jueves, 16 de enero de 2020

Elevados estándares.


>>Día intensito en el curro.
>>Vuelvo a mi puesto a última hora.
>>Miro el móvil: petado de notificaciones.
>>Entre ellas, una llamada perdida.
>>Número desconocido, de prefijo 91 (Madrid).
>>Tal como lo miro, vuelve a sonar.
>>Mismo número, lo cojo.
>>"¡Hola mu benas, mi boble Jon! ¿Co quén tego flasé dablá?"
>>"¿...Perdón?"
>>"¡Hola mu wenas, mi noble es Jon! ¿Co quién tengo plasel de hablá?"
>>"Emmm... no veo necesidad de decirle mi nombre, caballero".
>>"¡Oh! ¡Primero, pelmita desil-le que mucha grasia por su tempo, é usté mu considelado po atendem-me!"
>>"..."
>>"Llamo dael-la jeguro buscá, ¡quero oflesere la mejó..."
>>[La línea se entrecorta, no oigo el resto]
>>"¡¿...Perdón?!"
>>"Llamo dael-la seguro bulcá, ¡quiero oflesé la mejol cubiertera dercado!"
>>"¡¿...KHÉ?!"
>>"Llamo-de-A-des-las, se-gu-ros-bucales. ¡Qui-e-ro ofleséle la me-jol cu-ber-tu-ra de mer-ca-do!".
>>"Ah... mire usted, le voy a ahorrar su tiempo y el mío de paso, pero ya tengo dentista y es familiar".
>>[...Silencio incómodo]
>>"...Y por lo tanto, no voy a comprar nada, que tenga un buen día".
>>[...Otro silencio incómodo]
>>[...El publicista de sabrosura creisicura de Adeslas cuelga sin mediar más palabra]

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