viernes, 12 de abril de 2019

"Venga, hombre, ¡que somos amigos!"



Cada cual tiene su manera de enfocar la vida, desde luego, y no soy nadie para meterme en las decisiones de cada uno; es precisamente por esto que también tengo derecho a dar mi propio enfoque, a ejecutar mis propias decisiones, y a compartir mi opinión sobre el tema del que me sale de las entrañas hablar hoy.

Todo el que tenga ya una cierta edad y se haya visto en la necesidad de tirar de dinero para según qué cosas se ha encontrado de primera mano, o no tan de primera mano, con una situación similar a esta:

-"Buah, tío, se me ha jodido el timbre de la puerta y yo soy muy torpe para estas cosas".
-"Eso está to feo. Para eso tienes que llamar a un ñapas y al final te cobra un huevo por una tontería".
-"Oye, ¿Manolito no era bueno para estas cosas?"
-"Ah, pues ahora que lo dices... creo que sí, que a veces ayuda a su padre en el taller, seguro que se maneja bien".
-"Nada, nada, lo llamo y así me sale gratis, que para eso somos amigos".

Y a modo resumen, Manolito va, arregla el timbre, se le invita a dos cañas, y aquí no ha pasado nada. A simple vista no suena del todo mal, y seguro que Manolito lo ha hecho con todo el gusto del mundo, ¡que para algo somos amigos! Sin embargo... a mí me atufa un poco. No me malinterpretéis, no me parece mal del todo que no circule dinero entre círculos sociales de confianza (familia, amigos, colegas cercanos...), pero démosle una pequeña vuelta de tuerca. Quizás Manolito no es un profesional de las ñapas, o quizás sí, pero el caso es que es una persona humana que necesita comer como cualquier otra, y que tiene que pagar facturas. Manolito ha decidido de manera altruista hacerte un favor invirtiendo su tiempo y su esfuerzo por unas cañas, en parte por amistad, y en parte con la esperanza de poder cobrarse el favor algún día; nada serio, claro, es solo un timbre, pero Manolito tiene derecho a no ser tonto (hoy por ti, mañana por mí, lo típico). Todo esto parece lo más normal del mundo, entra dentro de lo tradicional y humanitario el que unos amigos se ayuden como si de un clan que vela por los suyos se tratase... pero digo yo, ¿tan horrible es pagarle a Manolito con dinero? Es decir... si Manolito no existiera, o si no conocieras a "un Manolito" que te pueda arreglar el timbre, habrías tenido que pagarle a un ñapas, ¿verdad? Una vez oí que el dinero es una representación física de los favores que le haces o debes a la sociedad, ¿qué hay de malo en reconocer el mérito de Manolito, y en premiar su tiempo y su esfuerzo con dinero tangible, ya que te ha hecho un favor? Algunos dirán que es que el dinero no cae de los árboles... y ahí es donde tengo que dar dos caladas silenciosas a mi puro imaginario para pararme a pensar, pues es cierto. Voy con una reflexión más al respecto.

Resulta que es todo un tabú social el dar dinero entre círculos sociales cercanos, muy probablemente por eso mismo que he dicho unas líneas más arriba. Me imagino a gente en plena posguerra, muertos de hambre y tratando de cuidarse unos a otros por no tener un real en el bolsillo. En tal caso, obviamente, consideraría totalmente perfecto no pagarle a Manolito... o mejor dicho, QUE SALGA DE MANOLITO el decirte "con lo mal que vas, ¿cómo pretendes que acepte tu dinero? A esta invito yo, y ya veremos a la próxima". Claro, si la cosa va mal estaría más que justificado pero, ¿y si la cosa va bien? Si la cosa va bien... ¿también recurres a Manolito para ahorrarte unos euros? Cada cual con su conciencia, pero a mí personalmente me parece un pensamiento la mar de ruin, y voy a explicar por qué. Cuando recurres a Manolito, estás haciendo que Manolito invierta tiempo y esfuerzo en ti a cambio de no gastar dinero en un ñapas. ¿No sería lo lógico, justo y ético invertir en Manolito, igual que él invierte su tiempo y esfuerzo en ti? ¡Y no hablemos ya de si quien te hace un favor tiene un negocio! Si resulta que Manolito tiene un negocio, creedme, a menos que sea un jodido Rockefeller montado en el dólar, toda ayuda económica le parecerá poca con la competencia tan bestial que tenemos encima.

No sé... no sé... No me quiero explayar más de la cuenta, pero pienso que habría que poner en tela de juicio un mogollón de tabúes y tradiciones que vienen de antiguo. Parece como que si le pasas dinero a un amigo por un favor estás faltando a una antigua norma ancestral y cayendo en algo grotesco y sucio. Parece como si el hecho de ser amigos te obligue a tener que renunciar a algo que mereces (si eres quien debería cobrar), pero yo no lo veo así, pienso que es una línea de pensamiento errónea y extremadamente cuñada, como se dice hoy en día. De hecho, pienso que si las cosas no te van mal, no debes tan solo pagar a tu amigo como harías con un ñapas, sino que además no estaría de más invertir en él incluso más de lo que pagarías a un profesional (todo con mesura y buen juicio, claro, que a lo mejor Manolito es un chapuzas y no te hace el arreglo que te haría un profesional).

Y como siempre, se llega a la misma conclusión: pensamiento crítico, pensar, cuestionar todo. Papá, mamá y la sociedad nos enseñaron muchas cosas buenas, pero no hay que seguirlas todas a ciegas.

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