Muy buenas, hoy os traigo una Federilosofada cogida de la mano de un Fedeconsejo. En contra de lo que el título pueda sugerir, no voy a hablar sobre el concepto de la dictadura como tal, ni sobre política, sino sobre un par de conceptos que están muy a la orden del día como son un par de dictaduras auto-impuestas por la propia sociedad:
En primer lugar, hablaría muy escuetamente sobre la "dictadura de lo políticamente correcto" que está ya muy trillada, más de uno sabrá de lo que hablo. En pleno s. XXI, desde el más tonto hasta el más listo tiene acceso a redes sociales, y a un modo de expresión masivo capaz de llegar a mucha gente. Ojo, yo no digo que eso esté mal, pero claro, es muy peligroso. Estamos ya hartitos de ver a ese estereotípico personaje difícil de tomar en serio que se ofende por todo, ya sea por cosas más o menos respetables, o por cosas que rozan con la sátira humana. No entraré en detalles, simplemente comentaré a modo de consejo que a menos que seas una persona relativamente importante (un famoso, un influencer, o algo así)... en fin, no me voy a meter en tu vida, pero no te va a rentar mucho pelearte con esta clase de gente, máxime, cuando muchos de ellos tienden a expresarse de una manera muy pasional que suele atraer la atención de masas igual de poco serias que ellos. Estará en tu mano el saber si te renta o no, pero al final del día es probable que encuentres útil y práctico el no pelearte con esa clase de individuos a menos que realmente tengas algo que ganar. Quizás, a cambio de ahorrarte 15 minutos de pregonar en el mar, los puedas invertir en algo útil, y al cabo de un año te des cuenta de que han sido muchos "15 minutos" que, al juntarlos, te han permitido conseguir algún objetivo de vida. En resumen: guárdate de gente tóxica, haters, y otra clase de energúmenos del estilo a menos que tengas algo para ganar. No digo con esto que haya que huir de los problemas, sino que hay que saber cuáles son batallas que merece la pena luchar, y seleccionarlas con sabiduría.
En segundo lugar, y esta me llama más la atención porque la veo menos a menudo, hablaría de la "dictadura de la sonrisa". Puede que algunos de los que lean esto sepan de lo que hablo... Típico caso: tienes un mal día en el curro, con los amigos, con la familia. Estás triste, no te apetece sonreír, ese día te habrías quedado en la cama porque te ves superado por lo que sea. Y encima, te llega alguien (con su mejor intención, todo sea dicho), y te dice que sonrías, que todo se cura con una sonrisa. Bueno, para todo hay matices. Que conste que yo soy un tío al que le gusta enfrentarse a la vida con actitud positiva, pero no es lo mismo mantener una actitud positiva, que apoyar la "dictadura de la sonrisa". Alguien me dijo una vez que con nadie vas a pasar tanto tiempo como contigo mismo, y que por lo tanto lo mejor que puedes conseguir es poner paz en tu propia cabeza y caerte bien a ti mismo. Esto me recuerda a una de mis citas preferidas, una típica frase del mundo de los emprendedores que dice algo así como que "la mayor parte de los problemas de la vida existen solo en tu cabeza, aprende a dominarla". Algunos pensarán que me estoy contradiciendo con lo de más arriba, así que voy a explicarme matizándolo un poco más.
Para casi todo hay grados, creo que en eso estaremos de acuerdo. ¿Cuándo enfrentarse a un problema con positividad y con una sonrisa, y cuándo dejarse llevar por la tristeza? Eso, me temo, es algo que marcará el reloj biológico y el aguante de cada uno, pues hay gente muy sentimental y vulnerable, y otros que son más fuertes. Algunos han tenido una vida muy dura y eso los ha fortalecido, mientras que otros han tenido esa misma vida muy dura pero quizás resulta que tienen una mente más sumisa que los primeros, y no solo no se han fortalecido, sino que se han hecho un ovillo en lo hondo de su alma. ¿Qué es más correcto? No hay una respuesta buena aquí, Hulio, cada cual debe hacer lo que le dicte su cuerpo y su mente. Mi consejo es que SIEMPRE que os veáis capaces de sobreponeros a la tristeza y la depresión, lo hagáis sin dudarlo para hallar una victoria, aunque quizás algún psicólogo me diría que eso no es bueno porque también hay que dejar rienda suelta a la tristeza de vez en cuando para no reventar por un costado. Sinceramente, esto último es algo que se me escapa y podría (o no) ser verdad, de modo que mi consejo final es que procuréis siempre tirar hacia adelante, pero no porque "es lo bueno, lo guay, y muy millenial y de triunfadores", sino que lo hagáis en aquellas ocasiones en las que verdaderamente os veáis capaces de superar una bofetada de la vida sin dejar un asunto sin resolver. En otras palabras: sonreír es bueno; sonreír al aprender de una desgracia y salir más fuerte, también es bueno; forzar una sonrisa ante una desgracia, sin tener un motivo real para hacerlo... pues quizás no lo recomiende tanto.
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