Esta entrada y la siguiente tratarán sobre el segundo día, pues fue el más intenso y memorable, por lo que esta versará sobre la primera mitad del viernes. Al turrón:
Allí estaba yo, en la Estación Oriente de Lisboa, edificio muy bonito, por cierto... pero extremadamente lioso. Aunque todo está bastante bien señalizado, no hay ni una puñetera pared, y no me lo esperaba, por lo que tardé unos buenos cinco minutos en averiguar dónde estaba yo exactamente en relación al google maps. Total... que como quedé con dos de mis amigos, tenían que recogerme allí. Culpa mía, se me olvidó el detalle de que en Portugal es una hora menos, así que la planificación fue un poco desastrosa. El caso es que aun así alguna mosca les picó, y decidieron no contestar al WhatsApp durante unos largos quince minutos. Lo sé, lo sé, quince minutos no son tres horas, no es el final del mundo, pero poneos en mi situación: un tío en una ciudad que no conoce, a las 7 de la mañana, reventado por haber dormido en la butaca de un tren con un coreano al lado que consideró adecuado quitarse las deportivas. Aun así, con las legañas y el aire matinal de Lisboa en la cara, esperé estoico durante un rato. Pero todo acaba, y aquel rato terminó con una paciencia que estaba corta tras un día de trenes y relativo estrés, por lo que en vistas de que mis amigos no contestaban, decidí coger el metro para ir a la dirección del Airbnb que teníamos alquilado. ¡Coño! ¡Tengo 29 tacos y no me va a picar una víbora por coger un metro! ¿No? Total, que tal como me saco la tarjetita y le meto dos viajes (por si acaso), paso la barrera gastando uno en el proceso (1,35€ creo que eran)... y justo me responden mis amigotes. ¡No te montes en el metro! Me dijeron mientras lo veía llegar, y tras haber pasado la barrera. Se me marcó la vena de la frente... pero en fin, cosas peores habrán pasado que perder euro y medio. Fui hasta donde dijeron, me recogieron, y al piso, donde me eché una gonita siesta.
El resto de la mañana se presentó intenso: la idea era ver un buen trozo de Lisboa antes de comer. Como no soy un gran fanático del turismo, me limitaré a contar las partes graciosas. Como media hora subiendo y bajando cuestas, que parece que es lo que predomina en esa ciudad, echando bien con los colegas, y así, así, hasta que llegamos al castillo de... San Jorge, creo que era. ¡Entremos a verlo! Dijo uno. ¿Es gratis? Preguntó otro. 8,5€, añadió un tercero. #Yaoming, dijimos tres de nosotros, y fue el momento en el que decidimos separar el grupo para perdernos por las calles. Alguna iglesia, un par de miradores, algunos parques... la ciudad es bonita, desde luego, no seré yo quien lo niegue, y aunque el turismo urbano no es lo mío y estaba todavía bastante reventado, pues la siesta apenas me sirvió para hacer un apaño, lo disfruté a mi manera.
Terminó de pasar la mañana, y uno de mis colegas y yo decidimos que era un buen momento para comer. Como tenía unos 70€ para todo el finde, decidimos ir por lo cutre y limitar el turismo gastronómico para el día siguiente, conque kebab al canto. Benditos kebabs... da igual dónde vayas, siempre costarán 3,5 o 3,7. Siempre, siempre, siempre. O sea... siempre. Sea Sevilla, Lisboa, Lugo, o Munich, SIEMPRE están en ese rango de precio si no hay influencias externas, como una localización turística o similar. Kebabs en bolsa, nos dispusimos a tirar para el piso para descansar un poco, porque preveíamos una tarde intensa... y nos cruzamos a un chaval bastante gracioso, regordete, pinta de friki, me recordó a una versión extranjera del Sevilla. Hablándonos en inglés, nos preguntó que por qué tanta gente llevaba camisetas de Iron Maiden, que si había algo que se hubiese perdido. Concierto, le respondimos. *MOOOOTHERFUUUUCKER*, nos respondió echándose una mano a la cabeza, que pasó a ser el primer meme de la estancia en Lisboa. Nos duró solo un día, pero desde ese momento nos propusimos gritar un *MOOOOTHERFUUUUCKER* cada vez que viésemos una camiseta de Iron Maiden. Buena idea, buenas risas... llegamos al piso, papeamos, y todos felices.
Me va quedando esto ya largo, así que acortaré diciendo que antes del concierto fuimos al Oceanario de Lisboa. Visita bastante recomendable si os gusta el tema, por cierto, bastante más grande que otros acuarios que haya visitado, y con una construcción muy inteligente para aprovechar sus recursos al máximo, tiene el Fede's Seal of Approval. Pez luna, pez guitarra, tiburón toro... sí señor, tienen una colección bastante interesante... Por desgracia, este fue el momento en el que el agotamiento acumulado del día anterior empezó a pasarme factura, asaltándome con un desagradable dolor de cabeza que me duró dos días más. Pero bueno, aquí sigo, vivo y escribiendo.
Próxima entrada: el concierto de mis Maiden.
Mother fucker
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