Quizás sea porque me he criado en España y no en EEUU, pero desde pequeño he visto en casi todos los que me rodean una mentalidad relativamente poco ambiciosa, pasiva casi. No es que diga que sea malo conformarse con ganar una oposición y vivir hasta el último de los días con la única meta de formar una familia y conservar una plaza fija pero, ¿dónde quedó aquello de cumplir nuestros sueños?
Estamos acostumbradísimos a recibir un mensaje hiper-tóxico, aquel de que todo empresario de éxito es un cerdo capitalista que solo piensa en el dinero, y que todo lo que hace, lo hace sin pensar en los que tiene debajo. No voy a negar que debe haber muchos así pero... ¿y los demás? Nos venden que "el dinero no da la felicidad", y que amar el dinero y el materialismo es sinónimo de ser poco menos que un malnacido y un canalla. ¿Por qué? Sencillamente, me pregunto, ¿a qué se debe esto? ¿Por qué esa animosidad hacia la gente ambiciosa, y hacia el propio concepto de la ambición? Como me gusta hacer con estas publicaciones, voy a atacar con un ejemplo.
Imaginad a dos personas que se conocen, podrían ser incluso amigos. Uno de ellos es el típico parroquiano de bar de barrio, una persona chillona y quejica (hablo de que tiene conductas tóxicas, no necesariamente "malas" o "molestas") que se dedica a vivir su vida, y en mayor o menor medida, a echar pestes de lo que encuentra, ya sea en el bar, o en las redes sociales que frecuente. Ya sabéis... ese típico conocido que todos tenemos, que le intenta quitar la razón a alguien preparado en un tema por el simple hecho de haber leído alguna cadena de Whatsapp escrita hace cinco años por algún idiota (que resulta decir lo contrario a lo que dice el preparado). El otro es una persona ambiciosa; no voy a decir si es bueno o malo, o si tiene buenos principios o ninguno, pero sencillamente es ambicioso. Se pasa el día trabajando o encontrando maneras de conseguir fuentes de ingresos (mientras el otro ve el fútbol), comiendo sano, haciendo ejercicio, y siguiendo estrictamente una agenda para aumentar su productividad (mientras el otro se va de cervezas), invirtiendo en su formación (mientras el otro se lo gasta en tabaco y ropa cara de marca). No voy a machacar más, creo que la idea se entiende.
Un día, ambos se cruzan en el bar. El no ambicioso le cuenta al otro que le va muy bien, que su mujer espera un hijo, y que le van a hacer una subida de sueldo en el ayuntamiento del pueblo. El ambicioso expresa cuánto se alegra de ello, y cuando le toca el turno, le comenta que a él también le va muy bien, y que por fin la inversión de tiempo y dinero en su negocio está dando frutos. A base de hablar y hablar, el no ambicioso se entera de que el ambicioso está ganando cinco veces más que él, y que espera ganar diez veces más para final de año... A la cara, normalmente, no le va a decir nada, pero soy muy capaz de imaginarme sus pensamientos: "si yo dejara de comprar tabaco también sería tan rico como tú"; "qué cerdo, y encima lo va restregando..."; "fijo que tiene algún primo que conoce a Aznar y compañía, nadie se hace rico por lo legal...". Y de nuevo, no voy a machacar más, creo que la idea se entiende.
A donde en definitiva quiero llegar, es a las preguntas que hice al principio. ¿Qué hay de malo en que te guste el dinero? ¿Qué hay de malo en ser un poco materialista? ¿Por qué la gente extiende ese mensaje tan fatalista de que aspirar alto es malo? Y ojo, que yo no estoy hablando de los verdaderos "cerdos capitalistas" que defraudan millones a Hacienda y que exprimen a sus empleados. Me niego en rotundo a creer que para ser un empresario de éxito, o un rico en definitiva (que no hace falta ser empresario para ser rico), hay que ser un hijo de puta sin escrúpulos. Sé que esta clase de mentalidad tóxica viene de antiguo, de cuando surgió la revolución industrial (o incluso más atrás) y los empresarios emergentes maltrataban hasta al último de sus empleados en muchos casos. Pero... joder, aunque todavía ocurren esas cosas, cada vez menos. ¿Por qué no se dejan de extender esas ideas y se apoyan más las ambiciones? ¿Por qué no pone la gente el mismo interés en esto que en tratar de convencer a otros sobre lo presuntamente bueno que es ser vegano, animalista, o provida? Masoquismo, o necesidad de sublimar frustraciones auto-infligidas con toxicidad, no se me ocurre otra respuesta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario