Como hago a menudo, empiezo esta publicación con una nota previa: lo que voy a escribir aquí está puramente basado en mi propio conocimiento y experiencias, por lo que no tiene por qué ser representativo de una auténtica verdad. Dicho esto... comienzo.
Como buen fan de Dragones y Mazmorras, hay tres conceptos, por así llamar, "mentales", que siempre he tenido bastante presentes a lo largo de mi vida: inteligencia, sabiduría y carisma. Creo que salvo que venga un estadounidense a leerse esto, nadie tendrá demasiada duda sobre lo que son la primera y el último: la inteligencia podríamos decir que es la capacidad de procesar datos en la cabeza, tanto para asimilarlos, como para aplicarlos, aunque pueda tener una infinidad de connotaciones según el tipo de inteligencia del que hablemos. El carisma no tiene nada que ver, y se limita a ser una habilidad social que toma muy diferentes colores; más o menos, sería algo así como la capacidad que tenemos para influir en otras personas, ya sea por medio de labia, o por medio de dominancia, pasando por otro montón de diferentes estrategias de convicción. Pero entonces nos queda el otro, la sabiduría. ¿Qué es la sabiduría? Como suele pasar con los conceptos complejos, las acepciones de la RAE, si bien correctos, son bastante mierder y se quedan cortos (incluso me los voy a ahorrar), así que voy a intentar desglosar este término.
Repitiéndome, para los fans de Dragones y Mazmorras como yo, la sabiduría es una característica mental un tanto rara e inconexa. En dicho juego servía fundamentalmente para englobar y potenciar tres cosas: la fuerza de voluntad, la capacidad de percepción (¿?), y todas aquellas cosas que caían en un cajón de sastre al más puro estilo del misticismo, como podrían ser la capacidad de lanzamiento de hechizos "sagrados" (clérigo, paladín...), "naturales" (druida, explorador...), o las rarísimas capacidades de un monje, dependientes de chakra, energía mística, y la madre que las parió. Como podemos ver, en este juego la sabiduría tenía una representación... cuanto menos inconexa, rara, sin demasiado sentido. Se podría decir que era "un algo" bastante abstracto que se veía magnificado en aquellas personas que dependían de un poder superior, o en aquellas personas que van del rollo gurú iluminado. ¿Por qué he empezado esta publicación con una frikada de D&D? En primer lugar, porque este es mi blog y me lo follo cuando quiero. En segundo lugar... porque esas cosas tan raras que he puesto unas líneas más arriba tienen su mijita de fundamento. Vamos con otro enfoque.
Dejando a D&D a un lado, ¿qué es, entonces, la sabiduría? En mi opinión no es algo tan diferente de la inteligencia, ya que no deja de ser una manera de procesar y aplicar datos... pero va por otro rollo. A diferencia de la inteligencia, que más o menos se mantiene estable a lo largo de la vida de una persona (hay gente que nace y muere superdotada, o supertonta), la sabiduría es algo que se desarrolla (normalmente) con la experiencia de vida, y con la vejez. No en vano, se suele decir que los ancianos son las personas más sabias (que aunque tiene su parte de verdad, es una falacia como un camión, pero bueno, aceptemos barco por ahora), ya que son las que más han vivido y las que más anécdotas tienen para compartir. Si un chaval muy, muy listo (elevada inteligencia) decide montar un negocio con veinte añitos, y resulta que se da en los alambres por no tener ni idea de cómo funciona una empresa, su fallo será el de no haber tenido experiencia suficiente en este campo, o lo que es lo mismo: le ha faltado sabiduría. Si esa misma persona, veinte años después, decide volver a intentarlo con más experiencia, y acaba triunfando, la diferencia fundamental (pues habrá otras) será el hecho de que ahora tenía más experiencia, y más sabiduría. Pero claro... es muy simplón decir que la sabiduría es la experiencia de vida, no me gusta reducirlo a tan poco. Voy con otro enfoque antes de terminar.
¿Sabéis de ese amigo que se ralla muchísimo con la tontería más gorda? ¿Sabéis de ese político medio maligno de las series de la tele que manda a la muerte a mil personas por salvar a diez mil? ¿Sabéis de esa vez que no sabéis qué ropa poneros porque no sabéis si hará frío o calor? El primero, seguramente se rallaría mucho menos si tuviera a alguien cerca que le dijera que no se ralle, y acabará dándole menos importancia a esas cosas a medida que crezca. El segundo seguramente tenga una lucha interna, que ayuda a solucionar a base de preguntarle a sus ministros, quienes le aportan su propia experiencia (o eso se esperaría de él). Lo tercero... te podrías tirar un minuto entero o más mirando el armario como un idiota, ¿verdad? Pero a la hora de la verdad, no podrás saberlo hasta que te asomes a la ventana o hasta que aprendas a predecir el futuro (sí, es un sarcasmo). Todas estas, en definitiva, son tesituras de la vida que cuentan con cierta incertidumbre, y que requieren de asumir un riesgo mayor o menor. En base a la experiencia de vida de cada uno, normalmente acabaremos tomando la decisión que consideramos más correcta (incluso si nos acabamos equivocando), pero no acaba ahí; con la edad y la experiencia, además, aprenderemos a tomar esta clase de decisiones de manera más rápida. Dicho de otra manera, si tuvieras a tu yo del futuro a tu lado para decirte si debes ponerte ropa más fresca o más calentita, seguramente te dirá que va a dar igual, pero que para quedarte tranquilo puedes cogerte algo más fresco y llevarte una chaqueta en la mano, por si acaso. Así pues... y con esto cierro: para mí, de una manera un tanto abstracta (que no es para menos) la sabiduría es la capacidad de saber a qué dar mayor o menor importancia, o la capacidad de saber en qué merece la pena volcarse y en qué no, en base a una experiencia previa. ¿El motivo de que se la suela asociar a los ancianos? Aparte de lo de la experiencia... yo creo que es simplemente que tienen la mente más fría.
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