FEDERICADAS
Blog de temática diversa, según los intereses y la obra de un servidor.
domingo, 25 de abril de 2021
martes, 20 de abril de 2021
La alegoría del padre, el hijo, y el tortazo
Caso hipotético uno: imaginad cien hogares familiares, con cien padres, y cien hijos pequeños (tipo 3-4 años, etapa esponja mental). Cada uno de esos cien padres, en un momento dado, le dice a su propio hijo "te voy a enseñar una lección", y va y le propina un tortazo. No hace falta que sea una piña a rodabrazo ni nada que pueda considerarse un maltrato gore; simplemente, le da un tortazo. La escena hipotética podría o no repetirse a lo largo de varios días, pero creo que todos estaremos de acuerdo con lo siguiente: de los cien niños, una mayoría aprenderán la lección de que, si no están alertas, se pueden llevar un tortazo. Si la escena hipotética se repite, probablemente el número de "lecciones aprendidas" aumentará exponencialmente.
Caso hipotético dos: imaginad que después de un par de años (los niños todavía son esponjas), esos cien padres se van a sus respectivos hijos, y les dicen "lo que te hice hace dos años era solo un experimento, nunca más voy a pegarte; puedes dejar de estar en guardia delante de mí". Precioso, bonito, muy romántico todo -y sigue siendo muy hipotético. Los cien padres, en efecto, cumplen con lo dicho, y no vuelven a pegarle a su vástago nunca más, salvo a alguno que diga alguna cochinada en la mesa. Ahora yo os pregunto: teniendo en cuenta que en pocos días, casi todos esos niños aprendieron a estar alertas cada vez que veían a su padre cerca, ¿cuántos de esos niños desaprenderán esa conducta? Alguno, no lo dudo. ¿Una mayoría que crecerá de forma exponencial a cada día que no se lleven un tortazo? Eso, sí lo dudo. Probablemente, la mayoría tardaría meses o años en volver a ver a sus padres con los mismos ojos inocentes, a pesar de seguir teniendo esponjas cerebrales.
Es muy básico lo que vengo a contar aquí, y sin embargo, es algo que a la mayoría se nos olvida: lo negativo se aprende rápido, y se notifica rápidamente; lo positivo se tiende a ignorar. Forma parte de la naturaleza de los animales, pues si algo te hiere o te sienta mal, tratarás de hacérselo saber a tu tribu para que aprendan, y para que se puedan adaptar a tiempo. Por el contrario, si algo bueno te ocurre, no tendrá -normalmente- la misma repercusión, pues a menos que estés descubriendo la pólvora, tu grupo social tenderá a desconfiar de lo nuevo. Lo nuevo da miedo a menos que esté envuelto en una caja de regalo tan, TAN bonita, que te permita sobreponerte a tu propia programación genética.
¿Por qué cuento esto? Primero, porque me gusta soltar filosofadas y plantear hipótesis, ya lo sabéis. Segundo, porque quiero que dejéis de echar mierda por redes sociales, ya no vivimos en el medio natural, y esta clase de medidas ya no tienen fines productivos. Tercero, porque quiero que dejéis de echarle cuenta y de repetir los mensajes de odio de los más mediocres. Sí, esos a los que luego votáis. Y sí, sé perfectamente que esto es también una manera de echar mierda, pero es sutil, divertida, y pienso que es más constructiva que destructiva.
viernes, 12 de marzo de 2021
La peor prisión
La imagen de cabecera me encanta porque es muy representativa de un cambio que se está dando cada vez más en nuestra sociedad. Todos hemos visto esas campañas publicitarias de chichinabo, ¿verdad que sí? "No pienses tanto las cosas"; "siente con intensidad"; "siente, vive, ¡sé feliz!". Obviamente no estoy queriendo decir que "sentir" sea algo malo, ni que se deban pensar las cosas hasta la extenuación (que tampoco es algo bueno), pero como para casi todo en esta vida, en el punto medio está la virtud. Como creo que ya he dicho en alguna ocasión, me gusta representar a la racionalidad como la parte de nuestra mente que lleva a la productividad, mientras que la emocionalidad es la que nos empuja a nuestra animalidad y mediocridad salvo casos excepcionales (desde un punto de vista productivo, pues también es la que alimenta nuestra felicidad y nuestra tranquilidad). No me apetece ahondar mucho en estos puntos porque ya lo he hecho en otras ocasiones, de modo que lo abordaré de una manera más práctica, con un caso hipotético. Aclaro de antemano que el caso hipotético va a estar exagerado, pero lo haré así para darle más vidilla.
Imaginemos que Charo (personaje ficticio, pero nombre escogido a posta) un día se levanta con ganas de... poco. Sencillamente coge el móvil, empieza a tirarle para abajo al Facebook, y se queda quieta en un anuncio random con muchas caras sonrientes, jóvenes saltando, y rayos de sol. "Sé feliz, siente cada día como si fuese el último, ¡no pienses en el mañana, que vives en el hoy!". El caso es que ese día Charo está muy receptiva, y por algún motivo el anuncio random le cala muy hondo. Charo tenía un examen de la facultad en un par de semanas; no era un examen difícil, pero se lo quería preparar con tiempo... hasta que vio el anuncio. "Jo, ¡qué rollo!", se dice Charo. "A mí lo que me apetece es sentir y ser feliz, estudiar solo me causa aburrimiento en el hoy", se insiste Charo. Resumiendo, Charo no llega a presentarse al examen porque dejó pasar los días yéndose de cañas y/o acariciando a su gato. Lo que Charo no sabía era que aquello solo sería la punta del iceberg de una cadena de acontecimientos que le vendrían a lo largo de los años, o mejor dicho, una cadena de acontecimientos que ella decidió aceptar.
A base de suspender, Charo se dijo que no servía para estudiar. La carrera la frustraba, y decidió dejarla porque estudiar no le daba felicidad "en el hoy". "Mucha gente se ha hecho rica dejando los estudios, eso no sirve para nada". Al principio estaba algo motivada a encontrar trabajo; "aunque sea algo pequeñito, se empieza por abajo", se dijo. Su primer trabajo (que le tomó meses encontrar) fue en una cadena de comida rápida. Los primeros días fueron bien... muchas meteduras de pata, pero como era la nueva y sus compañeros eran pacientes, no hubo demasiado problema. A la tercera semana, sin embargo, la gente empezó a hartarse de que no estuviese al nivel de exigencias que se le pedían. A la cuarta, lo dejó. "Este trabajo es una mierda, el encargado me habla mal y me hace sentir mal", se dijo Charo. "Si me siento mal, es que está mal", se insistió Charo. A medida que el tiempo la fue convirtiendo en una parada de larga duración, se vio con 20, con 23, y con 25 años. El sofá ya tenía la forma de su culo; el mundo laboral era cruel e incorrecto, pues no respetaba su forma de ser, no la dejaba ser feliz "en el hoy"; algunos de sus amigos empezaban a tener trabajos mejores o peores, a subir fotos de sus viajes a China y Polonia posando como los del anuncio random. "¡¿De dónde sacan el dinero?!", se preguntó Charo. ¡Qué SUERTE tenían algunos!
Y bueno, por resumir, Charo siguió su vida sin llegar a nada, pensando que todo estaba mal salvo ella, y echando pestes de todo. Nunca quiso volver a aprender ni a esforzarse, no consiguió mantener un trabajo por más de dos o tres meses, y cuando sus padres dejaron de poder cubrirle las espaldas, se vio sin nada... bueno, sí tenía algo: una adicción a sentir. ¿El problema? En su situación, lo que más a menudo sentía era frustración y cabreo, y en aquella espiral autodestructiva de solo sentir y nunca pararse a analizar, acabó siendo una de tantos cuyo deporte favorito es sobrevivir con cuatro perras pagadas en negro. Al llegar a los 65 (porque logró sobrevivir mucho así), se vio sin nada cotizado, y su respuesta fue "ayyy pobrecita yo, que el Estado no me paga una jubilación en condiciones, ¡con todo lo que me he esforzado!".
No quiero que esto parezca una crítica a muchas personas que llegan a la jubilación con una mano delante y una detrás, pues ciertamente hay muchísimas personas que SÍ se han esforzado y acaban comiéndoselas la mierda porque, en efecto, en nuestro país hay muchas cosas mal montadas. A donde quiero llegar es a informar sobre ese bucle tan peligroso y dañino que nos venden las grandes empresas de publicidad: "siente, siente y siente", que en traducción a un mundo no idealizado, significa "consume, consume y consume". Haciendo un resumen (reconozco que esta publicación me ha salido un poco improvisada), si te centras en el "siente todo lo que puedas", eso te hará un mediocre de larga duración. El mediocre de larga duración tenderá a trabajar peor, pues es menos competitivo. Siendo poco competitivo, no conseguirás o conservarás un buen trabajo. Cuando veas que la vida no es como te la vendieron, te frustrarás. Y... esa frustración sinergizará de una manera pasmosa con tu hiper-entrenada capacidad para sentir, una combinación que como podrás deducir, no será la más bonita, ni la que te vendieron en el anuncio random. Y un ciudadano frustrado y cabreado, no solo será alguien que resta mucho y que aporta poco, sino que además será alguien que encuentre increíbles facilidades a la hora de justificar sus peores praxis cívicas ("¡¡eso no pasa ná, lo hace todo el mundo!!").
viernes, 26 de febrero de 2021
Educación académica vs. social
Voy con uno de esos "granitos de arena" de los que me gustan, mensajes concisos que, pienso, toda persona de bien debería tener asimilados en su cabeza. Cualquiera que me conozca un poquito me habrá oído decir que uno de los principales problemas de España (y en general del mundo civilizado, pero aquí más) es lo lamentable de la educación. Que sí, que la investigación y la sanidad también están muy mal, pero lo que de verdad rige sobre todo lo demás al final, es la educación. Una educación mediocre creará políticos mediocres, y estos tomarán decisiones mediocres que joderán todo el resto de asuntos importantes.
Ahora voy a incidir en una cosa que parece crear algo de confusión en según qué personas. Cuando yo hablo de que "falta educación" no me refiero solo a la educación académica (que también), sino a la educación social. Que sí, que todos hemos visto los vídeos del YouTube en los que algún iluminao saca el micrófono y todos nos reímos de la española que no sabe que Madrid es la capital de España, pero aunque tengo entendido que la cosa va a peor (parece ser que la crisis de la COVID-19 ha hecho que se repartan muchos aprobados generales y demás aberraciones), lo cierto es que la educación académica no es TAN mala como cabría esperar, atendiendo a resultados. Los recién titulados salen como es normal que salgan: sin experiencia (que adquirirán cuando empiecen a trabajar) y con muchos conceptos en la cabeza dándose patadas a los que ya irán dando forma.
Pero insisto, esto no es a lo que yo me refiero cuando hablo de "falta de educación". Obvio que la educación académica es fundamental, pues es la que te va a servir para llevar a cabo tus funciones profesionales, por así decir, durante 8 horas al día (el 33% de tu tiempo de vida útil sin contar vacaciones, que se dice pronto); pero, ¿y la educación social? No es lo mismo sujetarle la puerta a un anciano porque así le estás haciendo un favor, que hacerlo por quedar bien; no es lo mismo pagar impuestos sabiendo que sirves a un bien común, que por miedo a acabar en chirona; no es lo mismo votar a un político porque "chilla muy bien" y dice lo que te deja la oreja calentita, que porque propone cosas (en su programa electoral, no en su discurso político) que se alineen con los intereses y necesidades del país.
La educación social, que es algo complejísimo, y que bien requiere de años de ESFUERZO ACTIVO DIARIO para lograr un verdadero crecimiento personal, es lo que te hará distinguirte entre un ciudadano que obtiene satisfacción por servir al desarrollo de su especie (porque no olvidemos que cada día se diluye más el concepto individualizado de nación), o un mierdaseca que solo hace cosas buenas cuando tiene miedo a llevarse una multa. La mentalidad del susodicho mierdaseca, que como ya he dicho en infinidad de ocasiones, no tiene por qué ser "mala" de por sí, sencillamente es nuestra naturaleza más emocional y primitiva tirando para atrás, restándonos productividad, y haciéndonos velar por los intereses de uno mismo a base de pereza y mediocridad, y que buscará justificarnos constantemente por el poder de las excusas más apestosas ("lo hace todo el mundo", "nadie me mira, así que puedo", o el clásico "en negro cobro más", seguido de "no me ha quedado pensión, qué desgraciado soy...").
El tema está en que la educación social no viene en los libros de lengua y literatura, o de matemáticas, sino que es algo que se enseña en las casas de pequeño y no todo el mundo tiene la misma suerte con los padres que le tocan. Reconozco que no sé cómo está ahora mismo el elenco de asignaturas en los colegios e institutos, pero recuerdo que hace ya bastantes años (cuando estaba aquel individuo que llamaban ZP) se quiso introducir una asignatura en los colegios llamaba "educación a la ciudadanía", y que generó muchísima controversia porque en según qué sitios se quiso utilizar para adoctrinar a los futuros ciudadanos y cosechar votos desde las cunas (lo cual, huelga decir que es repugnante). De otra parte, la educación social también se puede conseguir por cuenta propia de la manera que dije antes: por esfuerzo activo diario una vez empiezas a ser independiente. Pero claro, si de pequeño no te han inculcado una mentalidad de esfuerzo, y si te sobresaturan la mente a base de redes sociales, vídeos de 2-3 minutos (que 4 ya son muchos), memes, y aplicaciones de quita y pon en el móvil, ¿cómo demonios podrías esperar que salga de ti el cultivar la mente? Sencillamente no tiene sentido.
Y como no quiero que se me eternice la publicación, desde la comodidad de mi silla mando una propuesta que nadie con capacidad de decisión en el tema leerá: invertir más en educación, con vistas a poner en plantilla a profesores mejor formados, más motivados, y con ganas de arreglar las cosas; profesores dispuestos a romper esquemas y a luchar por meter una o dos asignaturas útiles en cada año académico para amueblar cabezas. Saber multiplicar, y saber que la mitocondria es la central energética del organismo está muy bien, pero hay que saber distinguir entre las disciplinas académicas que van enfocadas a una cultura general (las que te dan quesitos del Trivial, como historia, lengua, biología...), las que van enfocadas a una especialización y a la obtención de competencias útiles en tu futuro (niveles más avanzados de muchas asignaturas), y las que sirven para amueblar la cabeza y desenvolverse como ciudadanos (como ética, filosofía, o incluso economía, la cual no tuve ocasión de estudiar hasta que llegué a un máster).
miércoles, 3 de febrero de 2021
jueves, 28 de enero de 2021
No me da la vida...
sábado, 23 de enero de 2021
Principales problemas de la universidad
De manera fortuita, me he puesto a escribir un comentario en un vídeo de YouTube y para cuando me he dado cuenta resulta que estaba escribiendo una federicada en toda regla. Dado que tengo el blog bastante abandonado y me parece una idea cojonuda para marcarme un 2x1, voy a copiar-pegar lo que he puesto allí; espero que os haga pensar y os sea útil de alguna manera:
[...]Diría que la universidad tiene a día de hoy tres problemas principales:
-El primero y más importante, el hecho de que se asocien las ideas de "universidad", "investigación", y "docencia" de manera categórica. No tiene ningún sentido que se dé por hecho que alguien que sabe mucho sobre un tema (un investigador) sea la persona adecuada para transmitir esos conocimientos. Es más, pecando un poco de simplista, diría que es un enfoque equivocado en la mayoría de los casos, ya que el perfil psicológico del investigador tradicional (la rata de biblioteca de toda la vida) es TOTALMENTE OPUESTO a lo que debe tener un buen docente, que son buenas capacidades de comunicación, motivación y empatía. No digo que todos los profesores de universidad sean malos enseñando, ojo, pero cualquiera que haya pasado por la universidad sabrá de lo que hablo si digo que cuando terminas, recuerdas a 5 buenos profesores, 40 que fueron muy "meh", y otros 40 que fueron nefastos y que te hicieron odiar su asignatura; esto último, de hecho, es muy grave, pues hacer que un alumno odie una materia académica va a hacer que no se interese por ella y que cierre puertas a desarrollarla cuando tenga el título, algo totalmente opuesto a lo que debería hacer la universidad. Solución a esto: no obligar a los investigadores a impartir un número de clases al año, y tener docentes reales contratados por departamentos y/o facultades.
-El segundo, más obvio en España y países como este: la picaresca más rancia. Esto habla por sí solo: si no tienes dinero para pagar una beca, no ofrezcas puestos de doctorando, pues en vez de un doctorando, lo que tendrás será un esclavo, literalmente un esclavo. Y eso es ilegal, inmoral, jodidamente mezquino, y está tristemente generalizado. ¿Quién no ha oído de las penurias económicas que pasan los doctorandos? No debería permitirse que haya cientos de chavales echando 5-7 años de vida, trabajando 8-12 horas diarias, cotizando por 2 o incluso trabajando de gratis, y que al final todo lo que se lleven es curriculum y/o un título. Solución a esto: educación cívica, hacer lo posible por que un jefe de departamento no acabe siendo un negrero. ¿Tu departamento no puede cumplir objetivos porque te falta personal? Quéjate a los de arriba para que inviertan en investigación, no explotes a chavales porque sea más fácil.
-El tercero, que viene de la mano de los estudiantes y en parte lo has explicado tú: la universidad debería ser algo recíproco, y no verse como un periodo de tiempo que tiene como objetivo conseguir un título. Si el estudiante va pensando que tiene que aprobar en vez de aprender, mal vamos. Yo mismo cometí el gravísimo error de terminar la carrera pensando que hacer prácticas en empresas era una tontería que solo servía para llenar créditos... pero es obvio que en el fondo no era más que mi pereza/mediocridad tomando el control. Una cosa que cambiaría radicalmente si se me diese la oportunidad de volver atrás en el tiempo, pero vaya que si he aprendido... Solución: nuevamente, educación; enseñar a los chavales el para qué van a la universidad DE VERDAD, que es la adquisición de conocimientos y competencias. El título, aunque útil, es secundario.