lunes, 26 de agosto de 2019

RdL: El baile de los sátiros



Voy con la tercera obra (en orden de lectura para mí) del señor Román Pinazo.

El baile de los sátiros es una novela corta que narra el brote de... ¿cómo llamarlo?, digamos "apocalipsis ninfómano". Al más puro estilo de las historias de zombis, e inspirado por el mito del Wendigo, se desarrolla en la ciudad de Sevilla una explosión de locura que priva a los habitantes de todo entendimiento bajo una sola necesidad: follar. Ante la amenaza de un contagio masivo, la novela muestra la historia de unos supervivientes que hacen lo posible por seguir siéndolo.

LO PEOR:

-Brevedad. En mi opinión, una temática tan morbosa como esta daría para mucho más, y se queda en poco más de 60 páginas. Al mismo tiempo, la poca extensión de la obra hace que apenas se le llegue a coger cariño a los personajes, lo cual es bastante importante en obras que se caracterizan por la premisa de "cualquiera puede caer".
-Un poco simple. En relación a lo anterior, y a falta de mayor desarrollo, me pareció que a la historia le faltaba algo... En efecto, y a falta de más, he de decir que aunque me gustó, esta es la novela que menos me enganchó de las cuatro que llevo leídas del escritor.

LO MEJOR:

-La narrativa es la adecuada. Te pone en situación y es visceral, y tiene muchos detallitos a medio camino entre graciosos y truculentos que son los que le dan vida a la lectura.
-Realismo. Puede que mi opinión esté sesgada por haberme criado en la misma ciudad de la novela, pero lo cierto es que me fui imaginando con mucha facilidad todos los detalles y los recorridos de los personajes por las calles de Sevilla. Recalco y repito: toda una pena que no sea más larga (la novela).
-"Accesorios". Es gratuita, y además está en formato audiolibro. No hay excusa para no darle un tiento.

jueves, 22 de agosto de 2019

Consejos para ahorrar: 10, edición productividad.



Este será seguramente el último capítulo de esta serie, ya que sinceramente me he quedado sin ideas. Tanto es así, que he decidido cambiar el enfoque, ya que quien dijo que "el tiempo es oro" no tenía ni idea sobre cuán cierta acabaría siendo esa frase. En efecto, aunque no es igual de valiosa o, mejor dicho, productiva, una hora de vida del dueño de una gran empresa que la de un trabajador mileurista, el tiempo es el recurso potencialmente más valioso del que disponemos todos, por lo que malgastarlo se traduce en perder dinero. Y precisamente por eso, dejo de enrollarme y paso con los consejitos:

1) Utiliza una agenda. Hay gente a la que esto le da palo porque parece ser un atentado contra su propia dignidad. Si usas una agenda es porque te falla la memoria y eso te hace débil, ¿no? Pues no, lo cierto es que no. Usar una agenda te permite llevar un control fiable de todas aquellas tareas que tengas que hacer a lo largo del día, y consultarla a menudo te permitirá no olvidarte de cosas importantes, además de que te ayudará a aumentar tu productividad y, en definitiva, a disponer de más tiempo libre. Cosa tuya será darle uso para ser más productivo o simplemente para ganar en calidad de vida.

2) Organízate bien, usa el sentido común. La gran mayoría de los consejos de publicaciones anteriores son extrapolables a la gestión de casi cualquier recurso, incluido el tiempo. ¿Tienes cuatro o cinco tareas pendientes en el centro y vives lejos? Intenta hacerlas todas en un mismo día para ahorrarte paseos innecesarios (o gastos de transporte público o coche). ¿Tienes que poner una lavadora y limpiar la casa? Piensa en cuánto tardará cada una de esas cosas, y encájalas en tu agenda para malgastar el menor tiempo posible. En definitiva, haz lo que puedas por evitar la aparición de "tiempos muertos" entre tarea y tarea.

3) Fórmate. Esto no significa necesariamente que estudies carreras, másteres o cursos, aunque sin duda son opciones viables. Internet está que se viene abajo de libros, vídeos, blogs, o incluso pelis y series que tratan sobre la productividad, la mentalidad positiva, la educación financiera, el crecimiento personal, etc., y muchos de esos recursos son totalmente gratuitos. Pero claro... requieren de tiempo. De igual manera que para perder peso y poner músculo hace falta invertir tiempo y esfuerzo en hacer ejercicio (y, en definitiva, hacer cambios en tu día a día), para incrementar tu productividad necesitas transformarte a ti mismo, y eso no se consigue en un día ni en dos... Si esto suena como algo que te llame la atención, tómatelo con calma y empieza poquito a poco. Cuando veas que funciona, irás cogiéndole el gusto y acabarás dándote cuenta de lo útiles que son dichos recursos, y lo rentable que puede llegar a resultar invertir unos cuantos minutos diarios en ellos.

domingo, 18 de agosto de 2019

Día del orgullo LGTBIQ+34...



Vamos con un tema sensible, y como me gusta hacer, empezaré haciendo unas aclaraciones que quisiera que perduren sobre todo lo demás: 1) no tengo absolutamente nada contra la gente del colectivo LGTBetc, les deseo lo mejor a la hora de conseguir la total integración en la sociedad, y cuentan con todo mi apoyo; 2) la inmensa mayoría de lo que voy a escribir aquí va pensado hacia países desarrollados a nivel social, tales como la mitad de la Unión Europea; 3) escribo "LGTBetc" porque esto avanza tan rápido que ya ni siquiera sé cuántas letras tiene el nombre oficial, y me resulta hasta cómica la cantidad de letritas que le han ido añadiendo, no lo hago de manera peyorativa, aunque confieso que sí un poco jocosa.

Bien, vamos con la chicha. Me considero una persona que acepta el cambio bastante bien. Es decir, los cambios no suelen gustarme, pero llega un momento en el que una persona se acostumbra y aprende a aceptarlos aunque no gusten. En base a esto, también soy de los que piensan que las cosas no se deben forzar, ya que forzar implica riesgos que en muchos casos pueden acabar mal. ¿Quieres ganar músculo? Haz pesas, no te dopes. ¿Tienes treinta tareas pendientes? Ve una por una hasta acabar, no intentes abarcar trece para que acabes haciendo la mitad, y mal. ¿Por qué digo esto? Simplemente porque quiero dejar constancia de que las cosas deben seguir su curso natural salvo causa de fuerza mayor, aunque a veces escueza. Cuando yo era chico, si te pillaban en el patio del colegio diciendo frikadas, te caían collejas en el menos malo de los casos, y ahora resulta que está hasta de moda ponerle de nombre a las niñas "Khaleesi". En un tiempo no muy lejano (y todavía ocurre), y en según qué lugares, por ser homosexual te podían multar o hasta fusilar, y ahora, en lo que respecta a nivel social, la homosexualidad no está mal vista en la mayor parte del mundo civilizado. Por supuesto que se dan todavía casos de abusos, palizas y cosas peores, pero todo sabemos que la delincuencia es imposible de erradicar hasta el último caso. ¿Que tienen que seguir mejorando las cosas? No me cabe la menor duda. ¿Que vamos en mal camino? No, pero todo cambio social requiere tiempo.

Ahora voy con el punto del que quería hablar desde que empecé a escribir. Se oye mucho eso de "si hay un día del orgullo gay, ¿por qué no un día del orgullo hetero?". Voy a obviar lo del orgullo hetero porque me parece una soplapollez, pero voy a hablar un poco sobre lo que opino del día del orgullo gay (lo llamaré orgullo gay porque me resulta más fácil, pero me refiero al orgullo LGTBetc). No tengo nada en contra de dicho día ni de lo que representa; me alegro de que exista porque por desgracia hace falta todavía (y recalco ese todavía); pero... considero que hay matices. El día del orgullo gay debería existir como una reivindicación, una manera de decir a los cuatro vientos "soy gay, la sociedad me apoya, y los que no estéis de acuerdo acabaréis siendo unos delincuentes o unos marginados por ello". Hasta aquí bien, ¿no? El problema va, como siempre, cuando la cosa se lleva demasiado lejos. No, no voy a hablar de que haya gente que sea "demasiado gay" y cause mal ejemplo a los niños, tranquilos. A lo que me vengo a referir es al caso de que, de igual manera que no hay un día del orgullo hetero porque no resulta necesario, la gente debería comprender que el colectivo LGTBetc no estará totalmente aceptada en la sociedad hasta que el día del orgullo gay deje de existir. Yo creo que tiene lógica, ¿no? Si haces algo por reivindicar una cosa, el día que no sea necesaria esa reivindicación, dejará de hacer falta el hacer ese algo. Por poético que suene, el día del orgullo gay busca conseguir su propia extinción algún día, ya que el día que no haya ni un gay marginado POR EL HECHO DE SERLO, no hará falta que grite la frase que dije unas líneas más arriba. Llegará un momento (quiero creer que más cercano de lo que pensamos) en el que ver por la calle a dos hombres rozando barbas, o a una mujer con cara masculina y un bulto en la entrepierna será algo totalmente normal, y ese día no hará falta que se siga celebrando el día del orgullo gay. Ah, y antes de pasar al siguiente párrafo, dejo caer una idea suelta: el día del orgullo gay también seguirá siendo necesario, o al menos útil, mientras en algún país del mundo siga habiendo homofobia. No olvidemos que cada día estamos más globalizados, y eso implica que si un país avanzado comparte frontera con otro que no lo está tanto, sus festejos y costumbres sirven para hacer mella de alguna manera en sus vecinos, ya que la cultura se exporta muy rápido (y no me refiero solo a fronteras físicas).

Pero como dije antes, el problema surge cuando se llevan las cosas demasiado lejos. ¿A qué me refiero? A la divinización, que es algo que puede ocurrir con casi todo concepto social, como el movimiento pro-vida, el animalismo, y tantas y tantas cosas. No es lo mismo aceptar a un colectivo dentro de otro, que convertirlo en "algo especial que debe ser respetado". Lo que se pretende con el día del orgullo gay es INTEGRAR a esas personas en la sociedad para que sean vistas como normales, no tratar de crear un autobús especial con arco iris en el que ellos puedan ser diferentes y no se los toque por ello, pues eso implica que ellos sean distintos, y mientras sean distintos, no estarán correctamente integrados. Lo que se pretende es que los padres no necesiten explicarle a un hijo que "a un gay le gustan los hombres y a una lesbiana las mujeres", sino que "a cada persona le gusta una cosa distinta por su biología, y en base a eso, la sociedad crea una nomenclatura que sirve solo de accesorio".

Y bueno, como me estoy enrollando y no sé muy bien cómo terminar esta publicación, lo voy a dejar aquí. Resumen: LGTBetc, sí; respeto, sí; integración y normalización, sí; autobuses especiales, no.

martes, 13 de agosto de 2019

Otro granito de arena.

Casi siempre que aparece en una red social cualquier tema polémico, es de lo más frecuente que surja algún comentario del tipo "¿pero es que nunca estáis contentos? ¿Siempre tenéis que criticar algo?".

Por poner un ejemplo fácil, veía hace poco una cita de un tío que decía algo así como que "resulta curioso cómo la gente se muestra tan triste cuando aparecen inmigrantes ilegales muertos en la playa, pero furiosos cuando están vivos". Por seguir con el ejemplo, hablaré del caso en España. Vamos a ver... solo en España hay más de 46 millones de personas. Digamos que quitamos de enmedio a todos aquellos que no participan en redes sociales (mayoría de ancianos, muchos adultos, algunos jóvenes, mayoría de niños), y también a aquellas personas que no entran al trapo por equis motivo. Soy muy rácano diciendo que, pasando este filtro, podemos imaginarnos a unos 10 millones de personas echando pestes de una manera más o menos constante en redes sociales. Es más, voy a recortar todavía más y me voy a quedar con la mitad.

Así pues, tenemos 5 millones de personas echando pestes en las redes sociales. 5 millones de personas. 5 putos millones de personas. ¿Tenéis una mínima idea de lo que son 5 millones de personas? Muchas, eso es lo que son. ¿De verdad, los que decís cosas como las que he puesto más arriba, no sois capaces de ver que entre 5 millones de personas es muy probable que (NORMALMENTE) no sean los mismos los que se contradicen con esas declaraciones de mierda? O sea... lo típico del chiste de la parejita y el burro:


Sé que en este mundo hay de todo, y que a borrico hay siempre quien gane pero, ¿de verdad pensáis que esa diversidad y/o contradicción de opinión se tiende a dar en la misma persona? O sea... ¿de verdad pensáis que en una red social como Facebook, el público se comporta como un grueso de personas que todas piensan igual, un bloque que según si llueve hacia abajo o de lado va a pensar una cosa u otra completamente distinta, todos a la vez? ¿De verdad no os llega como para ver que las opiniones se extienden por capas y/o espectros entre toda la población, es decir, los individuos que la componen? ¿De verdad os parece tan increíble que haya diversidad de opinión entre 5 millones de personas, y que siempre haya alguien disconforme con los diversos acontecimientos? No voy a preguntar si de verdad preferiríais que todos pensaran igual, porque esa respuesta, por desgracia, ya la sé.

Y eso, hablando solo de españoles.

Nada más que añadir, solo era una pataleta tras haber leído la cita que dije al principio.

sábado, 10 de agosto de 2019

La fiebre del valor añadido.



Un día, un cocinero o camarero pensó que era buena idea ponerle un mondadientes en lo alto a una hamburguesa. Al siguiente, su vecino dijo "¿y si uso platos más modernos?". Al siguiente, uno vio una noticia sobre que en Francia se estaban empezando a poner de moda los restaurantes de cocina artística: mínima cantidad de comida, plato bonito, y precio inflado...

No creo que esté diciendo nada nuevo, lleva pasando desde hace ya muchos años (por no decir décadas), pero el caso es que cada vez se hace más difícil encontrar una tasca de barrio en la que comer barato y bien, en la que pagar sola y exclusivamente por el servicio de la comida. Porque ese es el secreto aunque muchos no lo comprendan: cobrar más por un plato bonito no es una estafa (normalmente), es cobrar más por vender un sentimiento, lo que se viene a llamar "valor añadido" en el mundo del marketing. ¿Está feo que se tire tanto de valor añadido de un producto simple? Sin duda, está súper feo porque obliga a la competencia a adaptarse, y al cliente, a pagar más. ¿Es incorrecto o inmoral? Por supuesto que no, cada cual es libre de vender buenas ideas si la gente paga por ellas, y cada cual puede poner su dinero en lo que le venga en gana... y ahí es donde radica el problema, que no todos tienen la misma cantidad de dinero.

La globalización sigue avanzando por más que le pese a los independentistas; y con esta frase no me refiero solo a un cierto número de catalanes, sino a todos aquellos que creen que es "guay" o que "expresa sentimiento" el "sentirse" parte de una tribu pequeña en detrimento del progreso. El caso, que no me quiero ir por las ramas, es que cada vez hay más turismo, y eso implica que los países con menor poder adquisitivo descubren posibilidades al poder sangrar a gente de mayor poder adquisitivo. ¿Por qué venderle a los vecinos de siempre un plato como siempre, si puedes vender menos comida por más dinero a costa de invertir en un poco de apariencia? No hay ningún motivo para no hacerlo más allá de la pereza, o el sentimiento de "eso es una estafa" (que no lo es). Y esto, al fin y al cabo, también pasa a ser un simple sentimiento y, por lo tanto, algo egoísta en una mayor o menor medida.

Desde que ando moviéndome por aquí y por allá, y desde que "salí de barrios y pueblos moderadamente pequeños" (entre comillas, porque siempre evito las grandes urbes), se me hace cada vez más difícil encontrar un bar barato que no esté intrínsecamente unido al concepto de cutre e insalubre. Es raro encontrarse una hamburguesa por menos de 6-8 putos euros en España, y aquí en Noruega (desde donde escribo esto), te pueden sablar hasta 20 sin alzar la ceja (por no hablar de los 10 de la cerveza que acompañe, pero ahí ya nos metemos en políticas e impuestos del país). Desde luego, las cosas hay que saber reconocerlas, te las presentan en un plato precioso, con su mondadientes, con sus ingredientes bien puestos y súper bonitos para que te abran más aún el apetito. Cuando me termino el plato, me paro a pensar en si ha merecido la pena gastar 20 eurazos por una simple hamburguesa con salsa, patatas, y un poco de guarnición, y la respuesta es un "sí". El problema, claro, es que después viene la segunda pregunta: "¿quise yo pedir esto?", y la respuesta es "no".

La conclusión más obvia: la restauración seguirá avanzando por ese camino, y cada vez se verán menos bares pequeños y tradicionales, aunque no creo que se lleguen a extinguir nunca. Aquellos que no gusten de cocinar, cada día se verán más y más en la tesitura de si pagar grandes sumas por comer sano a base de comprar sentimientos, o si pagar pequeñas sumas por comer de manera insalubre con rápidos precocinados y ultraprocesados. ¿Queréis una idea de negocio que lo petaría? Abrid una cadena de bares/restaurantes que ofrezca comida sana y barata, "al método tradicional". El cómo hacerlo sostenible... si lo supiera, ya estaría buscando financiación para montarlo yo.

miércoles, 7 de agosto de 2019

¿Existe la suerte?



A lo largo de la vida es muy fácil cruzarse con estas dos frases: "qué buena suerte ha tenido fulanito", o su contrapartida "la suerte no existe, la suerte se la busca uno". Para hacer la lectura un poquito más lógica, voy a empezar por la segunda frase, y después la contrastaré con la primera para mostrar mi punto de vista al respecto.

¿Qué significa lo de que la buena suerte no existe? Bueno, para eso primero habría que saber lo que es la buena suerte. Atendiendo al millón de definiciones de "suerte" que se ven en la RAE, podría resumir con que se trata de un "encadenamiento de sucesos fortuitos o casuales que se tornan favorables". Dicho de otra manera, cuando tienes un cierto grado de incertidumbre en algún acontecimiento de tu vida, y esa incertidumbre se resuelve de manera favorable hacia ti, has tenido buena suerte (y viceversa). A simple vista puede parecer que la frase "la buena suerte no existe" es una tontería, ya que todos hemos tenido buena o mala suerte en algún momento de nuestra vida. Pero claro... paraos a analizar por un momento. Imaginad un caso muy claro: echas una solicitud de trabajo y te quedas esperando pacientemente a ver el resultado. Si te llaman, habrás tenido buena suerte; si no te llaman, habrás tenido mala suerte. Sin embargo, en estos tiempos que corren, con una brutal competencia en el ámbito laboral, es muy probable que haya otros muchos factores involucrados. A veces hay una cierta pasividad y una oferta de trabajo se resuelve por su cauce normal... pero, ¿cuántas veces se resuelve por un enchufe? ¿Cuántas veces se resuelve por una "trampa", como que uno de los candidatos le haga la pelota al futuro jefe, mostrándole interés por algún método poco ortodoxo? En estos casos está claro que el ganador no habrá tenido suerte, sino que aunque haya sido por una vía deshonesta, simplemente se lo ha currado más que el resto. No es bonito, y muy probablemente no sea justo (especialmente si es una solicitud reglada y medida por puntuación), pero las cosas como son: se lo ha currado más, ha tenido picardía, se ha ganado el puesto y, en definitiva, se ha buscado la suerte. Y eso, claro, cuando no gane directamente el que tiene el mejor CV, que al fin y al cabo habrá ganado por habérselo currado a lo largo de su vida, no por "buena suerte". Como mucho se podría decir que ha tenido "buena suerte" al haber dado con una oferta de trabajo que se amoldaba a su situación particular... no sería una afirmación demasiado incorrecta. Lo mismo se podría aplicar a muchísimas cosas que se pueden "echar a suertes". ¿Una partida de cartas? Como poder, puedes hacer trampa para forzar la victoria. ¿Te vas de marcha? Raro es no llevarse un condón en la cartera, para evitar el "¡qué mala suerte!". ¿Vas a comprarte unos zapatos nuevos? Si los compras de buena marca, seguramente tendrás más posibilidades de que te salgan buenos. En definitiva... podríamos afirmar que en un elevadísimo porcentaje de casos (por no decir, potencialmente, todos) la suerte no existe como tal, ya que existe la posibilidad de reducir o hacer desaparecer el grado de incertidumbre.

Pero, ¡ay, amigo! ¿Qué ocurre cuando el grado de incertidumbre es demasiado potente como para tú puedas manejarlo? Igual la oferta de trabajo que dije más arriba no es demasiado buena, y no te persuade lo suficiente para currártela e inclinar la balanza a tu favor. En tal caso, te limitarás a mandar tu CV, quizás una carta de presentación no demasiado personalizada, y a correr y cruzar los dedos. ¿Y si la partida de cartas que dije arriba resulta que es on-line? Lo más seguro es que no seas un puto hacker capaz de trucar la aplicación en la que estás jugando, y que no te sea rentable aprender a hacerlo. Y ya, si hablamos de cuestiones de salud, ¡apaga y vámonos! ¿Tienes idea de la inmensa cantidad de procesos fisiológicos que ocurren en tu cuerpo por azar? Casi todas las células de tu cuerpo están ahora mismo intentando convertirse en cancerosas por puro azar, lo que pasa es que también tienes un sistema de regulación que las mantiene a raya. Imagínate (ojalá no te pase) que un día vas al médico por un bulto y te diagnostican un cáncer. Lo más seguro es que sigas la vía de acción más habitual: quimio y/o radioterapia, reducir el bulto, extirpación, y a cruzar los dedos. Ahí, te lo digo yo, a pesar de que la medicina moderna ha avanzado mucho, hay MUCHÍSIMO azar, ahí sí que dependes de tener buena o mala suerte. Claro, existe la posibilidad de que te metas a investigador y descubras la cura del cáncer en unos años pero... creo que varias décadas y millones y millones de presupuestos dedicados a descubrir esa misma cura pueden servir de testigo de que muy probablemente te quedes a mitad de camino (o quizás no, no seré yo quien te desanime a intentarlo). Dicho de otro modo, que me estoy yendo por las ramas: aquellas ocasiones en las que decidas no involucrarte en cambiar tu suerte, efectivamente, estarás a merced del azar.

Y bueno, a modo de resumen, dejo caer lo que yo extraigo de esta reflexión. Cada vez que se presenta ante tu nariz una situación con algo de incertidumbre, tienes la posibilidad (potencial) de reducirla. Si está en tu mano convertir esa incertidumbre en una posibilidad de éxito del 100%, entonces hablaremos de que no existe la suerte como tal, o que "te has buscado la buena suerte". En el resto de ocasiones... pues la suerte teórica se torna en práctica, y repitiéndome, quedarás a merced del azar.

domingo, 4 de agosto de 2019

Consejos para ahorrar: 9.


1) En mi experiencia, lo normal es que cuando te mudes esté ya casi todo contratado salvo el Internet: agua, luz, gas... pero no obstante, no siempre es así y a veces te toca ensuciarte las manos con esta clase de cuestiones. Son jodidas, mayormente porque son bastante caras y nadie nace con un catálogo de todos los precios y ofertas del mercado, pero puede ser rentable informarse bien sobre las distintas compañías que existen y sus distintas tarifas. Para un gamer de 20 años puede resultar muy atractivo tener un Internet súper potente para que no se te caiga la conexión durante una partida online, pero claro, lo paga papá. Cuando te toque cuidar de ti mismo... no pagues por cosas que no necesitas.

2) Reconozco que esta es muy personal, pero como he dicho en otras publicaciones, me gusta poner mi granito de arena para hacer del mundo un lugar mejor, pues adoro la frase "sé el cambio que quieres ver en el mundo". Así pues... NO PLANCHES LA ROPA. Obviamente puede haber excepciones, como cuando quieres tener un traje presentable para una reunión social importante de la que esperas mendigar algo pero..., ¡en serio, párate a pensar en el disparate del que estamos hablando! Planchar la ropa casual supone invertir tiempo (lo más valioso), esfuerzo (cansa) y dinero (agua, electricidad, desgaste de plancha y tabla) en una tarea que sirve para... tener la ropa tiesa, por no hablar de que cada vez que planchas, tu ropa se desgasta un poco más y acelera la necesidad de renovarla. Cada vez que planchas la ropa, el señor al que se le ocurrió la genial idea de que era "mejón" tener la ropa tiesa se descojona en su tumba de una gran parte de la civilización. Además, si no lo haces, aportarás a la sociedad tu propio granito de arena para dejar atrás esta costumbre tan absurda.

3) No malgastes agua. Además de que mamá naturaleza te lo agradecerá, también lo harán tus facturas, especialmente cuando estés en invierno y tires de agua caliente. Friega con el agua justa y necesaria, no prolongues innecesariamente la ducha, no planches, o incluso como leí una vez, orina mientras te duchas, que aunque sea un poco puerco, te ahorrará 10 litros de la descarga del váter en cada vez que lo hagas. Puede que suene a cachondeo, pero todas estas pequeñas cositas se notan en un balance anual.