Voy con otra de mis publicaciones de racionalidad vs. sentimientos. Muchos habremos oído esta frase o variantes, ¿verdad que sí? "Si quieres convencer a alguien de algo, debes hablarle en su mismo idioma". Obviamente, esto no se refiere al idioma en sí (que también puede tener su mijita de importancia...), sino a la parte más emocional de la conversación.
Me explico.
Todos hemos sido jóvenes en una mayor o menor medida, o mejor dicho para el caso, adolescentes. ¿Recordáis esos tiempos tan tremendamente idiotas en que nos esforzábamos por no salirnos del tiesto y decir siempre frases puramente emocionales que encajaban con nuestro círculo? Todos hemos dicho (y seguimos diciendo, pero ya menos forzado) un "es la caña", "ostiacopón", o variantes marcadas por el círculo social correspondiente. Cuando yo era chico, en mi barrio estaba de moda decir "qué mafia" de alguien que era el puto amo. ¿Hoy? Daría vergüenza ajena escuchar esas dos palabras xD. ¿Y sabéis qué? Que no hace falta que sea hoy, habría bastado con el paso de unos meses, o quizás años. Y sin embargo... aquí tengo una anécdota graciosa para compartir: 2015, estaba yo estudiando en Lugo y ya andaba yo por la quinta de los puretones dentro de la universidad. Vi a unos chavales de 5º de carrera hablando entre ellos, y cuando hablaron de alguien que era un puto amo, dijeron un "qué capo...". Me costó dios y ayuda no partirme el ojete delante de ellos, pues me caían bien y tampoco era plan. ¿No es mucha casualidad que en Sevilla y en Lugo, con una diferencia de unos 10 años, se haya dicho "qué mafia" y "qué capo"?
Pero bueno, eso era un dato aislado y no me quiero ir por las ramas.
Poneos en la psique del que érais cuando teníais 13-15 años. Imaginaos que el típico chaval de 30 y tantos que venía a dar alguna charla sobre civismo o, peor aún, sexo, viniera a intentar "hablaros en vuestro idioma", pues verdaderamente se esforzaban por intentarlo. En aquel entonces, muchos de nosotros teníamos la personalidad de un borrego bastante indeseable, y no me refiero a que fuésemos necesariamente malas personas. Sencillamente no sabíamos nada sobre lo que era una tribu social, y nos encerrábamos en la nuestra incluso sin saberlo, por lo que escuchar a un pureta de 30 tacos decir un "¡cómo mola, tío!" tenía más posibilidades de desacreditarlo a nuestros ojos, que de hacer lo contrario. Y es así, no tratéis de negarlo. Horrible, pero así. Ahora... tratad de extrapolarlo a un contexto social más relevante que el de unos niñatillos de instituto.
Pensad en esos adorables personajillos de las series de la tele, los pandilleros. Sí, sí... esa gentuza que vive bajo la filosofía del "yo contra el mundo". Típica escena: va un policía a investigar un marrón, se pone a preguntarle a los pandilleros, y todos se callan como putas. Claro, porque ellos están involucrados de alguna manera. Lo peor no es el hecho de que se lo callen (que ya es bastante malo, pero comprensible), sino que seguramente sacarán a relucir toda su hostilidad diciéndole borderías al policía, o sacándole burlas. El policía, según qué personaje sea, tomará uno de entre dos cursos de acción: si es protocolario y correcto, se cansará de perder el tiempo y se irá por donde ha venido; si es más tipo Harry el Sucio, entrará en sintonía con esa gentuza y, lo habéis adivinado, "hablará en su mismo idioma", que no es otro que el idioma de la fuerza. Con un poco de suerte, y sabiéndose protegido por la ley, el Harry el Sucio se pondrá a partir dedos, a repartir mamporros y/o a hacer chantaje hasta que los pandilleros dejen de reírse y alguno cante. Hablar en su mismo idioma, finalmente, tuvo su efecto.
Vamos con otro caso que nos pilla más de cerca. Que levante la mano quien no conozca a una persona que cuando escucha "comunismo", se pone de uñas y piensa automáticamente en un sistema totalitario y corrupto que no cumple con la definición de comunismo. ¿Qué creéis que puede convencer mejor a esa persona, una exposición de argumentos y hechos, o un vídeo de Whatsapp en el que salga el político de turno, chillando y dando golpes en la mesa mientras le da todo lo que esa persona desea oír (que además, casualmente, serán frases de moda muuuy preconstruidas)? Dicho de otra manera, ¿es su idioma lógico y racional, o emocional e improductivo?
Antes de cerrar, quisiera dejar caer una última idea. Normalmente, la gente que entiende mejor el lenguaje emocional que el lógico, tiende a perderse mucho más cuando se encuentra en una multitud. Aunque por supuesto que depende de la persona, la gente que se encuentra en este estado mental suele volverse más receptiva a argumentos lógicos en un "tú a tú" que en una reunión de amigos, ya que al fin y al cabo somos animales tribales y a la mayoría nos encaaaaanta el postureo. Si conocéis a alguna persona así que os importe, y que no deseéis que se acabe convirtiendo en un auténtico bufón, mi consejo es que os lo llevéis a un rincón de vez en cuando y lo hagáis razonar. De otra manera, y dado que es improbable que seáis su padre como para castigarlo sin móvil... poco a poco irá convirtiéndose en una persona que es difícil de tomar en serio.
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