En esto que el friki y yo andábamos haciendo lo que mejor se nos daba, vaguear a media mañana, cuando sonó la tarjeta de la puerta, anunciando inequívocamente la llegada de un compañero. En aquel momento creo recordar que nuestro compa el callado no estaba, lo que significaba que adivinar quién era conllevaba un 50% de probabilidades de éxito. Como no podía ser de otra manera, la Dama Fortuna nos sonrió, y nos bendijo con la entrada al piso del gran JC. Aquel día, sin embargo...
-¡Tíos, tíos! -saludó, con tono mosqueado.
-¿Qué te pasa? -le pregunté.
-¡Pues que hoy vengo cabreado! O sea, ¡cabreado de verdad! -No hacía falta que lo dijera, pues el simple hecho de que JC usase palabras de las que se salen del tiesto de lo finolis ya daba bastante idea. En cualquier caso, atravesó el pasillo con pasos pesados, resoplando-. ¡Es que esto no puede ser, qué informalidad!
En ese momento me asusté un poco, porque aunque no tenía la menor importancia, se me había olvidado limpiar mi parte del piso durante la semana anterior. Y conociéndolo ya un poco...
-¿Pero qué te pasa, macho? ¿Qué te han liado?
-¿Que qué me pasa? ¡Qué no me pasa! ¿Te puedes creer que he tenido que ir a la c-ciudad para hacer la compra semanal, y va el tren, y se va sin mí? -En ese otro momento, tomé aire.
-¿Cómo que se ha ido sin ti?
-¡Pues eso! ¡Que iba yo a mi hora, a las 11:59 estaba en mi andén, y coge el tren, y se va, cuando su hora eran las 12:00! ¡¿No te parece increíble?!
Lo reconozco, aunque es raro que un tren salga antes de tiempo, que te ocurra y lo pierdas por ese motivo es una reverenda putada. Reconozco que el muchacho tenía motivos para cabrearse si las cosas ocurrieron tal como las contaba... pero seguid leyendo.
-Hombre, está feo. Total, que has tenido que esperarte al siguiente, ¿no? -Pero JC negó.
-Al siguiente no, ¡al otro! ¿Adivinas qué es lo que me ha pasado? -El chaval se quedó callado, esperando una respuesta.
-...No.
-¡P-pues yo te lo cuento! Como estaba francamente furioso, he ido a la oficina de la estación a quejarme. Les he dicho que no podía ser que el tren saliera un minuto antes, a lo que me han respondido que el tren ha salido a su hora, ¡encima me ponen de mentiroso! -Yo alcé media ceja con suspicacia.
-A ver, JC... si me dices que el tren salió un minuto antes yo te creo, pero... ¿cabe la posibilidad de que tuvieras el reloj atrasado? Un minuto más, uno menos... eso es fácil que pase. -Pero él volvió a negar.
-Que no, Fede, que no, yo sigo la hora por mi iPhone último modelo, que está conectado a la red de Internet y lleva la hora centralizada. ¡Es imposible eso! -Por aquel entonces, yo ni había olido lo que era un smartphone, pero bueno, me lo creí-. Pero es que lo peor no es eso, ¿sabes qué pasó después?
-Dispara, nos tienes en ascuas -añadió jocosamente el friki.
-Pues nada, que como no me d-daban una solución y encima me llamaban mentiroso, les he EXIGIDO -sí, lo gritó, y clavó el dedo en la mesa- que quería ver al presidente de Renfe para explicarle lo que había ocurrido y pedir una compensación.
-¿Y salió a verte? -preguntó el friki, y yo tuve que contener la risa por respeto.
-¡No! ¡Eso es lo peor! La mu-muchacha que me atendió me miró como si yo fuese... tonto, o raro, o algo así. Estuvo un rato al borde de la risa, y al final me dijo que me sentase en una silla, que iba a llamar al presidente para que viniera. Pero cl-claro, como no venía, y ya había perdido otro tren más, al final decidí irme porque iba a perderme clases, ¡y hasta ahí podíamos llegar!.
Hasta antes de mencionar al presidente de Renfe, todo era relativamente normal, razonable, una persona cabreada porque le habían negado un servicio al que tenía derecho. Después de esa frase... la cosa se torció, y lo que siguió a lo que veis en el relato fue un rato de rizar el rizo y de frases echando pestes que no creo que vayan a entretener a nadie (además de que yo mismo estaba bastante preocupado procurando no reírme del pobrecillo, y no atendí a mucho). No me malinterpretéis, es cierto que los smartphones están conectados a Internet y están en hora, y si el tren salió un minuto antes, JC tenía derecho de sobra a cabrearse y para pedir una compensación. Por desgracia... bueno, ya sabemos que hay algunas cosas que son difíciles de demostrar, y de las que de más está quejarse, máxime, tratándose de un cercanías de estudiantes, que los hay cada media hora o así. En fin... no deja de ser una más de JC, una en la que, todo sea dicho, demostró que no todos los héroes tienen capa.
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