Me ha asaltado la cabeza una idea un tanto al azar, y como ando en un finde de reposo y no me apetece extenderme demasiado, la resumiré atacando dos puntos.
Todos hemos oído en este s.XXI, bajo la filosofía del respeto, esa máxima de que "hay que estar feliz con uno mismo", lo cual está muy bien. Es decir, si naces con una enfermedad congénita y jodida, si estás obeso (por enfermedad, o por decisión), si eres negro, chino, o pigmeo, si eres una persona antisocial... deberías poder ser feliz y que nadie te juzgue por cosas del estilo siempre que seas un ciudadano mínimamente respetable y no vayas jodiendo la marrana. Obviamente, no son cosas comparables de una manera absoluta, ya que no es lo mismo perder peso que vivir tratándote una enfermedad congénita, por no hablar de que (en principio...) no es posible cambiarse de raza, en caso de que te toque vivir en un entorno social racista, pero vamos, la idea se entiende. Hasta aquí bien, ¿no? Tolerancia y amor por el prójimo, todo muy bonito.
Vamos con la otra cara de la moneda. También hemos oído todos en este s.XXI, bajo la filosofía de la superación y el darlo todo, que no hay que conformarse con nada. ¿Estás obeso? Saca fuerzas, supérate, pierde peso y ponte cachas. ¿Eres solitario y antisocial? ¡Leches! ¡Saca pecho y adáptate, deja de comprar gatos o no conseguirás al mozo de tus sueños! ¿Te da miedo eso que tanto deseas? ¡El miedo es solo una barrera que te separa de las cosas buenas de la vida! No estoy diciendo ningún disparate, ¿verdad que estas cosas os suenan también? Por tocar el ejemplo más fácil y maleable de los que he dicho (y uno de los más polémicos entre tanto ofendidito), ¿dónde trazar la línea entre si una persona obesa debe aceptarse y amarse como es, o si lo que debe aceptar es que la obesidad es una enfermedad y que está en su mano el superarla con esfuerzo? La respuesta más lógica sería que cada persona traza la línea donde buenamente le permita su circunstancia y su subjetividad, pues no es igual de fácil para todo el mundo cogerse unas pesas y liarse a sudar y matarse a agujetas... pero entonces, ¿qué hacemos con la filosofía del trabajo duro? ¿Acaso no es factible para la persona más perezosa del mundo el superarse, ante la motivación adecuada?
Lo que decía al principio; una simple reflexión en voz alta.
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