ese que está saliendo de la sala de interrogatorios ahora mismo. -El agente de la ley señaló en una dirección que le resultó un tanto ambigua dado su intenso agotamiento. Por suerte, los gritos guiaron su mirada hacia el lugar indicado.

-¡Mira, flashed, que no te ralles tanto! ¡Que a mí me da igual quién atracara a quién, los cosplayers son sagrados! ¡Responde al maldito cuestionario, y si no te gusta, no me ralles más la cabeza y pírate!

-¡¿Que me pire?! Pero... ¡¿no estoy arrestado?! -Una desconocida y perturbada voz respondió al tal Manolo.

-¡Según la reforma 27 del 2032, artículo 13, párrafo 2 emoji de corazoncito con la lengua fuera, es ilegal retener a nadie en contra de su voluntad a menos que haya incurrido en un delito de la grandísima puta! ¡Camina hacia la puerta, y se abrirá sola! -Además de agotada, Lucía estaba algo asustada entre tanto grito, pero todavía tenía mucho trabajo.

-Esto... ¿Manuel Pérez?

-Me llamo -respondió con inusitada cortesía.

-Soy la mensajera de Tuvo. Debo recoger un paquete suyo... ya...

-Ah, sí. -El policía gritón caminó hacia su escritorio, y sacó unos cuantos papeles y un par de cajas pequeñas-. Mira, son para la sede de Foopple, pero no te preocupes que no corre prisa.

-A mí... todo me corre prisa... En mi trabajo... todo corre prisa... -Lucía sintió palpitar su ojera izquierda, mientras la deslumbraba la luz del habitáculo.

-Estos de Tuvo, siempre con quejas... Mira, que por lo menos tienes trabajo, ¿eh? Pues nada, si tanta prisa tienes, corre, que tengo mucho papeleo por delante con el flashed este.

Lucía hizo firmar a Manuel un par de sencillos formularios, cargó su mochila con lo que le entregaban, y salió disparada como alma que lleva el diablo... metafórica, y literalmente, pues sentía su alma más fuera que dentro de su desgastada carcasa. Una vez fuera de la comisaría, montó en su bici y puso en orden el GPS para la oficina de Foopple.

-Tu destino está a 15 kilómetros, mayoritariamente cuesta arriba. A menos... ¡que te decidas a hacer una paradita de nada para tomarte un café con tu cara dibujada! En tal caso, ¡desbloquearás la ruta Premium, que consiste en 2 kilómetros cuesta abajo!

¿Cuesta arriba? ¿Cuesta abajo? Ya nada tenía sentido. Lucía llevaba 9 días acarreando paquetes sin apenas descansar, poco le importaba el Premium o el Hostium, no podía pagarlos. Solo quería terminar el turno e irse a la cama... 3 días más, y se ganaría uno de descanso para dormir a pierna suelta. Quizás... hasta tuviera suerte, y acabara soñando con aquel muchacho tan guapo con el que coincidió una vez en la lavandería. "Mentalidad positiva, ¡tú puedes con esto y más!", resonaron las palabras del coacher de la empresa, desde un tiránico rincón de su cabeza. Puso en marcha la opción de 15 kilómetros mayoritariamente cuesta arriba, y empezó a pelearse con la caótica circulación de Madrid. Sí... tres repartos más, y podría irse a casa. Apenas tendría tiempo para comer antes de coger la cama, pero la idea la mantenía motivada. Dormir... dormir... dormir... Lucía solo escuchó un fuerte pitido, pero no sintió nada de lo que vino después.

domingo, 17 de noviembre de 2019

Como la vida misma: 2



-¡Se lo juro, señor agente! ¡Yo solo me estaba defendiendo! -El extraño agresor estaba de los nervios, y gesticulaba con fuerza desde el asiento trasero del coche de policía.

-A mí no me lo parecía, y tu rodilla en la nuca de un cosplayer no apoyará tu declaración en la station. -Elena, la joven agente de policía, se mostró inflexible.

-¡Pero por Dios! -Sonó un *blip*-. ¿Es que soy el único que se da cuenta de que ese quinqui tenía una navaja apuntándome al cuello? -Otro *blip*.

-Era solo una navaja en el suelo, chico -añadió Manolo, el agente varón, más mayor que su compañera.

-Claro, ¡porque yo lo reduje! Ustedes mismos comprobaron con ese cacharro que las huellas en la navaja eran de él y no mías, ¿hace falta más?

-En efecto. Desde la reforma de 2032 de Tolerancia Social, no es delito llevar armas blancas encima. Demasiada gente las consideraba edgy cool stuff y las usaba como complementos. -Elena se giró en su asiento-. ¿De dónde has salido tú? Hace muchos años de aquello, todo el mundo lo sabe.

-Eso quisiera saber yo, es todo tan raro... -El chico se secó el sudor de la frente-. Yo solo estaba yendo a la oficina... de pronto, un fogonazo, se me nubló la mente, y todo se ve... raro.

-Espera, chico... -Manolo se lo pensó un poco mejor-. ¿Un fogonazo y la mente nublada? Elena... a ver si va a ser un Iluminado. -Otro *blip*.

-Cómo se nota que coges pronto el retirement, y todo te importa una flying firetruck, senpai... Pero de todos modos, no te creas lo que cuenta, ya sabes cómo son los ciudadanos de conducta inadecuada.

-¡Criminales -*blip*-, coño -*blip*-, criminales! -*blip*-. Y sí, a ver, que son muchos los que se intentan librar con trucos rancios, pero no siempre va a ser mentira. ¿No has visto su ropa y la forma de expresarse? Hasta ha mentado a Dios... muchos indicios, ¿no?

-Eres muy naive, senpai.

-No entiendo nada... -añadió el agresor-. ¿Alguien puede explicarme lo que es un Iluminado? -Otro *blip*, y Elena se rió tímidamente.

-A ver, chavalote -empezó Manolo-. Si te digo que estás en el año 2059, ¿cómo te quedas? -El agresor abrió mucho los ojos.

-Imposible, no me lo creería... ¿Que cómo me quedaría? Tó loco, ¡loco!

-Ves, Elena...

-Qué dolor... ¿un flashed, de verdad?

-No entiendo nada...

-Explícaselo Elena, que tienes que coger práctica para estas cosas. Y por favor, todo en cristiano -otro *blip*.

Se levantó un aura de tensión en el coche, y la muchacha tomó aire.

-Está bien, allá voy -La policía se aclaró la garganta-. Estimado ciudadano, ante la sospecha de que puedas encontrarte en lo que se conoce como el colectivo flashed, debo evocar el artículo 57 de la reforma de 2058, párrafo emoji reloj sonriente. Una iniciativa de la empresa multinacional Foopple puso en jaque toda la estabilidad energética del planeta, e hizo que surjan episódicamente y por puro azar algunos rasguños en el tejido del espacio-tiempo. Son azarosos por definición, pero parece ser que son más frecuentes los puentes creados entre nuestro tiempo y los años 2019 a 2023, sin causa conocida. Al llegar a la stat... a la comisaría, se te harán algunas pruebas para contrastar tu versión y tu confusión con los protocolos establecidos. Si tu versión se ajusta a la realidad, se te considerará oficialmente un flashed, y se te dará toda la información necesaria para que puedas adaptarte al tiempo presente sin dificultades, incluyendo un subsidio temporal y una vivienda de protección oficial. ¿Alguna duda?

-Me he quedado en lo de "estimado ciudadano"...

-A ver, pieza -irrumpió Manolo, y se oyó otro *blip*-. ¿Has visto Regreso al Futuro? -El detenido asintió con la cabeza-. Pues has viajado al futuro como en la peli, solo que aquí no hay Delorean para volver. Pero como España te ama, pues te dará facilidades para que no te quedes en la mierda. ¿Comprendido?

-Qué poquito tacto tienes, senpai...

-Esto no puede estar pasando... ¿y mi familia? Y... y... ¡¿y mi gato?!

-Perdidos, lo siento. Para ellos desapareciste hace décadas. Tu familia seguramente te dio por muerto hace años, y tu gato cascó hace algo menos. -Manolo le pitó a un coche que no arrancaba aunque el semáforo estaba en verde, y se oyó otro *blip*.

-Esto no puede estar pasando... ¿Qué es eso del emoji reloj sonriente? -Manolo se partió de risa ante la pregunta, y se oyó otro *blip*.

-Ah, eso es fácil -dijo Elena-. Según la reforma 27 de 2025, artículo 4, todo funcionario que enuncie un texto legal tiene derecho a reformular los nombres de los artículos a su antojo, con objeto de no coartar su libertad de expresión. Muchos textos legales se llaman de formas divertidas para facilitar su comprensión y lectura. Como verás, los tiempos han cambiado mucho desde tu época... pero te adaptarás rápido.

-Esto no puede estar pasando... esto no puede estar pasando... ¡Me cago en Dios! -*blip*-. ¡¡ME CAGO EN DIOS!! -*blip*-. ¡¿QUÉ SON ESOS PITIDOS?!

-Según la reforma 34 de 2032, artículo 3-emoji gatito feliz-emoji brazo haciendo curl de bíceps, toda microagresión oral se computa para gamificar el día a día de los ciudadanos y motivar el buen comportamiento de los mismos. Tienes suerte porque todavía no estás en el sistema, pero yo de ti controlaría esa conducta tan fuertemente ofensiva cuando te fichemos, ciudadano. Como bien dice el artículo 4-emoji caca feliz-emoji flamenca bailando, de la reforma 3 de 2037, "no hay nada peor que ofender, colega".

sábado, 9 de noviembre de 2019

Como la vida misma: 1



Perico volvió en sí. No tenía muy claro lo que había pasado... ni siquiera había perdido el conocimiento, pero se sentía como si le hubiesen dado un puñetazo muy fuerte. Es decir, un puñetazo muy fuerte en cuanto a que se sentía aturdido, pero no le dolía, ¿qué había ocurrido? Se tomó un minuto para meditar sobre su escena: eran las menos de las siete de la mañana e iba camino del trabajo, como todos los días. A pesar de que el trabajo en sí mismo no le llenaba mucho, le gustaba aquel paseo matutino, pues vivía a quince minutos de su oficina y el fresco de aquellas horas le servía para despejar la mente y perderse entre pensamientos que no siempre eran igual de productivos, pero siempre entretenidos o incluso divertidos... pero el caso era que en aquella mañana la cosa había sido diferente. Mientras caminaba por el borde de la carretera -su oficina estaba en el extrarradio-, un extraño destello se había materializado en mitad de su camino. Nada razonable le daba explicación para aquello más allá de las numerosas horas que había pasado entre series y pelis de ciencia ficción, pues si alguien le hubiese puesto una pistola en la cabeza y lo hubiera obligado a darle algún nombre a lo que vio, no habría tenido ninguna duda sobre lo que responder: un desgarro en el tejido del espacio-tiempo. Sí, Perico era un poco friki... pero aun así, aquello que se materializó ante él, y que le provocó ese estado de aturdimiento del que empezaba a salir, se parecía demasiado a lo que había visto aquí y allá surgiendo de la cabeza de numerosos guionistas, no todos igual de brillantes. Se llegó a plantear si había viajado en el tiempo... pero lo descartó rápidamente, pues era obvio que todo seguía igual: la misma carretera, el mismo camino de siempre, el mismo edificio del gobierno esperándolo tras tres rotondas... y sin embargo, una nueva y extraña sensación lo embargó mientras hacía lo posible por terminar de descartar tan disparatada idea. Ese tío con tan mal aspecto que se le aproximaba de frente... ¿vestía un kigurumi rosa?

-Eh, amigo -comenzó el desconocido-, ¿tienes mil pesetas?

-¿Que si tengo qué?

-Mil pesetas, que no me llega para el autobús.

Perico vio por dónde iba aquel individuo pero... ¿pesetas? El joven funcionario contestó con un gruñido a modo de negativa descortés y trató de continuar su camino dando un paso hacia la derecha pero... el raro portador del kigurumi rosa lo siguió como si de un paso de baile se tratara, y de nuevo le bloqueó el camino.

-Eh, que te estoy hablando -Perico tomó aire-. Mil pesetas, hombre, seguro que tienes por ahí.

-Mira tío... no me vaciles, que es muy temprano para estas cosas.

-¿Que no te vacile? ¡Mira, mira! ¿Encima te vas a poner borde?

El pintoresco quinqui metió la mano en una rendija de su pintoresca vestimenta, y antes de que Perico pudiera pensárselo dos veces, tenía una navaja apuntándole al pecho. La navaja, sin embargo, no era nada pintoresca.

-¡Venga, venga, maleducado! ¡Dame lo que lleves encima!

-En serio, tío... -Perico suspiró-. Vale, cosa por cosa... no nos pongamos nerviosos, ¿vale?

-¡¿Nervioso yo?! -El raro asaltante zarandeó la navaja como si fuese un puntero láser-. ¡¿Primero me dices que no te vacile y ahora me llamas loco?! ¡¿De dónde has salido tú?!

-¿Y tú? ¿De dónde sales tú? ¿Quién intenta atracar a alguien con un kigurumi rosa a las siete de la mañana?

-Mira... miraaaa... Me estás calentando ya, ¿eh? ¿Ahora resulta que no puedo llevar la ropa que yo quiera o que no puedo madrugar mucho? ¡¿Y qué es eso de atracar?! Yo solo te he pedido mil pesetas.

-Sí, esa es otra... ¿Pesetas?

Perico no entendía nada. Por suerte, tenía en su haber algo de picardía y sabía salir de situaciones como aquella, motivo por el cual aún mantenía la calma. De manera casi inconsciente, miró por encima del hombro del estrafalario asaltante. El truco más viejo del libro funcionó... siempre lo hacía. En lo que aquel indeseable desvió su atención, Perico puso en acción lo que había aprendido de su maestro de kick-boxing, y lanzó volando la navaja con una patada circular exterior. Antes de que el esponjoso individuo tuviera ocasión de reaccionar, Perico lo lanzó al suelo con un barrido, le dio la vuelta, y lo inmovilizó poniendo una rodilla sobre su nuca.

-¡¡AAAAYYY!! -gritó el asaltante asaltado-. ¡¡ABUSO, VIOLENCIA!! ¡¡UN LOCO ME GOLPEA Y OFENDE MI INTEGRIDAD FÍSICA!!

-Me cago en mi vida... De verdad, ¿de dónde sales tú?

Como si de una serie cutre de sobremesa se tratase, Perico empezó a escuchar sirenas a pocos metros de allí. Un coche multicolor asomó desde la rotonda más cercana, y no tardó en derrapar de forma espectacular hasta quedar a un metro de ambos, asaltante, y asaltado. Un hombre y una mujer con uniformes igual de coloreados salieron corriendo del ruidoso coche, y apuntaron en dirección a Perico con... algo que no supo reconocer, pero que sin dudas debían ser pistolas, o algo similar.

-¡Señor agente! -comenzó Perico-. ¡Gracias a Dios, este tío me ha intentado atra...!

-¡RESPETADO CIUDADANO! -lo interrumpió la mujer-. ¡POR FAVOR, SIN PERDER LA COMPOSTURA, Y SIN SENTIR SU INTEGRIDAD SOCIOMORAL COMPROMETIDA, APÁRTESE DE ESE COSPLAYER Y AGUARDE DE PIE HASTA QUE EDUCADAMENTE SE LE SUGIERA LO CONTRARIO!

De nuevo aquella sensación... Perico sintió como si le hubieran dado un tortazo muy fuerte, pero... no era aturdimiento, sino confusión. ¿Estaban hablándole a él? El joven funcionario sacudió la cabeza e hizo lo que "amablemente se le sugería".

domingo, 3 de noviembre de 2019

Hoy odio mi trabajo.


>>Hace tres días...
>>Estoy de guardia, atento al móvil por si suenan alarmas.
>>Suena una alarma. Problema de oxígeno en una sala.
>>Hory shiet.
>>Cojo el portátil de guardia para hacer asistencia remota.
>>Sale un nivel insano, un bug evidente.
>>Juego un poco con los botones, se arregla.
>>...Vuelve a sonar.
>>Lo vuelvo a arreglar.
>>...Así hasta 3 veces. Solucionado, deja de dar por culo.
>>Día siguiente, voy a hacer la guardia.
>>Vuelvo a casa, como todo tranquilo.
>>...Suena la alarma, temperatura excesiva en la misma de ayer.
>>...Hory shiet.
>>Consulto a la jefa. Que controle la temperatura y vaya a resetear la enfriadora si no se arregla.
>>...Me toca volver en esa tarde
>>En efecto, la enfriadora de agua no funciona bien.
>>La reseteo.
>>...No se arregla.
>>Que controle, que llame al técnico de guardia.
>>Que seguramente será el gas. Vendrá el lunes para recargar.
>>Subo la consigna para que no dé por culo. Dos horas perdidas. A esperar...
>>La noche; Fede durmiendo.
>>........Suena la alarma.
>>Temperatura excesiva en otra sala.
>>Toca ir...
>>La enfriadora directamente no funciona.
>>Llamo al técnico de guardia.
>>Viene, se pone manos a la obra.
>>Hace unas pruebas. En el proceso, funde 3 fusibles.
>>No lo puede arreglar, necesita pedir unas piezas.
>>Hay que esperar al lunes...
>>Y aquí estoy, rezando por que no se estropee una tercera máquina en poco tiempo.
>>...Puta mierda.