lunes, 30 de diciembre de 2019

Como la vida misma: 8



-Niño, ve a avisar al conserje, que estoy ya harto de esta puta mesa.

El niño no era otro que el becario de aquella oficina del gobierno, y el harto de su puta mesa, Contreras, el asistente de la consejera. Contreras no era una buena persona... era la clase de tipo que se había criado bajo premisas de grandes ambiciones... lo cual no estaría mal si no fuese porque también pensaba que todo valía con tal de subir puestos en el partido. Además, como agravante cosmético, era un tipo raro y desagradable... si bien disponía de una valiosa agenda de contactos, no tenía verdaderos amigos. Era, en definitiva, ese tipo que hay en todo barrio capaz de dedicar treinta minutos en el supermercado para manosear un paquete de mozzarella fresca cuando nadie lo mira. Con todo el tema de Foopple, ahora resultaba que tenía un montón de trabajo que iba a congelar sus conspiraciones y sus planes para seguir subiendo. La parte buena... era que ni siquiera eso le impediría quitar de en medio a la inútil de la consejera.

-¿Contreras? -lo interrumpió uno de sus compañeros-. Te traigo la resolución de las becas de doctorandos, para que la firmes.

-¡Que ese ya no es mi trabajo, coño! -Contreras dio un puñetazo en la mesa, y la tabla se tambaleó-. ¡Te lo dije la semana pasada, joder, que me han ascendido! ¡Ahora yo me encargo de las resoluciones transitorias de propuestas finales! ¡Las resoluciones son para Susana!

-Bueno, bueno... tampoco hace falta que te cabrees... -Su compañero miró al pasillo durante unos segundos, y volvió a mirar hacia dentro de su despacho-. ¿Y no me puedes hacer este favor por una vez? Es que Susanita está de vacaciones y faltará por lo menos dos semanas... Los chavales deben estar rabiando por esta convocatoria, que debió salir hace ya seis meses.

-¡¿Y a mí qué me cuentas?! ¡Suerte tienen de que no las echemos para atrás todas, que en la convocatoria pone que si se retrasa más de tres podemos hacerlo! ¡Anda y que los zurzan!

-Desde luego, hijo... que qué falta te hace follar un poco...

Contreras hizo un gesto de desdén con su mano mientras su compañero se iba, y se frotó los ojos pensando en la cantidad de papeleo que le esperaba. Tenía que contactar con varios empresarios para ponerlos al tanto de las repercusiones de la nueva iniciativa de Foopple; tenía que hablar con su jefa de varias gestiones atrasadas, que aunque eran menores, no debía olvidarlas; tenía que hacer selección de aún más papeleo, ya que el idiota de Ramiro siempre le intentaba encasquetar varios papeles que ya no le tocaban; y mientras tanto, debía seguir dando una imagen impoluta de cara al partido y al país, pues hasta que no llegase a la Moncloa, no pensaba parar. Estaba estresado, y cabreado. Se echó hacia adelante en la mesa, y al apoyarse... la tabla se tambaleó una vez más. Perdió el equilibrio, y casi se pegó un cabezazo contra el ordenador.

-¡Me cago en la puta! -exclamó.

-¿En cuál de ellas, Contreras?

Contreras dio un respingo, y alzó la cabeza asustado. Ante él se erigía una figura alta y esbelta, embutida en un traje negro ceñido, con la cara tapada y todo. Y por encima de su hombro sobresalía... ¿una espada? Sí... aquel individuo era definitivamente un ninja.

-¿T-tú quién eres? -Contreras trató de ponerse en pie, pero el miedo se apoderó de él enseguida. Las piernas no le respondieron.

-Poco importa. He venido a devolverte todo el mal que has sembrado. ¡Muere, malvado!

Contreras se quedó congelado mientras el ninja sacaba su espada. El individuo alzó un pie, se dispuso a hacer una pirueta por encima de la mesa para cobrarse lo que parecía ser una merecida venganza... pero algo salió mal. La tabla se tambaleó una vez más. El individuo realizó la maniobra a la perfección... pero perdió el equilibrio. El ninja no pudo recalcular bien el movimiento, salió volando, y se dio un tremendo cabezazo contra la pared, justo detrás del sillón de Contreras. El funcionario se quedó ahí, sudando y temblando por lo que pareció ser una hora completa pero en realidad no había sido más que unos segundos. En cuanto se supo a salvo, se puso en pie.

-¡¡SEGURIDAAAAAAAAD!!

miércoles, 25 de diciembre de 2019

Como la vida misma: 7



-¡Pssst! ¡Señora consejera, deje usted el móvil, que va a terminar!

Marisa cerró rápidamente el Finder y se metió el móvil en el bolsillo, tal como le sugería su asistente. ¡Qué fastidio! ¡Al fin le había salido un Match! Pero bueno, el trabajo era el trabajo. Se encontraba en mitad de una presentación de un comercial de Foopple que, al parecer, estaba llegando a su fin. Sabía, por supuesto, que aquello era tan solo un paripé, ya que se sabía que Foopple siempre conseguía toda la financiación que necesitaba. Al fin y al cabo, la sede de Foopple España financiaba a su vez alrededor del 20% de las campañas electorales del partido... pero bueno, incluso así merecía la pena estar al tanto de dónde acababa el dinero por si alguna vez le preguntaban. Aunque era difícil de saber dónde empezaban y acababan sus verdaderas responsabilidades, aquel seguía siendo su trabajo...

-Y así, mis buenos señores, llegamos a las conclusiones de esta presentación. -El comercial se aclaró la garganta, y adoptó una pose muy digna-. Número uno: Foopple siempre velará por el welfare de sus users, y por el broad spreading del conocimiento en quick format; número dos: por medio del high project "no ad without its user", Foopple pretende dar a todos los free users la posibilidad de convertirse en pequeños economic promoters que harán más indispensable que nunca su contribution al market stability; número tres...

-Espera, espera -interrumpió la consejera-. He tenido un par de asuntos importantes en mi agenda durante la presentación y he debido perderme algún pequeño detalle... ¿puedes volver a explicar lo del punto dos?

-Claro, señora consejera -repuso el comercial-. Tal como les comenté hace unos minutos, el gran y novedoso "Wild Advertisement Motor" de nuestra corporation va a darnos...

-Mira, chaval, háblame en castellano. En esta sala no hay cámaras, y todavía no es obligatorio saber inglés en este país. -El comercial se quedó mudo, pero se le arregló rápido.

-Claro, señora consejera. Básicamente... nuestro... último parche para la aplicación Foopple Maps hará una mayor distinción entre usuarios gratuitos y premium. Los premium seguirán como hasta ahora, pero los gratuitos recibirán anuncios más intrusivos para persuadir a la adquisición de todas las ventajas de Foopple Maxi Premium. Basado en las preferencias de nuestros usuarios, previamente estudiadas y procesadas por todo el Big Data recabado por nuestras demás aplicaciones, hay una posibilidad pequeñiiiiita de que todo usuario gratuito reciba un itinerario diferente al que él pidió a la aplicación. Hecho de forma al azar, un usuario gratuito podría pedir la ruta para ir a... el taller más cercano, por ejemplo, pero acabaría llegando a... ¡una tienda con el último grito en sus preferencias musicales! Dicho de...

-Espera, espera, espera -interrumpió de nuevo la consejera-. Me estás diciendo... ¿una persona puede poner el GPS para ir al hospital por una urgencia, y acabar en una tienda de gambas porque suela comprarlas en Navidad? -El comercial se rascó entre los pelos de la barba.

-Bueno... teóricameeeente...

-¡Pero eso es un disparate!

-Señora ministra, ¡espere! Tiene que comprender que esta medida está previamente estudiada en gran profundidad. A diferencia de lo que pueda parecer, y en base a las simulaciones del superordenador de nuestra centralita, esta medida podría incrementar la facturación de la empresa en un trescientos por ciento en cuestión de semanas, lo que permitiría comenzar con el programa de ayuda a los niños de África muy pronto.

-Pero... ¿eso qué tiene que ver con nuestro...? -Su asistente le dio un codazo.

-¡Pssst! ¡Señora consejera, le recuerdo que los niños de África son el compromiso principal del partido ahora mismo! -le susurró. <<Huy, es verdad>>, se dijo a sí misma.

-Vale, una última pregunta. Este... parche... ¿afectará de alguna manera a la cuenta premium que nos da el partido? -El comercial sonrió.

-No, señora consejera.

-Bien. -La consejera se levantó de la silla-. Disculpa si no me quedo al final de la presentación, pero ya sé lo suficiente. ¡Contreras! Mándame los papeles que haya que firmar a la oficina, tengo un asunto muy urgente.

-Sí, señora consejera.

Marisa salió escopetada de la sala de reuniones. Al pasar la primera esquina, sacó su móvil de nuevo, pulsó un par de veces por la pantalla táctil.

-Anda. una curby. hahaha... KOmo stas wapa? Sabs qien soy yo :)???

domingo, 22 de diciembre de 2019

Otro sueño perturbador.



He vuelto a tener uno de esos sueños que me hacen despertarme con una sensación de "what the actual fuck, Fede?". En este caso, no era tanto el sueño en sí, como la naturaleza del mismo, un poco del rollo de un rompecabezas extraño al estilo de la Alegoría de la Caverna o la teoría del gato de Schrödinger... paso a relatarlo.

Embebido en otro sueño que no viene a cuento, resulta que iba yo con un grupo de amigos para presentarnos a un desafío. Viajábamos a un lugar perdido de la mano de dios, muy del estilo de lo que se puede ver en una típica peli de la guerra de Vietnam (o sea, mucha vegetación, ríos, etc.). Ni idea de cuál era el lugar... probablemente inventado por mi mente, aunque me llama mucho la atención que durante el propio sueño yo sacaba mi móvil para saber dónde estaba y... ahí, en medio de Google Maps, se veía un mapa totalmente completito, con su orografía, sus ríos, los nombres de los pueblos cercanos que obviamente no recuerdo y que, sin embargo, eran tan reales para mí como inventados en un sueño. Me cago un poco en mi estampa, porque luego cuando necesito inventarme algún nombre para mis escritos, me las veo y me las deseo...

Pues bien, resulta que habíamos ido a tan inhóspito lugar, como decía, para tomar un desafío. Según una leyenda inventada por mi cabeza, en dicho sitio había una cabeza reducida de estas estilo magia vudú que, si la encontrabas, podías pedir un deseo. No era pedirle un deseo al jefe del lugar, sino un deseo potente y trascendental al estilo del genio de la lámpara, algo digno de atraer a gente de todos los lugares del mundo para intentarlo... de no ser por los riesgos que entrañaba. La cabeza reducida estaba custodiada por una tribu de aborígenes que estaban adaptados a su tiempo (vamos, que en vez de ir con lanzas y taparrabos, custodiaban el lugar con rifles, metralletas, y todo un ejército), pero que sin embargo eran fieles a su costumbre y, mientras se respetasen las normas, permitían a cualquiera participar en el desafío. ¿En qué consistía dicho desafío? Imaginad un pasillo artificial, una pasarela de tierra (de hecho, de colchonetas, para hacerlo aún más extravagante), situada entre una verja a la izquierda, y un río "infranqueable" a la derecha. El pasillo era de un kilómetro de longitud, y al final del susodicho pasillo, te esperaba la susodicha cabeza reducida. Obviamente no iba a ser tan fácil... aquí es donde se complica.

La verja tenía una parte superior (por encima de las rodillas aproximadamente) que quedaba expuesta y permitía ver el otro lado, mientras que la parte inferior (por debajo de las rodillas) estaba cerrada, hecha de acero macizo. Detrás de la verja había una gran cantidad de ametralladoras de clavos automatizadas. Cada una de ellas custodiaba una sección de cien metros del pasillo (o sea, que había diez "torretas"), y si te detectaban, te disparaban tras unos segundos. Dichas ametralladoras no eran "letales de necesidad", no te matarían con uno ni dos clavos, pero sí que lo podrían hacer si no te rendías al recibir unos cuantos impactos. Dicho de otra forma: tenías unos cuantos segundos para recorrer metros de 100 en 100 a toda velocidad, y si no lo conseguías y te empezaban a caer clavos por el cuerpo, tu única manera de salvarte sería tirarte al suelo para cubrirte con la parte inferior de la verja, o seguir corriendo con la esperanza de llegar a tiempo a la siguiente sección del pasillo, con una absoluta incertidumbre, pues no había señales de hasta dónde llegaba el radio de acción de cada torreta. Ah, y otro detalle más: aunque no te decían cuánto, tenías una cantidad de tiempo limitada para recorrer el kilómetro; era suficiente como para recorrerlo corriendo, pero no suficiente como para recorrerlo arrastrándote (era todo muy conceptual y abstracto, recordemos que sale de un sueño).

Digamos que esas eran las reglas fundamentales del macabro y mortífero juego. A simple vista puede parecer que era una sencilla prueba de velocidad... pero no es así necesariamente. En el sueño se veía cómo uno de mis colegas (uno muy deportista) se las ingeniaba para calcular a la perfección en qué momento las metralletas empezaban a disparar, y justo en ese momento se lanzaba al suelo para recorrer los últimos metros de la sección en cuestión a la máxima velocidad que podía. Pero claro... tanto correr, tirarse al suelo, arrastrarse a toda leche, levantarse, seguir corriendo... cuando llegó a la sección cinco se empezó a cansar, y le cayeron clavos a tope (le siguió una imagen extremadamente grotesca y desagradable, con clavos, sangre y gritos... un sueño que rozaba con una pesadilla, ya sabéis), lo que hizo que se rindiera. De aquí, de hecho, se deducen dos nuevas normas del juego: 1)puedes inventar trucos y estrategias variadas para superarlo (aunque no se podían llevar objetos de fuera, como escudos o similar); 2)si dejas a alguien participar antes que a ti, puedes aprender de sus estrategias para aumentar tus posibilidades... pero te arriesgas a que te levanten el premio.

A modo resumen, eso era lo que quería contar. Llevo un rato quebrándome la cabeza sobre cómo y por qué ha elaborado mi mente un dilema así. ¿Cómo resolverlo? También me planteo otras cosas, como los diversos detalles de la experiencia: el cómo mi mente se había inventado un mapa de Google enterito, los detalles del "juego", las enseñanzas de la vida que se pueden sacar de esas reglas (si observas a alguien arriesgar, puedes copiarlo, pero él puede tomar ventaja sobre ti por haberlo hecho antes). No sé, no sé... una parida muy grande. Una experiencia de lo más llamativa.

domingo, 15 de diciembre de 2019

Como la vida misma: 6



El teléfono de Jessi vibró. It's a Match! ¿Le abriría conversación este, o sería uno de los cientos de cobardes e inútiles que preferían que la mujer lo hiciera por él? Si es que el mundo estaba lleno de críos mimados... <<¡A las señoritas hay que tratarlas bien! ¡Dad el primer paso!>>, se dijo Jessi. Y en cualquier caso, si el match te sale a tí, tienes que hablar tú; ¡es de primero de Finder!

-Hola guapa :) .- Jessi entró al perfil de su pretendiente: Luis, 26 años, enfermero y guapote. <<La cosa promete>>, se dijo.
-Ola!
-¿Qué tal, cómo estás?
-...NEXT

Jessi deshizo el match al instante. Un saludo se puede tolerar, pero... un "¿cómo estás?" ¡Seguro que era un friki perdedor y un pajillero! Ella quería a un bandolero... un príncipe guapo y listo, descarado, capaz de encender sus pasiones con tres frases... pero también educado, alto, fuerte y respetuoso, que supiera ver algo más que la belleza de sus ojos en la foto de perfil.

Volvió a vibrar. It's a Match!

-Eeeeeeyyy!
-Ola!
-Espera, espera, que me he tenido que equivocar. Esto es Finder, o la pastelería? Porque me acabo de encontrar un bombón! ;)))).
-Jaja! -<<así sí>>, se dijo Jessi.
-Cómo te gustan a ti los bombones, encanto? A mí de postre, y mejor si son con nata, ifyunow guaraimín! ;)))
-...NEXT

Hala, otro estereotipo con patas. Un jodido salido, ¡violador en potencia, por lo menos! Match deshecho, a otra cosa. ¡¿Por qué era tan difícil de comprender?! ¡¿Por qué había tanto niñato suelto?! Ella no pedía tanto, solo necesitaba a alguien tierno, sensible... alguien capaz de comprender que a una chica hay que seducirla... pero también saber darle su espacio. Un chico cariñoso, que se cuidara y fuera al gimnasio... y si pudiera tener barba de vikingo, tanto mejor. Con coche, buen trabajo, ganas de dedicarle su valioso tiempo a ella...

It's a Match!

-Hola cariño!
-...NEXT

It's a Match!

-Hola, tesoro ;).
-...NEXT

It's a Match!

-Hola guapi :3.
-Ola!
-Perdona si soy un poco directo pero... podrías pasarme alguna foto más? Solo veo primeros planos en las de tu perfil.
-Pero haber! Tu ke kires, conocerme, o ber si t pongo aa???
-Conocerte..... pero es que me gusta... saber cómo... es la persona con la que hablo. Solo... veo fotos de tu.... gatita y de tus...... preciosos ojos :) .
-... -Jessi le mandó un par de fotos en sus leggings más irresistibles. Las tenía ya preparadas, con el símbolo de la victoria, y poniendo morritos de pato.
-Ohhh....... qué guapa... jeje :) . Una.... chica con curvas... como a mí me..... gustan!!
-...NEXT!!!

¡Pero bueno! ¡¿Qué se había creído? ¡Llamarla puta gorda en toda su cara! Cada día estaba el mundo peor, pero bueno, como decía su amiga Jenny, el Finder era para echarle paciencia. Ya aparecería su hombre perfecto. Su media naranja. Su no-te-exijo-tanto-pero-en-verdad-sí. Que al fin y al cabo ella se lo merecía, ¡¿o no era eso lo que le había dicho su abuela desde el principio?! Jessi secó una lágrima que no sabía de dónde había salido, y soltó el móvil en la mesa.

Vibró de nuevo. It's a Match!

jueves, 12 de diciembre de 2019

La importancia de la relación superficie/volumen.


Me apetece poner otro de mis granitos de arena para abrir mentes. El otro día, a raíz de una discusión muy tonta que no viene al caso, acabé dándole vueltas a por qué el queso en polvo suele tener una fecha de caducidad bastante poco generosa (además de, si no recuerdo mal, legislación propia en materia de higiene), y aunque ya conocía la respuesta... bueno, pues dándole vueltas se me ocurrió escribir esto.

Vamos con un caso hipotético de los que tanto me gustan: imagina que eres funcionalmente como una bacteria. Es decir, sigues siendo tú, pero entre otras muchas cosas, puedes comer y respirar por toda tu superficie corporal, no solo por 1-2 agujeros diseñados para ello, y solamente piensas en comer y dividirte. Imagina que tienes la capacidad de disolver y asimilar cualquier material, y que después de consumir una cierta cantidad de alimento, pasas a pensar solamente en dividirte, literalmente, en dos como tú (o para ser más exacto, en dos casi iguales a ti... mutaciones y demás). Ahora yo te digo: dándose ese caso, ¿qué crees que podrías comerte más rápido de entre estas dos opciones? 1) un enorme bloque de hormigón macizo, digamos que de 100x100x100 metros; 2) un enormísimo bloque de oficinas con todas sus puertas y ventanas abiertas, pero que dado que tiene muchísimo espacio vacío en su interior (no es macizo), para tener el mismo volumen de "estructura comestible", resulta que tendría unas dimensiones externas muuuuy superiores. Dicho de otra manera, el edificio de oficinas es más "incómodo" y trabajoso para asimilarlo, pero tiene muchísima más superficie en relación a su volumen, superficie que podría albergar a una cantidad muy superior de tus "clones".

Ahora toca analizarlo: dejando a un lado si te gusta más la madera, el ladrillo o el hormigón, que eso lo dejo para ti, y dado que toda tu superficie corporal tendría la misma capacidad de asimilación, lo más lógico sería pensar que el bloque de hormigón sería más apetitoso y fácil de asimilar. Al fin y al cabo hay que andar menos, todo está cerquita, ¿no? Bueno, pues la realidad resulta que es otra. Una vez te hubieses dividido suficientes veces como para que el bloque de hormigón estuviese totalmente rodeado por clones tuyos, un montón de ellos morirían de hambre, ya que el bloque de hormigón sería cada vez más pequeño, y la superficie del mismo en relación a su volumen sería cada vez más pequeña. Por contra, el bloque de oficinas ofrecería de principio a fin una capacidad desorbitada para alojar a tus clones a lo largo y ancho de toda su superficie: tejado y paredes exteriores, pero también oficinas, paredes interiores, techos, muebles, etc. Dicho de otra manera, en el edificio de oficinas, y de una manera muy teórica siempre, seguirías dividiéndote hasta que lo consumieras por completo, y ninguno de tus clones pasaría hambre hasta el amargo final. Tu progenie comería más y más hasta asimilar por completo el edificio, mientras que con el bloque de hormigón, tras una fase de crecimiento exponencial, tus clones irían muriendo lentamente hasta que solo quedasen uno o dos comiéndose los últimos restos. Dicho en términos estadísticos, el bloque de oficinas permitiría un crecimiento exponencial mucho más pronunciado que el de hormigón, pero también daría una caída en picado mucho más grande en el número de clones al estar a punto de agotarse.

¿Por qué me sueltas esta parida?, dirán algunos de los que lean esto. Imagina en cuantísimos casos del día a día se aplica la ley de la relación superficie/volumen, puede que hasta te sea útil identificarlos y te abra la mente de alguna manera. Las bacterias pertenecen al mundo microscópico, y dentro de él, son microbios particularmente pequeños. Imagina que en lugar de un bloque de hormigón y un bloque de oficinas, se trata de una fruta maciza y una fruta troceada, o lo que dije al principio: un bloque de queso macizo, y un paquete de queso en polvo. A una bacteria le importa muy poco que el espacio entre dos granitos de queso en polvo sea mucho o poco, se cuela y punto mientras haya hueco. Por ello, cuando la relación superficie/volumen es mayor, es decir, cuando hay mayor superficie expuesta, por ejemplo, en alimentos troceados, el proceso de putrefacción tiende a ser mucho más rápido. Es más fácil "salvar" una manzana que tiene un trocito picado, que un paquete de queso rayado al que le ha salido una manchita de moho (que por cierto, está provocado por hongos, no por bacterias). A la manzana, como mucho, le cortas el trocito estropeado y hasta 1-2 centímetros alrededor como medida de precaución. ¿El queso rayado? Yo no probaría suerte... directo a la basura.

Y bueno, como no quiero que os penséis que esta es una publicación para salvar alimentos semi-descompuestos como si yo fuese una rata miserable, os voy a dar algunos casos más en los que la importancia de la relación superficie/volumen se hace muy manifiesta:

-En el tamaño de un animal: si un elefante cae desde unos pocos metros, se hace mierda; si una ingente cantidad de hormigas equivalente en peso al de ese mismo elefante cae desde esa misma altura, no les pasará prácticamente nada, ya que el propio roce del aire sobre esa gran cantidad de superficie amortiguará la caída de casi todas ellas.

-En el uso de herramientas: ¿qué diferencia hay entre un martillo y un cuchillo? La superficie de contacto con el material a desgraciar. Un cuchillo corta porque aplica la presión en una superficie mucho más pequeña; un martillo rompe, machaca, pulveriza, simplemente porque aplica esa misma presión de una forma mucho más desordenada.

-Al subir o bajar la temperatura de un alimento: si un alimento es grande y macizo, tardará mucho más en descongelarse o en hornearse; si está cortado en láminas finas, tardará poquísimo. Es más, cuando un alimento es muy grueso, puede ser incluso que lo metas durante horas en el horno, se carbonice la superficie exterior, y el centro se quede crudo por no poder penetrar el calor lo suficiente.

-Limpiar y desinfectar: ¿qué es más fácil, limpiar y desinfectar un material poroso como una tabla de cortar de madera, o una superficie lisa y pulida, como la de un tupper de plástico? Os doy una pista: yo me fío poco de los materiales porosos cuando se trata de cuestiones higiénicas. Obviamente no es lo mismo la higiene de la cocina (que tenemos un sistema inmunitario bastante bueno por si algo falla), a la higiene en un laboratorio, que debe ser cuando más impecable mejor. Pero... ¿a que no suele haber mucho instrumental de materiales porosos en los laboratorios?

-¿Líquidos y gases? Imagina una sustancia cuyas moléculas no están estrictamente unidas entre ellas... imagina que cada una de sus moléculas tiene TODA su superficie expuesta (gases), o que la exponen en cuanto se les aplica una mínima fuerza que ponga sus moléculas en movimiento (líquidos). Los líquidos y gases, en efecto, tienen una relación superficie/volumen extremadamente alta a nivel teórico, y por ello es tan fácil "contaminar" sustancias como el agua. Suelta una pequeña cantidad de sal en una cierta cantidad de agua, dale dos vueltas, y prueba a tomar un trago de un punto al azar. Lo normal es que te sepa salado, aunque a nivel teórico, por azar y entropía, podría no ser así.

lunes, 9 de diciembre de 2019

Como la vida misma: 5



-¡Joder! ¿Has visto cómo iba ese pobre chaval?

-¡Más hinchado que tus pelotas! ¡JAJAJAJA!

-... -Luis no respondió. Ya estaba acostumbrado a aquellas "bromas" de su chillona, manca, y colorida compañera, pero no por ello resultaban menos hirientes.

-Bueno, a ver, ¿quién viene ahora?

-Un diabético. Resulta que se fue a tomarse unos roscos con unos amigos y cuando se quiso dar cuenta se había equivocado de jeringa. Vamos, que no le quedaba insulina y ha venido para acá asustado.

-Pues venga, ¡pásalo! ¡A ver si se va a morir por tu culpa!

Luis obedeció. Al fin y al cabo, y aunque su supervisora tuviese la misma edad que él, él era el chico de prácticas. Cuando volvió a la consulta de enfermería, con un diabético asustado colgado de su hombro, su compañera estaba como casi siempre: sentada y dispuesta a gritar.

-¡Venga Luis, joder! ¡Que los he visto más rápidos!

-Siéntese usted por aquí, caballero. Enseguida estoy con usted.

Luis seguía la filosofía del "mejor lento y bien que rápido y mal", pero era difícil aplicar dicha filosofía en aquellas condiciones. Con un sueldo lastimero, una supervisora tiránica, y un trabajo estresante con una sala de espera inagotable, era difícil encontrar un segundo para estirar el cuello y aliviar tensiones. Pero... a una semana de terminar su contrato, y tras seis meses de vivir así, ya estaba acostumbrado. Tomó el frasco de insulina, cargó la dosis en una jeringuilla, y esperó al lamentable momento que tantas veces se repetía.

-Bien, ya sabes, sujétala en su sitio. -El paciente los miró un tanto intrigado.

-¿Pueden... explicarme un poco qué ocurre? -Luis le levantó la camisa al paciente, y arrimó la aguja hasta que quedó perpendicular a su barriga.

-Nada, nada, esto a usted no le concierne, solo relaje la tripa. -La supervisora de Luis se puso en cuclillas, y sacó la lengua.

-Eh, eh, ¡¡eh!! ¡¿Qué coño?! -Luis mascó la tragedia... pero ya era tarde. Su compañera se puso en pie.

-¡¿QUÉ PASA, ATONTAO?! ¡¿QUE NO TE VALGO COMO ENFERMERA O QUÉ?!

-Señorita, yo... no he dicho eso.

-¡¿SEÑORITA?! ¡¡Y QUÉ COÑO SABES TÚ SI ESTOY CASADA O NO!! ¡¿EH?! -El paciente empezó a respirar con pesadez.

-El señor necesita su insu...

-¡AH! ¡¿AHORA HASTA EL BECARIO ME VA A DECIR CÓMO HACER MI PUTO TRABAJO?! ¡¡SUJETA LA JERINGA!! ¡¡Y TÚ, COMO VUELVAS A DECIR ALGO DE QUE NO TENGO BRAZOS, TE ARRANCO LA POLLA DE UN BOCA'O!!

-Yo no he...

Pero el paciente se quedó ahí y se puso rígido como una tabla... excepto en la tripa. Luis sujetó la jeringa para su compañera, y su compañera la empujó hasta que penetró en la piel, con su lengua. Una vez dentro, empujó el émbolo, de nuevo con su lengua. Todo transcurrió en un par de segundos... estaban ya acostumbrados.

-¡No ha sido para tanto! ¡¿No?! -La enfermera se puso en pie.

-No... pero seño... enfermera, tiene usted que comprender que... es un poco raro...

-¿Raro? ¡ESPERO QUE NO ESTÉS HABLANDO DE MIS BRAZOS!

-¡No, enfermera, no! ¡Hablo de que me levanten la camisa y una chica joven se pongan en cuclillas y me acerque la lengua a la tripa!

-Ya sabía yo... ¡YA SABÍA YO! ¡PANDA DE ENFERMOS, NO OS SALVÁIS NI UNO! ¡LÁRGATE DE AQUÍ CON TU DIABETES A OTRA PARTE! ¡MACHISTA! ¡OPRESOR! ¡ENFERMO!

El paciente no abrió la boca. Se levantó de la silla y se fue. Una vez Luis se quedó solo con su supervisora, se hizo el silencio, pero durante demasiado poco tiempo.

-¡Seguro que tú también has pensado alguna cosa rara! ¡Todos los hombres sois unos cerdos!

-No... te recuerdo que estudié lo mismo que tú, y en tu misma clase. Lo que pasa...

-¡¿QUÉ?! ¡¿QUÉ PASA?!

-¡Pues que si nos dejaran a los becarios tocar los medicamentos, las cosas serían más... menos absurdas!

-¡HABER ESTUDIA'O!

-¡Lo hice! ¡Y con mejores notas que tú!

-¡Y de lo que te ha servido! Tanto libro, tanto libro, ¡aquí lo que cuenta es la actitud, y la bondad!

-Y las convocatorias para colectivos desfavorecidos, ¿no?

-Si encima se cachondeará... menudo desagradecido de mierda. Tenía treinta curriculums de muchachos mucho más guapos que tú, y te cogí a ti por hacerte el favor. ¡Así me lo pagas!

-A mí no me parece mal que haya convocatorias para colectivos desfavorecidos, pero debería haber más trabajo para los que nos lo curramos.

-¡¿Y YO NO ME LO CURRO?! ¡PONTE A RELLENAR PAPELES, ESTÚPIDO!

<<Sí, porque tus manos no van a ser las que lo hagan>>, pensó Luis. Su compañera se marchó a llamar al siguiente paciente, mientras él seguía tragando la absurda situación. Pero antes de ponerse a hacer papeleo... sacó su móvil.

martes, 3 de diciembre de 2019

Continúa la cruzada contra las telefónicas.



Me he pensado muy seriamente si escribir esta publicación o no, porque no deja de ser una pataleta... pero lo cierto es que me ha pasado hoy una cosa tan ABSURDA y graciosa que me apetecía compartirlo.

Resulta que estoy en proceso de portabilidad de Vodafone a otra compañía (en términos generales no les haría publicidad a los primeros, pero como voy a echar pestes de ellos, me voy a poner fino). Ya me han contactado 2 ó 3 veces para intentar retenerme, y mi respuesta ha sido siempre la misma: mientras haya compromiso de permanencia, no. Pues bien, resulta que hoy me han llamado otra vez más y se han sacado de la manga una oferta que molaba algo más, mucho más barata y sin permanencia. Realmente, y a pesar de todas las jugarretas que me han hecho, me he planteado si volver. Mi respuesta ha sido (palabra arriba o abajo):

-Vale... mire, señorita, como resulta que me ha pillado trabajando, no tengo tiempo para pensarlo ahora mismo. Sea usted tan amable de mandarme los detalles de la oferta al correo, y esta tarde les digo algo después de pensarlo.

Su contrapropuesta, y la mía:

-Me temo que eso no va a ser posible... esta oferta solo está disponible hasta las 13:30 [¡¡JÁ!!], de modo que debe darme una respuesta antes de esa hora.

-Comprendo... en tal caso debo decirle que no, ya que como le comento, estoy trabajando, y no tengo tiempo para pararme a firmar contratos ni nada de eso.

A partir de este punto, a la telefonista se le empezó a notar cómo se hinchaba una vena en su frente. A estas alturas yo seguía bastante tranquilo. Su respuesta:

-Ah, no se preocupe. Solamente tiene que llamar a su otra compañía telefónica y decirles que no, no hay nada más que firmar.

Aquí se me hinchó a mí la vena en la frente. Mi reacción.

-Pero a ver, le estoy diciendo que no puede ser. Que yo no puedo alienar mi horario de trabajo para darle gusto a su compañía. Resulta que, como le digo, estoy trabajando.

Y aquí vino la guinda del pastel:

-Ah, no se preocupe, yo también estoy trabajando, no hay problema.

En este punto, mi cerebro sufrió un shock. Una de las aletillas de la nariz empezó a temblar. Una de las comisuras de la boca subió en forma de sonrisa, y la otra, bajó en señal de mosqueo. De más está reproducir lo que pasó después... huelga decir que me pareció tan tremendamente absurdo (y egoísta) que alcé un poco el tono, sin perder la cortesía. La tipa se empezó a poner borde, a hablar en plan metralleta sin dejarme hablar... le dije que si no me dejaba hablar, pues tendría que colgar. Entre borderías y absurdeces, al final quedó en un "vale, buen día, adiósadiósadiós...".

¡Pueh ná, que tó mu bien! Sigo sin saber cómo puede ser tan jodidamente estúpida la población como para permitir que una panda de retrasados que crean y permiten protocolos de empresa como los que tienen las telefónicas sigan a flote... y mucho más que a flote. En fin.

domingo, 1 de diciembre de 2019

Mens regulera in corpore tullido.



>>Sé yo.
>>Tienes un pequeño accidente.
>>...Nada demasiado grave... una caída en el kickboxing.
>>Aparatosa, no puedes poner las manos para frenar.
>>Pesas 83 kilos.
>>Tu costado se come el tatami como un campeón.
>>Terminas la clase, con dolores.
>>Te cuesta irte a la cama, duele moverse y adoptar la horizontal.
>>Duele, duele, duele. Mierda de noche.
>>De casualidad tienes cita para una ecografía de rodilla, de hace meses.
>>Aprovechas, vas a urgencias, expones el caso.
>>Unas esperas... una exploración dolorosa... una radiografía...
>>"Está usted bien. Nada roto, pero le dolerá unos cuantos días".
>>No mentía. Resultado: varios días de dolores intensos en costillas, diafragma y costado.
>>...Toca esperar, y aguantar.
>>El día a día, medio bien.
>>El ir a la cama, tu peor enemigo.
>>Duele al levantarse. Duele al acostarse. Duele al respirar hondo.
>>Duele, duele, duele. Te cagas en todo lo cagable.
>>Te viene un estornudo; tomas aire... no lo echas.
>>...¡¿Dónde está mi jodido estornudo?!
>>La experiencia se repite varias veces. Conclusión: no puedes estornudar.
>>Te rallas... piensas en biofísica y posibilidades para no estornudar.
>>Caes en la trampa de los pobres: buscas información en Google.
>>¡¿Está bien mi diafragma, Doctor Google?!
>>Acabas pensando que puedes tener un desgarro o una hernia por la caída.
>>...Procuras no creértelo demasiado. Es Doctor Google.
>>Vas a la cama otra vez. Sheit.
>>Duele, duele, duele...
>>El dolor no disminuye, pero lo vas asumiendo.
>>Te acostumbras a coger posturas antiálgicas. Lo vas llevando...
>>Llega el finde, duele.
>>Sales de fiesta, duele.
>>Suena una alarma del curro, duele.
>>Te cagas en todo lo cagable, duele.
>>Te vas a casa, ves si todo va bien, duele.
>>No es nada grave, lo dejas para mañana, duele.
>>La cama... DUELE.
>>La mañana, vas al curro, duele.
>>Solucionas el asunto. Las malditas bombas enfriadoras. Duele.
>>Te cambias de nuevo para volver a casa. Te viene un estornudo... duele.
>>Duele... pero estornudas. Lo sueltas TODO.
>>¿Ha sido eso un estornudo?
>>Tío, he estornudado.
>>¡¡PUEDO ESTORNUDAR!!
>>Nunca un estornudo hizo tan feliz a alguien.
>>Duele.
>>Sigue doliendo.
>>Duele... pero puedo estornudar :D .

jueves, 28 de noviembre de 2019

Como la vida misma: 4



-¡¿Qué ha ocurrido?

-Uno de Tuvo.

-¡¿Otro?! Joder, ¡van tres en esta semana!

-¿Y qué quieres que le haga? Esta juventud... toda la noche de juerga y al final pasa lo que tiene que pasar...

Isra escuchaba atento, y atónito. Era una de esas personas alérgicas al veneno de abejas, y esperaba en urgencias a que le dieran un pinchazo con el que reducir la hinchazón de su cara, parecía un hámster haciendo buen uso de sus abazones... pero él no tenía abazones. Mientras esperaba habían llegado tres enfermeros con una muchacha accidentada. Que se había estrellado contra un autobús con su bici, decían. El hinchado muchacho no podía articular palabra, pues respiraba con dificultad, pero lo cierto es que todo aquello le recordaba a una versión satírica de su propio mundo, pues él era, en efecto, un flashed del año 2018. Pero en fin, ¿a quién le importaba?

-Angelico... -le dijo una señora en sus sesenta años-. Llevas aquí mucho rato, ¿verdad, cielo? Te vi llegar y ya tienes hasta mejor cara, ¿cuánto llevas aquí, tres horas? -Isra estaba algo aturdido, pero consiguió asentir-. Animalico... ¿quieres que te dé un...?

-¡Carmen Gutiérrez! -gritó una enfermera.

-¡Ah! ¡Yo! Hasta luego, animalico, ármate de paciencia -repuso la señora, y se fue tras la enfermera pegándose patadas en la nuca.

E Isra se quedó solo de nuevo... o todo lo solo que podía estar en una habitación atestada de desconocidos y enfermos. Ya habían rociado a todos con ambientador del orden de tres veces, pero las ventanas no daban abasto y la habitación seguía tan cargada y maloliente como al principio, además de que nadie parecía dispuesto a atender a los numerosos carteles de "Silencio, por favor". Aquello era una prueba de resistencia, y si no fuera porque el muchacho tenía la mitad de la cabeza desconectada por la inactividad y la reacción alérgica, no sabía si la estaría llevando tan bien. El tiempo seguía pasando, hasta que...

-¡Imbécil, haz algo útil y ayúdame! ¡¿No ves que soy colectivo desfavorecido?!

Isra lo veía como si fuera una peli de David Lynch, pero algo consiguió captar. Una enfermera gorda y con el pelo pintado de turquesa chillón salió pegando gritos, y no paró hasta que un ancianito que rondaría los ochenta se levantó para sujetarle un papel delante de la cara.

-¡Israel Poveda! ¡Israel Poveda!

El muchacho intentó decir "yo", pero no pudo. En su lugar se levantó lentamente, y se acercó... le tomó unos segundos.

-¡¡ISRAEL POVEDA, OSTIAS!! ¡¿SE HA IDO ISRAEL POVEDA O QUÉ?! ¡¡ISRAEL...!

Isra llegó hasta ella, e intentó llamar su atención. Lo logró.

-¡¿QUÉ QUIERES, EH?! ¡¿NO VES QUE ESTOY LLAMANDO A ISRAEL POVEDA?!

-Señorita... creo que él es Israel Poveda -intervino el ancianito.

-¡¿Y POR QUÉ NO LO DICE?! ¡¿ES QUE NECESITA UN PUTO REPRESENTANTE?! ¡¡A TOMAR POR CULO YA, QUÉ HARTA ESTOY DE TODO!! ¡¡SÍGUEME!!

Isra obedeció haciendo caso omiso a la agresividad de la enfermera, no le quedaban muchas opciones. Cuando iba ya por mitad del pasillo por el que lo guiaba, se percató de algo inusual: la enfermera gorda del pelo turquesa no tenía brazos.

domingo, 24 de noviembre de 2019

Como la vida misma: 3



Lucía entró en la comisaría, con su enorme mochila cuadrada y un paquete que sentía casi igual de grande entre las manos. Sus ojeras rivalizarían con el bolsillo de una mamá canguro, pero era algo a lo que estaba ya acostumbrada. Al llegar, se dirigió al mostrador de recepción, y dejó caer el pesado paquete.

-Muy... buenas, soy la mensajera de de Tuvo. Les traigo un paquete... y tengo que recoger otro, a nombre de Manuel Pérez. Corre... prisa...

-¿Manolo? Mira, mira, ese que está saliendo de la sala de interrogatorios ahora mismo. -El agente de la ley señaló en una dirección que le resultó un tanto ambigua dado su intenso agotamiento. Por suerte, los gritos guiaron su mirada hacia el lugar indicado.

-¡Mira, flashed, que no te ralles tanto! ¡Que a mí me da igual quién atracara a quién, los cosplayers son sagrados! ¡Responde al maldito cuestionario, y si no te gusta, no me ralles más la cabeza y pírate!

-¡¿Que me pire?! Pero... ¡¿no estoy arrestado?! -Una desconocida y perturbada voz respondió al tal Manolo.

-¡Según la reforma 27 del 2032, artículo 13, párrafo 2 emoji de corazoncito con la lengua fuera, es ilegal retener a nadie en contra de su voluntad a menos que haya incurrido en un delito de la grandísima puta! ¡Camina hacia la puerta, y se abrirá sola! -Además de agotada, Lucía estaba algo asustada entre tanto grito, pero todavía tenía mucho trabajo.

-Esto... ¿Manuel Pérez?

-Me llamo -respondió con inusitada cortesía.

-Soy la mensajera de Tuvo. Debo recoger un paquete suyo... ya...

-Ah, sí. -El policía gritón caminó hacia su escritorio, y sacó unos cuantos papeles y un par de cajas pequeñas-. Mira, son para la sede de Foopple, pero no te preocupes que no corre prisa.

-A mí... todo me corre prisa... En mi trabajo... todo corre prisa... -Lucía sintió palpitar su ojera izquierda, mientras la deslumbraba la luz del habitáculo.

-Estos de Tuvo, siempre con quejas... Mira, que por lo menos tienes trabajo, ¿eh? Pues nada, si tanta prisa tienes, corre, que tengo mucho papeleo por delante con el flashed este.

Lucía hizo firmar a Manuel un par de sencillos formularios, cargó su mochila con lo que le entregaban, y salió disparada como alma que lleva el diablo... metafórica, y literalmente, pues sentía su alma más fuera que dentro de su desgastada carcasa. Una vez fuera de la comisaría, montó en su bici y puso en orden el GPS para la oficina de Foopple.

-Tu destino está a 15 kilómetros, mayoritariamente cuesta arriba. A menos... ¡que te decidas a hacer una paradita de nada para tomarte un café con tu cara dibujada! En tal caso, ¡desbloquearás la ruta Premium, que consiste en 2 kilómetros cuesta abajo!

¿Cuesta arriba? ¿Cuesta abajo? Ya nada tenía sentido. Lucía llevaba 9 días acarreando paquetes sin apenas descansar, poco le importaba el Premium o el Hostium, no podía pagarlos. Solo quería terminar el turno e irse a la cama... 3 días más, y se ganaría uno de descanso para dormir a pierna suelta. Quizás... hasta tuviera suerte, y acabara soñando con aquel muchacho tan guapo con el que coincidió una vez en la lavandería. "Mentalidad positiva, ¡tú puedes con esto y más!", resonaron las palabras del coacher de la empresa, desde un tiránico rincón de su cabeza. Puso en marcha la opción de 15 kilómetros mayoritariamente cuesta arriba, y empezó a pelearse con la caótica circulación de Madrid. Sí... tres repartos más, y podría irse a casa. Apenas tendría tiempo para comer antes de coger la cama, pero la idea la mantenía motivada. Dormir... dormir... dormir... Lucía solo escuchó un fuerte pitido, pero no sintió nada de lo que vino después.