miércoles, 7 de agosto de 2019

¿Existe la suerte?



A lo largo de la vida es muy fácil cruzarse con estas dos frases: "qué buena suerte ha tenido fulanito", o su contrapartida "la suerte no existe, la suerte se la busca uno". Para hacer la lectura un poquito más lógica, voy a empezar por la segunda frase, y después la contrastaré con la primera para mostrar mi punto de vista al respecto.

¿Qué significa lo de que la buena suerte no existe? Bueno, para eso primero habría que saber lo que es la buena suerte. Atendiendo al millón de definiciones de "suerte" que se ven en la RAE, podría resumir con que se trata de un "encadenamiento de sucesos fortuitos o casuales que se tornan favorables". Dicho de otra manera, cuando tienes un cierto grado de incertidumbre en algún acontecimiento de tu vida, y esa incertidumbre se resuelve de manera favorable hacia ti, has tenido buena suerte (y viceversa). A simple vista puede parecer que la frase "la buena suerte no existe" es una tontería, ya que todos hemos tenido buena o mala suerte en algún momento de nuestra vida. Pero claro... paraos a analizar por un momento. Imaginad un caso muy claro: echas una solicitud de trabajo y te quedas esperando pacientemente a ver el resultado. Si te llaman, habrás tenido buena suerte; si no te llaman, habrás tenido mala suerte. Sin embargo, en estos tiempos que corren, con una brutal competencia en el ámbito laboral, es muy probable que haya otros muchos factores involucrados. A veces hay una cierta pasividad y una oferta de trabajo se resuelve por su cauce normal... pero, ¿cuántas veces se resuelve por un enchufe? ¿Cuántas veces se resuelve por una "trampa", como que uno de los candidatos le haga la pelota al futuro jefe, mostrándole interés por algún método poco ortodoxo? En estos casos está claro que el ganador no habrá tenido suerte, sino que aunque haya sido por una vía deshonesta, simplemente se lo ha currado más que el resto. No es bonito, y muy probablemente no sea justo (especialmente si es una solicitud reglada y medida por puntuación), pero las cosas como son: se lo ha currado más, ha tenido picardía, se ha ganado el puesto y, en definitiva, se ha buscado la suerte. Y eso, claro, cuando no gane directamente el que tiene el mejor CV, que al fin y al cabo habrá ganado por habérselo currado a lo largo de su vida, no por "buena suerte". Como mucho se podría decir que ha tenido "buena suerte" al haber dado con una oferta de trabajo que se amoldaba a su situación particular... no sería una afirmación demasiado incorrecta. Lo mismo se podría aplicar a muchísimas cosas que se pueden "echar a suertes". ¿Una partida de cartas? Como poder, puedes hacer trampa para forzar la victoria. ¿Te vas de marcha? Raro es no llevarse un condón en la cartera, para evitar el "¡qué mala suerte!". ¿Vas a comprarte unos zapatos nuevos? Si los compras de buena marca, seguramente tendrás más posibilidades de que te salgan buenos. En definitiva... podríamos afirmar que en un elevadísimo porcentaje de casos (por no decir, potencialmente, todos) la suerte no existe como tal, ya que existe la posibilidad de reducir o hacer desaparecer el grado de incertidumbre.

Pero, ¡ay, amigo! ¿Qué ocurre cuando el grado de incertidumbre es demasiado potente como para tú puedas manejarlo? Igual la oferta de trabajo que dije más arriba no es demasiado buena, y no te persuade lo suficiente para currártela e inclinar la balanza a tu favor. En tal caso, te limitarás a mandar tu CV, quizás una carta de presentación no demasiado personalizada, y a correr y cruzar los dedos. ¿Y si la partida de cartas que dije arriba resulta que es on-line? Lo más seguro es que no seas un puto hacker capaz de trucar la aplicación en la que estás jugando, y que no te sea rentable aprender a hacerlo. Y ya, si hablamos de cuestiones de salud, ¡apaga y vámonos! ¿Tienes idea de la inmensa cantidad de procesos fisiológicos que ocurren en tu cuerpo por azar? Casi todas las células de tu cuerpo están ahora mismo intentando convertirse en cancerosas por puro azar, lo que pasa es que también tienes un sistema de regulación que las mantiene a raya. Imagínate (ojalá no te pase) que un día vas al médico por un bulto y te diagnostican un cáncer. Lo más seguro es que sigas la vía de acción más habitual: quimio y/o radioterapia, reducir el bulto, extirpación, y a cruzar los dedos. Ahí, te lo digo yo, a pesar de que la medicina moderna ha avanzado mucho, hay MUCHÍSIMO azar, ahí sí que dependes de tener buena o mala suerte. Claro, existe la posibilidad de que te metas a investigador y descubras la cura del cáncer en unos años pero... creo que varias décadas y millones y millones de presupuestos dedicados a descubrir esa misma cura pueden servir de testigo de que muy probablemente te quedes a mitad de camino (o quizás no, no seré yo quien te desanime a intentarlo). Dicho de otro modo, que me estoy yendo por las ramas: aquellas ocasiones en las que decidas no involucrarte en cambiar tu suerte, efectivamente, estarás a merced del azar.

Y bueno, a modo de resumen, dejo caer lo que yo extraigo de esta reflexión. Cada vez que se presenta ante tu nariz una situación con algo de incertidumbre, tienes la posibilidad (potencial) de reducirla. Si está en tu mano convertir esa incertidumbre en una posibilidad de éxito del 100%, entonces hablaremos de que no existe la suerte como tal, o que "te has buscado la buena suerte". En el resto de ocasiones... pues la suerte teórica se torna en práctica, y repitiéndome, quedarás a merced del azar.

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