sábado, 16 de junio de 2018

Sobre ignorancia y ciencia

Muy buenas. En esta que va a ser, aparte de la introducción, la primera de (espero) muchas publicaciones, voy a hablar sobre los temas que la encabezan. En el mundo en el que vivimos, del que no hará falta que diga mucho para que se entienda por dónde van a ir los tiros, la información se vuelve cada día más importante y poderosa. Vemos día tras día cosas como menús infantiles con galletas petadas de azúcar, ancianos que se creen que con un paseo de 10 minutos tienen bastante para cuidar su cuerpo, y animalistas que se creen que el medio natural es inocuo para el bienestar de sus habitantes. Así pues, ¿cuál es la raíz de estos males? Fácil de decir: la ignorancia. No voy a descubrirle a nadie la pólvora, y no le voy a decir a nadie que para salir de esa ignorancia haga falta hacer una carrera, un máster, y un doctorado, pero sí que quiero poner aquí mi granito de arena para solucionar un problema que, pienso, es bastante grave a día de hoy, que no es otro que el de saber qué información es buena, y qué información es mala.

Ayer mismo vi una cosa que me puso los pelos de punta: un fragmento de una entrevista en la que un tipejo con traje decía (palabras no literales) que un toro de lidia no sufría durante el toreo porque, en el fragor del "combate", sus nervios se tensaban, y eso hacía que pasasen 20 minutos hasta que pudiera percibir la sensación dolorosa. Para más inri, añadía que eso estaba estudiado y probado por los científicos... en fin. Por si acaso alguien está taaan desorientado como para preguntarse sobre esto, no, esto no es cierto, pues las transmisiones nerviosas son uno de los mecanismos fisiológicos más rápidos que existen en la naturaleza, mediados por electricidad, y potenciados por determinadas estructuras que hay en los nervios de los cuales no voy a hablar ahora mismo. Como no quiero que me salga un post enorme e imposible de leer, acortaré.

Casi todos lo hemos vivido: mamá nos manda un whatsapp y nos sale una publicación DIVULGATIVA en la que nos sueltan un trocito de caca envuelto en un papel cutre de supuesta verdad (y eso cuando no es una noticia de hace 5 años...). Y no hace falta irse al whatsapp ni a las entrevistas de la tele: todo el puñetero mundo está que se viene abajo de información falsa, ya sean mentiras inmorales (sí, en pleno s. XXI todavía existen los estafadores) o distorsiones de la realidad que, en muchas ocasiones, ni siquiera se hacen con mala intención. ¿A qué podemos hacer caso? Sintiéndolo mucho, no hay una respuesta fácil para esto, pues no hace más que unos años desde que echaron a un investigador de una universidad española por inventarse los datos de sus investigaciones. No obstante, y atendiendo al sentido común, sí que puedo recomendar de una manera bastante fiable lo siguiente: si quieres la verdad de algo, busca muchas fuentes diferentes sobre lo mismo y contrasta la información para sacar conclusiones fiables. Si lo que quieres es basarte en una sola fuente... solo puedo recomendarte que busques un texto científico. Un servidor, que se considera relativamente bien informado (y matizo el "relativamente"), tardó casi 25 años de vida en aprender lo que era realmente la ciencia, y el cómo funciona. Y es que aquí es donde viene la madre del cordero: ¿qué es un texto científico? No, amigos míos, un texto científico no es una entrada de blog en "I Fucking Love Science" (si bien este blog, que en parte recomiendo, suele apoyarse en fuentes científicas para sus publicaciones). Un texto científico es un artículo de puño y letra de un investigador, compuesto de un resumen, una introducción, un material y métodos, unos resultados, una discusión, y unas conclusiones (según el artículo, puede ser que falte alguna de esas partes), y no suelen ser precisamente lecturas divertidas y suaves. Lo lógico, dado que son artículos que necesitan captar la atención de una buena revista científica, es que sean textos altamente técnicos, espesos, enrevesados y, en muchos casos, redundantes en terminología. ¿Qué tienen de bueno, entonces? Pues que a menos que el investigador sea un chapucero o un mentiroso sin escrúpulos, debe relatar paso a paso todo lo que ha hecho, desde la cantidad de fotos que tomó, hasta los tiempos y temperaturas en las que realizó su experimento. En otras palabras, aunque los errores humanos existen, un texto científico encierra VERDAD en su estado más puro, basada en un protocolo experimental, en un empirismo, y en el principio de la repetibilidad (esto es, poder trasladas unas condiciones a cualquier parte, y obtener unos resultados idénticos).

En base al párrafo anterior, añado que para realizar investigaciones SERIAS hacen falta dinero, personal, tiempo, y profesionalidad. Hay algunos reactivos laboratoriales que cuestan cientos (o miles) de euros para tan solo unos cuantos usos. Hay animales transgénicos que cuestan la misma cantidad POR UNIDAD. Hay circunstancias laboratoriales que requieren de inversiones bestiales para crear un auténtico búnker que proteja las condiciones que se requieren para un experimento concreto... ¿qué os hace pensar, entonces, que si sale un vídeo de youtube de una rubia de bote poniendo cara de cinismo, hablando sobre lo mal que lo pasan las vacas de ordeño, y poniendo muchos primeros planos de los rincones más sucios de una granja, sea capaz de llevar tan solo una pizca de razón? La información es poder, y la buena información es cara. Nadie ha dicho que aprender sea fácil, y nadie ha dicho que alcanzar la verdad esté al alcance de todos. Cuando yo estudié, pensaba cosas como qué era eso en lo que trabajaban las universidades, si ya se sabía todo... y sí, yo también era un ignorante, y lo sigo siendo, aunque cada día un poquito menos. Si miráis unos cuantos artículos científicos, os daréis cuenta de que muchos de los mejores suelen acabar con una frase del estilo de "a pesar de nuestras conclusiones, todavía hace falta mucha investigación en el campo", y vaya que si tienen razón.

Se me quedan muchos conceptos en el tintero, pero como es mi primera publicación y llevo ya 4 párrafos, voy a parar aquí, creo que la idea se entiende. Desde aquí os deseo que tengáis un buen día, que no seáis tontos, y que no os dejéis estafar por los magufos y la pseudociencia.

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