domingo, 20 de septiembre de 2020

Cosas que hacen que moles


Crecimiento personal, autoestima, seguridad en uno mismo... todas son cosas que, si bien son diferentes, van cogidas de la mano. No voy a hablar aquí sobre que hagas ejercicio, o vivas el hoy, pues Internet está que se viene abajo de publicaciones sobre estos temas. Precisamente por ello, quiero hacer un pequeño recopilatorio de pequeñas cosas que considero que son muy útiles para el día a día, que ayudan a que tomemos el control de nuestras vidas de una manera firme, y que NO SUELEN APARECER en esta clase de publicaciones.

1) Ten un objetivo: tener un sueño o una meta en la vida es muy útil para ir dando pasos hacia él, especialmente si es una cosa creíble. Hay muchas personas que cuando salen de lo que está marcado sobre raíles (colegio->instituto->estudios superiores o no...) se quedan medio bloqueadas porque nadie les ha enseñado qué deben hacer después, no tanto por esto mismo, sino por el hecho de que hay TANTAS opciones, que puede resultar abrumador enfrentarse a ellas. Si tienes un objetivo en mente, te será más fácil focalizarte, pues mientras estés dando pasos hacia tu sueño estarás contento contigo mismo, incluso si sabes que es posible que nunca lo alcances.

2) Ponte pequeñas trabas: ojo con este, que es fácil de malinterpretar. El mundo moderno nos lo da todo fácil y al instante (menos el dinero), y eso hace que nos volvamos perezosos. Desde cosas tan tontas como usar zapatos con cordones en vez de con velcro (sí, hay zapatos con velcro...), hasta proponerte cocinar tu comida a menudo y tirar poco de precocinados, todas estas pequeñas cositas te harán crear hábitos y ser cada día un pelín menos perezoso, lo que te llevará a ser poco a poco más productivo. Pero como decía al principio, ojo; se trata de utilizar esta medida para tu bien, no para bloquearte. Las trabas crean frustración, y cuando la frustración se vuelve excesiva, en lugar de motivar, hace todo lo contrario. Moderación aquí.

3) Ten a un Dmitri en tu agenda: coges el móvil, miras la agenda y ves dos Antonios, tres Manolos, un Javier, cinco Anas y dos Jorges. El enunciado de este apartado es de broma, obvio. No quiero decir con esto que literalmente te vayas a hacer un nuevo amigo ruso (aunque mola que te cagas tenerlo), sino a que tengas pequeños detalles en tu vida que te den un sentimiento de exclusividad. Si todo lo que haces lo haces para seguir tendencias, estarás cumpliendo con la necesidad innata del ser humano de pertenecer a una tribu, pero a corto/medio plazo esto te irá absorbiendo más y más hasta que te conviertas en uno del montón. No se trata tampoco de convertirse en un malsano hipster que viva por y para el postureo, que para mí es incluso peor que lo anterior, pero tener pequeños detalles en tu vida que te hagan sentir especial te servirán de una manera pasiva a cultivar la personalidad y a distinguirte. Igual te mola ir de traje y con un pañuelo de seda en el bolsillo; igual te gusta pregonar por redes sociales detalles sobre tus "jueves de pizzas". Dicho de otra manera: crea uno o varios memes en torno a ti, y hazlos especiales. Esas cosas atraen, y ayudan a mejorar la autoestima.

4) Céntrate en lo positivo: piénsalo, ¿qué tienen en común casi todas las personas a nivel mental? Viven con un elevado nivel de frustración, y echan muchas horas a la semana tratando de desahogarse. Muchos echan pestes de la política sin tener posibilidades factibles o, siquiera, intenciones, de cambiar nada; la mayoría echa pestes de su turno de trabajo demasiado a menudo, pero pocos harán algo para promocionar o mejorar su situación. Desahogarse está bien... pero con mesura. La mente humana está diseñada para estar preparada para el peligro que acecha, y eso hace que nos centremos en las cosas negativas y que nos acordemos mejor de ellas. ¿Y si hablas sobre ese tío bueno que te has cruzado en el metro? ¿Y si compartes tus sueños con tus colegas, en lugar de tus frustraciones? Te costará un poco de trabajo al principio, pero te aseguro que merece la pena.

Iba a escribir 5, pero la verdad es que me han quedado unos párrafos bien grandotes y creo que está bien por hoy. Quizás algún día retome esta publicación...

sábado, 5 de septiembre de 2020

Hablar en el mismo idioma


Voy con otra de mis publicaciones de racionalidad vs. sentimientos. Muchos habremos oído esta frase o variantes, ¿verdad que sí? "Si quieres convencer a alguien de algo, debes hablarle en su mismo idioma". Obviamente, esto no se refiere al idioma en sí (que también puede tener su mijita de importancia...), sino a la parte más emocional de la conversación.

Me explico.

Todos hemos sido jóvenes en una mayor o menor medida, o mejor dicho para el caso, adolescentes. ¿Recordáis esos tiempos tan tremendamente idiotas en que nos esforzábamos por no salirnos del tiesto y decir siempre frases puramente emocionales que encajaban con nuestro círculo? Todos hemos dicho (y seguimos diciendo, pero ya menos forzado) un "es la caña", "ostiacopón", o variantes marcadas por el círculo social correspondiente. Cuando yo era chico, en mi barrio estaba de moda decir "qué mafia" de alguien que era el puto amo. ¿Hoy? Daría vergüenza ajena escuchar esas dos palabras xD. ¿Y sabéis qué? Que no hace falta que sea hoy, habría bastado con el paso de unos meses, o quizás años. Y sin embargo... aquí tengo una anécdota graciosa para compartir: 2015, estaba yo estudiando en Lugo y ya andaba yo por la quinta de los puretones dentro de la universidad. Vi a unos chavales de 5º de carrera hablando entre ellos, y cuando hablaron de alguien que era un puto amo, dijeron un "qué capo...". Me costó dios y ayuda no partirme el ojete delante de ellos, pues me caían bien y tampoco era plan. ¿No es mucha casualidad que en Sevilla y en Lugo, con una diferencia de unos 10 años, se haya dicho "qué mafia" y "qué capo"?

Pero bueno, eso era un dato aislado y no me quiero ir por las ramas.

Poneos en la psique del que érais cuando teníais 13-15 años. Imaginaos que el típico chaval de 30 y tantos que venía a dar alguna charla sobre civismo o, peor aún, sexo, viniera a intentar "hablaros en vuestro idioma", pues verdaderamente se esforzaban por intentarlo. En aquel entonces, muchos de nosotros teníamos la personalidad de un borrego bastante indeseable, y no me refiero a que fuésemos necesariamente malas personas. Sencillamente no sabíamos nada sobre lo que era una tribu social, y nos encerrábamos en la nuestra incluso sin saberlo, por lo que escuchar a un pureta de 30 tacos decir un "¡cómo mola, tío!" tenía más posibilidades de desacreditarlo a nuestros ojos, que de hacer lo contrario. Y es así, no tratéis de negarlo. Horrible, pero así. Ahora... tratad de extrapolarlo a un contexto social más relevante que el de unos niñatillos de instituto.

Pensad en esos adorables personajillos de las series de la tele, los pandilleros. Sí, sí... esa gentuza que vive bajo la filosofía del "yo contra el mundo". Típica escena: va un policía a investigar un marrón, se pone a preguntarle a los pandilleros, y todos se callan como putas. Claro, porque ellos están involucrados de alguna manera. Lo peor no es el hecho de que se lo callen (que ya es bastante malo, pero comprensible), sino que seguramente sacarán a relucir toda su hostilidad diciéndole borderías al policía, o sacándole burlas. El policía, según qué personaje sea, tomará uno de entre dos cursos de acción: si es protocolario y correcto, se cansará de perder el tiempo y se irá por donde ha venido; si es más tipo Harry el Sucio, entrará en sintonía con esa gentuza y, lo habéis adivinado, "hablará en su mismo idioma", que no es otro que el idioma de la fuerza. Con un poco de suerte, y sabiéndose protegido por la ley, el Harry el Sucio se pondrá a partir dedos, a repartir mamporros y/o a hacer chantaje hasta que los pandilleros dejen de reírse y alguno cante. Hablar en su mismo idioma, finalmente, tuvo su efecto.

Vamos con otro caso que nos pilla más de cerca. Que levante la mano quien no conozca a una persona que cuando escucha "comunismo", se pone de uñas y piensa automáticamente en un sistema totalitario y corrupto que no cumple con la definición de comunismo. ¿Qué creéis que puede convencer mejor a esa persona, una exposición de argumentos y hechos, o un vídeo de Whatsapp en el que salga el político de turno, chillando y dando golpes en la mesa mientras le da todo lo que esa persona desea oír (que además, casualmente, serán frases de moda muuuy preconstruidas)? Dicho de otra manera, ¿es su idioma lógico y racional, o emocional e improductivo? 

Antes de cerrar, quisiera dejar caer una última idea. Normalmente, la gente que entiende mejor el lenguaje emocional que el lógico, tiende a perderse mucho más cuando se encuentra en una multitud. Aunque por supuesto que depende de la persona, la gente que se encuentra en este estado mental suele volverse más receptiva a argumentos lógicos en un "tú a tú" que en una reunión de amigos, ya que al fin y al cabo somos animales tribales y a la mayoría nos encaaaaanta el postureo. Si conocéis a alguna persona así que os importe, y que no deseéis que se acabe convirtiendo en un auténtico bufón, mi consejo es que os lo llevéis a un rincón de vez en cuando y lo hagáis razonar. De otra manera, y dado que es improbable que seáis su padre como para castigarlo sin móvil... poco a poco irá convirtiéndose en una persona que es difícil de tomar en serio.