Otro día más, en el que creo recordar que el friki y yo andábamos enzarzados en una sangrienta contienda de Paperhammer [para los más incultos: una partida de Warhammer en la que suples la mitad de las miniaturas con trozos de papel, pues las originales cuestan un riñón]. Una perturbación en la atmósfera lo anunció, pero no fue hasta que escuchamos un intenso y rápido taconeo ascendiendo los tres pisos de nuestro bloque que asumimos lo que ocurría; un jadeo agotado, el *clac clac* de la tarjeta en la puerta, y la misma se abrió. Un portazo, y no pasó ni un segundo hasta que...
-¡Chicos! ¡T-tíos! ¡Por favor, prestadme atención un momento! -exclamó JC con un claro y alarmado tono.
-¿Qué pasa? ¿Estás bien?
-¡No, no, no estoy bien! Esto... A ver, dadme un segundo.
JC entró en su cuarto con rapidez, levantando un viento huracanado que casi hizo volar a la puñetera hidra del friki. Pasamos unos segundos mirándonos, sin saber si sería una de sus especialiteces, o si realmente le habría pasado algo gordo. Ruido de cosas moviéndose, cajones abriéndose y cerrándose, jadeos y respiraciones agitadas... JC lo pasaba mal, era evidente. Un par de tensos minutos y salió de su cuarto, con la pregunta que se guardaba a flor de piel.
-¿Ha...habéis visto por aquí un pendrive? -Miré hacia él con cara de besugo.
-Que yo sepa no -se adelantó el friki.
-Me temo que yo tampoco -añadí yo, apesadumbrado.
-¡Oh, no! -terminó JC.
Con tales palabras, el muchacho siguió levantando cielo y tierra a lo largo y ancho del piso, buscando aquel pendrive al que otorgaba tamaña importancia. No en vano, consiguió contagiarnos el agobio que padecía, y no tardé en preocuparme por él.
-A ver, cuenta, ¿es muy importante ese pendrive? -JC resopló (¡sí, lo hizo!).
-Muy importante... Muy, MUY importante -aclaró.
-¿Puede saberse lo que había en él? O sea... ¿es privado? -preguntó el friki.
-Lo que hay en él es... todo.
El friki y yo nos miramos confundidos. Empezaba a sonar a especialitez, pero había que otorgarle el beneficio de la duda. Cargado de valor, dispuesto a lo que fuese a responder, di un paso al frente.
-A ver, explícate. ¿Cómo que todo? ¿Qué hay en ese pendrive?
-Todo, Fede, TODO. Todo lo que yo soy, todo lo que tengo, y todo... de todo. -Me rasqué la coronilla, todavía confundido.
-¿Puedes ser un poco más específico? De verdad, te recomiendo que te calmes, tío, igual hasta recuerdas dónde lo dejaste.
Ante todo, JC era un chico educado e inexperto, y solía hacerse caso de los pocos consejos que le dábamos. En aquel momento tomó aire, se sentó en el sofá, y se tranquilizó como mejor pudo. De nuevo, el friki se adelantó, parecía habérsele encendido una bombilla.
-¿Tenías claves en ese pendrive? -<<Ooooh...>>, pensé, pues aquello sonaba como algo con sentido.
-Cl-claves y lo que no son claves. En ese pendrive va... todo lo que soy yo. Mis claves como bien dices, mi trayectoria de vida, mis posesiones... Todo, tíos, todo...
Y de nuevo logró confundirme. Tener claves en un documento de texto, una de esas cosas que se suele recomendar no hacer, era algo perfectamente compatible con una persona como JC, pues no dejaba de ser alguien joven y capaz de cometer según qué errores. Pero...
-¿Tus posesiones? -pregunté, sin saber que el misterio estaba próximo a su fin-. Sigo sin entenderte macho, ¿cómo van a ir tus posesiones en un pendrive? ¿Tenías ahí... escrituras de propiedad, o algo así?
-No, Fede, no. -JC volvió a tomar aire, y nos miró-. A ver, os lo explico: cada vez que yo adquiero... algo... pues me gusta llevar un control de mis posesiones, ¿sabéis? Bueno, pues en ese pendrive tenía un montón de listas con cosas de ese estilo. -Mis ojos giraron en sus órbitas.
-Pero... ¿cómo? En plan... ¿un ".txt" con las tarjetas que tienes, el carné de conducir, y esas cosas? -JC movió la cabeza de lado a lado.
-Eso, y más cosas. Por ejemplo, recuerdo tener apuntados ocho pares de pantalones, pero no recuerdo exactamente cuántas camisas y calcetines tengo. Y así podría seguir... ¿Entiendes ahora lo importante que es? -El silencio reinó, y el friki y yo volvimos a mirarnos.
-Bu...bueno. Si veo por aquí un pendrive yo te aviso, tío. Espero que lo encuentres...
Con un lastimero "gracias", JC se metió para su cuarto. El friki y yo intercambiamos una última y perpleja mirada, asimilando la extrañeza de la información que acabábamos de recibir en nuestras correspondientes psiques. Ufff... En fin. Me tiré de mi inmadura perilla, y volví a dirigir los ojos a la jodida hidra de papel.
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