Algunos sabéis que no hará más de un par de años soñé que yo era Hugh Jackman, dentro de una peli de acción que hacía junto a Robert de Niro y a otro actor más cuya identidad no recuerdo (creo que Jason Statham, pero no estoy seguro). Hoy he soñado algo parecido, y me apetecía plasmarlo en una publicación.
En una de estas, resultaba que alguien (muchos "álguienes", de hecho) me quería matar; típico, vaya. El caso es que entraba en uno de estos clásicos sueños de estar huyendo de todo y de todos al más puro estilo de la segunda peli de John Wick, solo que yo no era un asesino entrenado con capacidad de matar mirando. Seguía siendo yo, y me tocaba solo huir. El escenario iba cambiando drásticamente en cada esquina, entre trozos de lo que era mi barrio de toda la vida, y de otras zonas que me resultan familiares en mayor o menor medida (Rabanales, Segovia, alguna calle de Lugo...). Pero bueno, voy con la chicha, lo que interesa: después de huir durante una prolongada agonía de terror sicológico, me sonaba el móvil; el nombre que aparecía: Robert Downey Jr. Y sí, era Robert Downey Jr., no Tony Stark...
Robert Downey Jr., que obviamente era poco menos que mi amigo de toda la vida, me decía que tenía una manera de ayudarme. Me revelaba que aquellos que querían matarme lo hacían por culpa de un malentendido, que algún mafioso me había usado de cabeza de turco y estaba bien jodido. También me decía que él podría solucionarlo, pero que para ello necesitaría algo de tiempo, y que los pasos hay que darlos uno por uno. El primer paso, obviamente, era ponerme a salvo para poder sobrevivir mientras mi amigo Robert Downey Jr. (ja, ja, ja) movía los hilos necesarios para salvarme. Así pues... el primer paso era conseguir llegar vivo hasta su casa, y de ahí ya iríamos enfriando las lentejas.
Obviamente, mi amigo Robert Downey Jr. (ja, ja, ja) vivía en Sevilla, así que me tocó coger un tren en alguna de las sedes de Renfe para bajar hasta allí. Una vez allí, refugiándome de las balas entre contenedores y quioscos, conseguí llegar a la casa de mi amigo Robert Downey Jr. (ja, ja, ja); como no podía ser de otra manera, la casa de Robert era la de mis padres de toda la vida. Total... que al final llegaba allí, y me contaba su plan: la manera más fácil de ponerme a salvo era recuperar su arma secreta del sótano de su casa, pero como los sueños, sueños son, su sótano, que parecía una enorme y absurda base militar empotrada bajo el barrio de Los Granados, había sido ya tomada por los que me querían matar. Ahí la cosa se tornaba en una peli de acción: Robert me daba fuego de cobertura con una pistola que no tenía antes, y yo debía ir hasta la otra punta de uno de los hangares para recuperar su arma secreta (porque el muy hijoputa no me iba a acompañar). No os voy a aburrir mucho más... balas, explosiones, gritos de "ROBEEERT!", pero al final lo conseguí sin un rasguño. Salimos corriendo, y huimos del sótano para volver a su casa.
Ya de vuelta, mi amigo Robert Downey Jr. (ja, ja, ja, voy a empezar a llamarlo Bob) se tomaba su buen tiempo para contarme que tenía que desaparecer del mapa gracias a su arma secreta, y tras mucho preámbulo y charla insulsa, abría el maletín. Bueno, supongo que nadie se sorprenderá si os digo que era la armadura de Iron Man, ¿no? Cabía en el maletín, claro, era la versión esta de las pelis que con una pequeña pieza se expande a todo el cuerpo por nanobots. En una de estas, Bob estiraba su mano para darme una de las piezas de su armadura mientras mi corazón latía con fuerza (joder, ¡iba a ser Iron Man!), pero entonces una de las paredes de la casa de Bob (la de la cocina de mis padres) se desvanecía en un efecto especial de bajo presupuesto, y aparecía Tom Hiddleston cosplayeado de Loki para joder la marrana. Bob y Tom empezaban a pelearse de manera encarnizada mientras yo observaba la contienda impotente (aún desconozco el motivo). En un descuido de Tom, Bob me lanzaba la pieza de la armadura de Iron Man, que rápidamente se acoplaba a mi mano. En unas décimas de segundo, la armadura empezó a extenderse por mi brazo con una fría sensación, mientras yo me excitaba más y más pensando en que iba a desaparecer del mapa volando con la armadura de Iron Man.
Y entonces, cuando sentía que el casco empezaba a envolver mi cabeza... sonó el puto despertador.
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