Antes de empezar con esta publicación, que va a ser un poquitín compleja, quiero dejar claros un par de detalles: yo no soy médico, y yo no sé qué nivel de credibilidad tiene el señor en el que me voy a basar para escribir esto, ya que ha sido una persona criticada por ser un antivacunas. Dejando esto claro, voy al meollo.
Hace ya un tiempo vi un vídeo que en su momento me pareció bastante interesante, y que hoy mismo he descubierto que fue eliminado por estar basado en datos bastante erróneos (y lo he descubierto de pura casualidad, lo que os digo siempre... informaos bien). No obstante, de ese vídeo se podía extraer una idea que sí que me parece adecuada y digna de tener en cuenta todavía, trataré de resumirla: se hablaba de cómo hay ALGUNOS protocolos de medicina preventiva (vacunas, y otros que no son vacunas) que no están muy bien planteados. De esta manera, se hablaba de la posibilidad de que, A NIVEL POBLACIONAL (estadístico, en porcentaje de población, para que nos entendamos), haya algunos protocolos médicos que provocan más daño que beneficio y que al implantarlos suponen, además, una gran inversión económica que podría estar dedicándose a otras cosas más beneficiosas. ¿Por qué una medicación que se supone que debe prevenir una enfermedad tira por el lado contrario y provoca un daño? Porque probablemente no haya ni un solo medicamento que no tenga ningún efecto adverso, y si bien no hay que tomarlos con miedo, cuando se habla de medicina poblacional es cuando se hacen relevantes esos números minúsculos que vemos en el prospecto del paracetamol (lo típico de "uno entre mil se marea", y "uno entre un millón tiene un infarto").
Así pues, no quiero con esto que quienes me lean se hagan antivacunas o amantes de la medicina alternativa (¡¡NO, POR DIOS!!), pero sí que me gustaría poner otro granito de arena en la ardua tarea de abrir ojos. Obviamente, si uno de vosotros no ha estudiado medicina, no le voy a decir que se ponga inquisitivo con su médico porque haya visto este blog en Internet, pero sí que le recomendaría algunas cosas que a continuación enumero:
1) Primero y principal: si padeces de alguna enfermedad, interésate por ella. No te digo que te obsesiones y le des más importancia de la que tiene, pero infórmate, escucha a tu cuerpo, y no tengas miedo de pedir segundas opiniones si tienes la impresión de que el tratamiento que te han puesto no está dando buenos resultados. Infórmate y lee, porque los protocolos médicos están basados en estudios hechos sobre muestras representativas, no sobre el 100% de la población, y hasta entre dos hermanos mellizos puede haber pequeñas diferencias en cuanto a reacciones a medicamentos o pronósticos de diagnósticos.
2) No seas inquisitivo con tu médico... pero obsérvalo bien. Vivimos en un país donde la medicina es "gratuita", y donde los médicos, como funcionarios que son, en muchos casos están quemadísimos de su profesión. En palabras que a mí mismo me ha dicho uno de ellos, no se va a sospechar de un cáncer de laringe ante una tos de un chaval de 20 años; esto tiene su lógica, claro, pero cuando te toque ser el chaval de 20 años al que le dieron una medicación para la tos, y que resultó tener un cáncer de laringe (raro, pero posible), no te va a hacer ni putísima gracia. No infravalores a tu médico, pero aprende a leer entre líneas, y a ver si se trata de un buen profesional o no. Como en cualquier sector profesional, entre los médicos hay buenos y malos trabajadores, y los hay que con dos preguntas te mandan un antibiótico y un antiinflamatorio, y los hay que con diez preguntas siguen haciendo más y acaban mandándote tres pruebas distintas por si acaso.
3) Lo de siempre: en el vídeo se hablaba también de cómo mantener una buena nutrición y unos hábitos de vida saludables (básicamente, hacer ejercicio) reduce muchísimo más la incidencia de según qué enfermedades que el hecho de hartarte a radiografías o tomar según qué medicamentos. Por lo expuesto anteriormente, no le voy a dar credibilidad a los números y porcentajes, pero sí que os diré lo siguiente: si bien no seré yo quien os diga que no os toméis lo que os ha recetado el médico (ni muchísimo menos) nunca está de más preguntarle al médico si lo que te ha mandado es algo imprescindible o solo algo accesorio, o incluso valorar si se trata de un medicamento que te va a reducir un dolor soportable, o uno insoportable. Valora tu caso, no tomes medicamentos por capricho (por necesidad, sí, están para eso), y sobre todo, haz ejercicio.
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