domingo, 16 de diciembre de 2018

Vacaciones pasadas por agua... fecal



Imaginad que planeais unas minivacaciones con un par de meses de antelación. Te enteras de que hay un concierto de uno de tus grupos favoritos en tu ciudad natal, y como te sobran dos días libres te dices "pues oye le hago una visita a los colegas y a mis padres". En esto que en uno de los cuatro trayectos a tomar, entre autobús, cercanías, otro cercanías, y un ave para rematar, te empiezas a sentir regular y muy acalorado. Al día siguiente (el del concierto), por supuesto, sales con fiebre, con dolor de barriga... pero nada más. Decides armarte de valor e ir al concierto tras una mañana de vigilancia y reposo, porque te sientes casi bien... y entonces empieza la fiesta. En el autobús, la vista nublada; con los colegas, cara de muerto; cuando abren las puertas... te alegras de que el hospital quede a cinco minutos, porque es ahí donde te va a tocar ir (e invertir unas cuatro horas para que al final te manden a casa sin diagnóstico claro). A la mierda el concierto, y a la mierda el plan.

El dia siguiente lo pasas de la cama al váter y del váter a la cama, echando de todo menos cosas elegantes. Resulta que una semana antes del viaje te enteraste de que el sábado (el día siguiente a la convalecencia) había un evento de videojuegos en Sevilla al que van tus amigos, así que también te compraste la entrada. Cruzas los dedos por salir un poquito mejor al día siguiente, tras una jornada de todo menos memorable...

Y te levantas, con el cuerpo cortado pero mejor de lo esperable. Vas al evento, saludas a los colegas con mejor cara que en la puerta del concierto. Hay risas, bromas, uno de ellos va de Pijamathur, la cosa va bien. Te das cuenta, por desgracia, de que el 90% del evento te parece un aburrimiento absoluto ya que se dedica casi exclusivamente a torneos de los 4-5 shooters de más éxito (exceptuando el único que te medio gusta), y a Alex. Ves un par de partidas de Alex, en las que gana Alex, y decides volverte con los colegas. Para colmo, resulta que acostumbrado a la típica comida de mierda que ponen en estos sitios, te encuentras que lo mejor de todo el evento es que sirven comida ARTESANAL, pero como vas con una gastroenteritis de caballo tienes que cortarte. La tentación te vence... Te pides un trozo de pizza con los ingredientes más benignos que puedes encontrar, y rezas por no morir. ...Sabe a gloria. Cuando crees que el evento no tiene más que ofrecerte, consideras que es el momento de coger camino, que hay que hacer la maleta de vuelta tras tan increíbles vacaciones.

En fin, un resumen de lo que puede llegar a ser un plan bien hecho, muy mal torcido, y medio salvado por el factor familia/amigos. No se lo deseo a nadie.

Sí... todo muy bonito.

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