martes, 28 de agosto de 2018

La población latente

Hay por ahí un viejo dicho que la primera vez que lo escuché me pareció estupidísimo. No obstante, cuanto más lo escucho a lo largo de los años, y cuantas más vueltas le doy, menos y menos estupidísimo me parece. A saber, se dice algo así como que "si un árbol se cae en un lugar recóndito de un bosque, de tal manera que nadie lo escuche, ¿se ha caído de verdad, o no lo ha hecho?". La respuesta rápida es que sí, claro, ¿qué tendrá que ver que llegue al oído de alguien, si ha ocurrido? Pero claro, si nos ponemos filosóficos, la cosa se complica, pues entramos en el terreno de lo que "es relevante", más allá de lo que simplemente "es", y en este sentido enfocaré esta publicación. Antes de continuar, por favor: mente abierta. Me voy a meter en algunos conceptos que a más de uno les toca la fibra, como el ser "útil" o "productivo" para la sociedad, pero esto no deja de ser un filosofeo inofensivo, no me tiréis piedras.

Llevo unos añitos ya dándole vueltas a un concepto, el que me gusta llamar "población latente". Imaginad el siguiente caso hipotético: un señor cualquiera, en una franja de edad intermedia, soltero, con pocos amigos (o ninguno), al que simplemente le motiva la idea de sobrevivir y hacer su vida sin que nadie le toque las narices. Lo que viene siendo un ermitaño de los antiguos, pero adaptado al s.XXI. Tal vez es un enganchado a los juegos on-line, o simplemente le gusta echar todas sus horas libres tirado en el sofá, esperando a la hora del fútbol, o viendo películas. No tiene ambiciones, ni intención de promocionar en su vida. Quizás tiene un trabajo sencillo que lo mantiene a flote y con el que pasa más o menos desapercibido, o quizás resulta que tiene una pensión del Estado por alguna causa, lo que motiva aún más su aislamiento. Algunos metomentodos dirían "y bueno, entonces, ¿para qué vive?". Otros, más tóxicos, podrían decir "y bueno, si no sirve para nada y no aporta nada a la sociedad, ¿por qué se dedican impuestos a que ese hombre tenga médico?". No me voy a meter en dar opiniones al respecto, pero le voy a dar una vuelta de tuerca un poco más ácida.

Imaginemos ahora que el caso hipotético se retuerce a uno un poco más realista (si bien el anterior es perfectamente creíble para un servidor). Imaginemos que se trata de la típica ama de casa de principios del s.XX, la cual, como mucho, trabajaba dentro de su casa (si es que lo hacía), y el 80% de sus interacciones sociales se limitaban a echar pestes de las personas que no tiene delante. Imaginemos que se trata del típico nini que no encuentra motivaciones para buscar un trabajo en condiciones, en su país, o fuera de él. Pero bueno, como estoy centrándome mucho en el tópico de la productividad, voy a otro lado: imaginemos que se trata de la MUY típica persona de nuestro tiempo, que sin saber sobre algo, se atreve a dar una opinión al respecto, censurando incluso la de los que están alrededor. ¿Sabéis de ese tío que vota siempre al mismo partido, sin haberse leído su programa electoral, y sin plantearse que cabe la posibilidad de que dicho programa vaya en contra de sus (escasas) creencias? ¿Sabéis de ese colega que va de ecologista por la vida, pero que en el cine se coge dos pajitas de plástico porque "es guay"? ¿Sabéis de ese vecino que, sin privarse de su cerveza de la noche ni de su cubata del fin de semana, echa peste de que los veterinarios son unos ladrones y no le paga una radiografía a su amado perro? ¿Sabéis de ese contacto de Facebook que comparte sistemáticamente artículos con titulares sensacionalistas sin haberse leído el artículo? Por aquí van los tiros del concepto del que hablaba. Para mí, la "población latente" es un grupo o tipo de personas que, al no esforzarse, se convierten en una verdadera tara para los que tienen alrededor. Pero voy a darle una última vuelta a la idea...

También se oye mucho lo de que "nada es blanco ni negro, pero hay muchos grises". Por desgracia, esta afirmación, que es increíblemente acertada, es citada muchas más veces de las que es aplicada en realidad. ¿Por qué digo esto? Porque yo me considero una persona con mentalidad ecológica (que no ecologista), y alguna vez he cogido dos pajitas (ya no lo hago :D ); porque yo mismo me paso un montón de tiempo libre viciando a videojuegos; y porque yo mismo, alguna vez (pocas, por suerte), he compartido titulares sin tomarme la molestia de leerme el artículo. A donde quiero llegar es a que la gente no es "población latente" de por sí (...normalmente), sino que es un estado mental en el que se va entrando y saliendo a lo largo del día a día cuando paras de esforzarte. A ver, que es algo normal, todos tenemos derecho a un rato de ocio, o a hacer alguna cafrada puntual... el problema aparece cuando esto se convierte en una costumbre. Esa mentalidad de alquilar un piso que se ha entregado impoluto, y devolverlo hecho una mierda porque "esa es tarea del casero, que para algo tiene más que yo". Esa mentalidad de dejar para mañana tareas de poca importancia, pero que cuando te quieres dar cuenta se han acumulado doscientas y decides renunciar a unas pocas, para al final no haber hecho nada y encontrarte un follón con el que no saber ni por dónde empezar. Esa mentalidad de querer echar una solicitud para algo que te interesa, pero desmotivarte al ver la competencia, o la cantidad de papeles que te piden. Todo eso (que incluye muchísimas otras cosas), en sumatorio, es lo que conforma la mentalidad de la "población latente", es decir, una población compuesta por personas que, temporalmente, dejan de ser personas o ciudadanos productivos, en el sentido más respetable de la palabra.

E insisto, que no es malo dejarse llevar por estas cosas alguna vez que otra, pero también insisto en que habría que hacer todo lo posible por evitar que se convierta en costumbre, y esforzarse por inclinar la balanza hacia el lado más productivo, útil, y/o benévolo.

sábado, 25 de agosto de 2018

Las aventuras de JC: Los fideos instantáneos japoneses radiactivos.

Como ya comenté en la introducción, uno de los otros dos compañeros de piso apenas quería nada con nadie, así que sentir una presencia que no fuera la nuestra significaba en el 90% de los casos que el mismísimo JC en persona había entrado en la vivienda (o salido de su cuarto). Esto ocurrió por el principio del curso... sabíamos lo que había, vaya, el Friki y yo éramos cuasi-veteranos (era mi segundo año, y el tercero para él), lo que nos daba obviamente la pequeña responsabilidad de enseñar algunas cosillas, porque nadie nace sabiendo. Lo sabíamos: era el primer año fuera de casa para JC, y era esperable que el chaval tuviera alguna que otra cagada, todos los que hemos estado en pisos de estudiante las hemos tenido, pero aquella fue una de tantas que involucró al coprotagonista de esta serie, y no podía quedarse fuera.

Allí estaba yo, incauto ante el futuro inmediato que me esperaba. Creo recordar que me encontraba jugando a la XBox en el salón despreocupadamente, con mi amigo el Friki. Y lo sentimos: JC entró en la casa, habiendo vuelto de sus clases. Era la hora de comer, pero nosotros estábamos enfrascados en matar monstruos, así que no teníamos prisa. En una de estas, que empezamos a sentir a JC dando vueltas, como preocupado, hasta que abrió la boca.

-Eh... e-esto... ¿Fede? -abrió el diálogo, nervioso.
-Dime.
-Eh... E-estoy aquí mirando una sopa de fideos i-instantáneos japoneses, y resulta que... -Ahí se quedó, y pasaron los segundos.
-¿Qué resulta?
-P-pues... que... que están caducados. -Miré atrás, y le dediqué una sonrisa.
-Bueno, pasa en las mejores familias. ¿Cuánto hace que caducó? -JC miró su reloj.
-Catorce horas -respondió, y lo miré perplejo.
-¿Caducó ayer? -le pregunté de nuevo, a lo que respondió con una afirmación sorda-. Bueno, no te preocupes. Yo de ti me la prepararía igualmente, y vería si huele mal o no, a lo mejor puedes salvarla.
-Pero... pero está caducada... -comentó, realzando la obviedad.
-Sí, sí, pero esas fechas son aproximadas, las ponen las casas comerciales para cubrirse. Normalmente... por un día no pasa nada.

Por el momento, ahí quedó la cosa. El Friki y yo seguíamos viciados a la consola, y JC quedó en segundo plano. Poco sabíamos... Pasaron unos minutos y escuchamos un chapoteo desde el cuarto de baño, al cual no dimos importancia alguna. Dos minutos más y...

-Eh... e-esto... ¿Fede? -reabrió el diálogo, perturbado.
-Dime.
-Eh... Es que como me daba miedo que me fueran a sentar mal unos fideos instantáneos japoneses caducados... pues los he tirado -aclaró el muchacho.
-Bueno, tú mismo. Yo creo que deberías haberlos calentado por lo menos, pero allá tú -contesté con pena.
-Ya... Pero... E-el problema es otro -añadió.
-¿Qué pasa?
-Pues que... Como me daba asco que estuvieran caducados, no me he atrevido a tirarlos por el fregadero. -Aquí, abrí mucho los ojos.
-¡¿Fregadero?! Macho, tíralos a la basura. -No obstante, caí en la cuenta del hecho de que "no" los había tirado por ahí-. ¿Pero dónde los has tirado?
-Pues eso... Que me daba asco mezclarlos con el sitio donde fregamos, los he tirado por la ducha. -El Friki se rio, y se echó una mano a la cabeza.
-Bueno, límpiala y ya está, no te preocupes. -JC siguió dando vueltas, indeciso ante al perspectiva de su nueva pregunta.
-Pero... E-esto... ¿Fede? Que digo yo... Que me da asco quitar los fideos del sumidero... Como están caducados... -En mi frenesí videojueguil, ni siquiera había caído en el detalle de que los fideos tienen una estructura sólida, y que no fluyen por un sumidero como lo haría el caldo. Le dediqué una nueva mirada de perplejidad al Friki.
-A ver, JC, los fideos no se vuelven radiactivos al caducarse, límpialo y ya está. -Aportó mi compañero de juego-. Para la próxima, ya sabes, tiras el paquete a la basura, sin abrirlo y sin nada.
-Y-ya... Pero claro, ya está hecho... -La inexorable verdad que contó en esas palabras me hizo sentir un poco de lástima.
-Bueno, ya. Pero, ¿qué quieres que le haga?
-N-no sé... Vosotros sois de veterinaria, ¿no? ¿No tenéis por ahí unos guantes sanitarios de protección, para ponerme a quitar fideos?

<<Paciencia, Fede, paciencia>>, me dije. La situación era ya lo suficientemente absurda, por lo que no quise darle más aspavientos. Me levanté sin mediar palabra, le "regalé" un guante sanitario de protección (un guante de látex, vaya, de los que van en paquetes de cien), me dio las gracias, y se dispuso a limpiar el estropicio. Cuando terminó se retiró a su cuarto, y el Friki se levantó de un salto para ver el resultado final. Volvió del cuarto de baño con cara de pocos amigos.

-Anda que el muy hijoputa va a tirarlos por su ducha, ¿sabes? Los ha tirado por la nuestra -aclaró en un susurro airado.

Ufff... JC...

martes, 21 de agosto de 2018

Las aventuras de JC: Introducción

Muy buenas, damiselos y caballeras, y bienvenidos una vez más a este, mi blog. Hoy os traigo algo diferente, algo que me sugirió un colega hace, literalmente, meses (puede que incluso años), y de lo cual no me he acordado hasta hoy. Quiero abrir con esta publicación una sección especial que espero que tenga muchas entradas a lo largo del tiempo (iré espaciándolas), pero antes de empezar dicha sección, cosa que haré en los próximos días, se hace necesaria una ligera introducción.

Durante los años de mi carrera y, muy concretamente, durante mi segundo año, viví en una residencia de estudiantes con tres personas: uno de mis mejores amigos, un chaval un poco rarete (si bien simpático) que no quería nada con nadie, y con el protagonista de aquí, el único e inigualable JC. El objetivo de esta sección será el de relatar de manera cómica, si bien fiel en detalle a la realidad, cosas que he presenciado/vivido de primera mano (o de muy cerca, en un par de ocasiones) gracias al dudoso honor de haber conocido al tal JC. No quiero lapidar la memoria del muchacho, pues si sigue vivo (que supongo que lo hará), se trata de una persona viviente y sintiente como cualquier otra, con sus peculiaridades y sus derechos, y es precisamente por eso por lo que no revelaré de él más datos de los necesarios, por respetar en la medida de lo posible su anonimato y su intimidad.

¿Qué tenía de especial JC? Ni más ni menos que eso mismo... jamás diré que era tonto, pues no lo era, pero era... eso, especial. Tenía unas cosas de bombero que unas veces te hacían encogerte de vergüenza ajena, y otras, te obligaba a morderte un dedo por no reírte compulsivamente en su cara con las cosas que contaba (y no exactamente por ridículo o por idiota). A modo de resumen, dejémoslo en que era un chaval un tanto raro, proveniente de una circunstancia... rara, y, por supuesto, estudiante de física (*BOOOOOM*). No diré mucho más de momento, espero poder publicar próximamente la primera parte de esta sección para generar alguna que otra risa.

sábado, 18 de agosto de 2018

Música de guerra en los videojuegos



Hace tiempo que quiero hacer uno de esos famosos "tops" que a la gente le suele gustar, concretamente, sobre música de guerra en los videojuegos, como pone en el título. ¿Por qué, entonces, esto no es un top? Por un motivo muy sencillo: sería demasiado falso llamar top a algo sin tener ni la mitad de composiciones musicales que he escuchado en mi vida en la cabeza. Es así de sencillo; si resulta que he jugado a docenas y docenas de videojuegos en mi vida con música grandiosa, sería hipócrita por mi parte decir que "estas son las diez mejores canciones de tal temática", pues seguro que me dejo en el tintero como el 75% (entre las que habrá muchas muy buenas). Tras introducir la idea, voy con las reglas del juego. ¿Qué tiene que tener una pieza musical para entrar en este listado? Pues más allá de que yo me acuerde de ella ahora mismo, y de que me guste:

-Evocar de alguna manera la idea de la guerra: podría ser una música de combate, una marcha militar, o una banda sonora de una escena de guerra. Por ahí irán los tiros.

-Variedad: salvo por una excepción en la que he hecho un poquito de trampa, cada canción debe pertenecer a un videojuego o saga diferente.

-¿Originalidad? Habrá algunos temas un poco más obvios pero, dentro de lo posible, procuraré poner temas más o menos inesperados. No, no veréis aquí la canción de Sefirot Dios.

-Composición + Factor nostalgia / 2: aaaamigo mío, todos sabemos que hay composiciones muy buenas, pero que no significan nada para según qué persona. Por eso mismo, trataré de hacer una media entre ambas cosas.

10) Halo: Tema principal.
Un temazo con mayúsculas. Muy, muy potente y épico, se repite a lo largo de toda la saga y te mete en todo el corazón de la batalla, además de tener una composición extraordinaria. ¿Por qué, entonces, está el último? Simple, solo he jugado al Halo 1 y no me transmite lo mismo que otros temas.
9) Chrono Trigger: Tema de Frog.
¿Cómo puede molar tantísimo un personaje tan pequeñito, caricaturesco, y fugaz en la aventura? Con un buen guión, y con una buena construcción de su trama personal. El tema de Frog, a pesar de ser un bucle muy corto, transmite un elevadísimo grado de epicidad medieval, y mola que te cagas. Si está tan abajo es precisamente por eso: es un bucle cortito y simplón.
8) Mass Effect 2: Misión Suicida.
El tema de la escena final de Mass Effect 2. Sin hacer spoilers, diré solo que se trata de una escena muy bien construida, va ganando en intensidad al tiempo que lo hace la música hasta alcanzar todo el clímax en una explosión, literal y metafórica. No está más arriba por el sencillo motivo de que, en mi opinión, el videojuego está estructurado de una manera muy chapucera. Literalmente, me pasé todas las misiones secundarias y llegué al final... sin saber que era el final hasta que vi los créditos :/ . No pude disfrutarlo como se merecía a pesar de lo grandioso de la escena, y me dejó un poco más frío de lo deseable.
7) Dark Souls: Gwyn, Lord of Cinder.
Aunque me la he visto entera, no soy un gran fan de la saga ni la he jugado. Aun así, al César lo que es del César; la saga Dark Souls tiene una atmósfera de oscuridad y desesperación extraordinariamente bien conseguida, y el tema del combate final la engloba de una manera perfecta. Al mismo tiempo que sabes que llegas al final, te transmite una tremenda lástima, sin restarle epicidad al momento.
6) God of War 1: Tema principal.
De esta saga podría poner casi toda la banda sonora al completo sin pararme a mirar de qué tema se trata. La saga del espartano que quiere terminar con el dios de la guerra con la motivación de la venganza, el asesino de dioses, una de las sagas más brutas y encarnizadas que se pueden encontrar (hasta su rework...), que lleva la sangre, la muerte y la guerra hasta en el título. Me decanto por el tema principal porque ninguno representa tan bien para mí la cólera del espartano.
5) Final Fantasy 4: Prólogo.
Haciendo una mijilla de investigación, descubres que este temazo te lo cuelan hasta en la sopa durante casi toda la saga Final Fantasy, solo que en distintas versiones, desde una versión tranquila al final de FF8, hasta la del FF4, que es la que da nacimiento al juego, y una de las pocas que transmite la idea de la que hablamos en esta lista. Solo hace falta escuchar esta canción una vez en la vida para que, años después, se te active algo en el cerebro al oír las primeras notas: un Cecil pixelado y cutre en su barco volador pixelado y cutre, molando al máximo.
4) Skyrim: Sovngarde.
Escandinavos entonando su triunfo en el Valhalla... solo que no son escandinavos, ni están en el Valhalla. A cualquiera que no esté muerto por dentro, que haya vivido la experiencia de las nieves de Skyrim, y que conozca la sensación del primer dragón surcando el cielo (que te acojona vivo), debería sentir cómo se le erizan todos los pelos del cogote con esta canción. Y no, no es el tema que suena cuando aparece un dragón.
3) Undertale: Megalovania.
Llego al podio, y lo hago dándole una patada a la regla de la originalidad, pero lo compenso con las demás. Cualquiera que haya jugado a Undertale conoce la sobra la increíble calidad de la música de este juego y, para mí, este tema es el que se lleva la palma. Potentísimo hasta decir basta. Si has jugado a Undertale no hará falta que te diga mucho más, y si no lo has jugado, ya estás tardando.
2) Final Fantasy 8: El Desembarco.
Aquí es donde me cargo un poco la regla de la variedad, pero es que es imposible no poner más de un tema de una saga tan grande como es Final Fantasy, y más, siendo yo alguien que me he criado con dicha saga. Mucho se ha dicho sobre FF8 e, injustamente, poco bueno (aunque eso daría para otra entrada de blog), pero lo que nadie podrá negarme es que su banda sonora es de las mejores de toda la saga, si no la mejor. La mar en calma se ve perturbada con un artificial oleaje, y los aspirantes a Seed llegan a la playa de Dollet para salvar a sus habitantes de los hijosputa de Galbadia. Pocas canciones se me ocurren que te metan tanto en lo que es el concepto de la guerra, en la tensión de la vida y la muerte.
1) Baldur's Gate II: Batalla con un Dragón.
"El Señor de la Muerte perecerá, pero en su muerte dará vida a una progenie mortal que sembrara el caos a su paso". - Asi lo predijo el Sabio Alaundo. 

Quienes me conozcan lo verán previsible, pero... ¡os jodéis! El oro es para esta pedazo de composición épica de mi saga favorita. La primera vez que ves aparecer en la pantalla a un enorme y rojo dragón (probablemente, Firkraag), te cagas vivo, y cuando empieza el combate y le das a la pausa para planear el primer turno, comienza a sonar esta pieza musical y sabes que shit is getting serious. Sabes que te has metido donde no debías, y que lo que tienes delante es un dragón en una mazmorra, dentro del universo de Dragones y Mazmorras. Todo lo que diga es rizar el rizo, disfrutadla.
X) Bonus Track: Ceremonia de Bienvenida de Rufus.
Termino esta entrada de blog a lo grande, con todo un directo al centro de la nostalgia. Van tres de Final Fantasy, pero como ya me he cargado la regla un poco, no importa. ¿Qué hay más molón que una marcha militar? Una marcha militar de uno de los mejores videojuegos, en una de las mejores y más divertidas escenas del mismo. La fase de Junon de Final Fantasy 7 es un 10 con mayúsculas, y va sazonada todo el rato con este tema tan inolvidable y significativo. Ponedlo, sentid cómo recordáis que en las calles de Junon darle a la izquierda no es siempre ir a la izquierda, y no os olvidéis de comprar acciones de Shinra.

martes, 14 de agosto de 2018

Nunca es tarde


Un hijo perdido del que hacía décadas que no sabía nada, una esposa que lo había dejado por insoportable, y una hija que lo visitaba muy de tarde en tarde. Esas eran las tres cosas que la vida le había dejado a Manuel por su mal carácter y sus viejas maneras, primitivas en su mayoría. ¿Quién podía culparlo? En su época, los hashtags se llamaban “qué dirán”, la auto-ayuda la daba una visita al párroco, y los hombres y mujeres que se veían atraídos por los de su sexo, en el mejor de los casos eran un hazmerreír, y en el peor, unos desviados que enderezar a golpes y gritos. Incluso tras años de malos tratos, la niña, que era ya una mujer cargada de mucha paciencia, seguía queriéndolo en el fondo. Amargado y solo, tuvo tiempo de sobra para condenarla, perdonarla, reflexionar, aceptar su propio error, y aceptar el perdón de la niña que, comprendió, era el único justificado.

A sus sesenta y tantos, Manuel estaba muriendo en la habitación de un hospital. Cáncer, decían, y no tenía grandes esperanzas de superarlo, ni ganas de luchar por ello. Se había informado de aquí y de allá y, aunque había mil y una causas, había pensado mucho y tenía su propia respuesta, la que él necesitaba: estrés, por su carácter y su viejo odio. ¿Un castigo divino, tal vez? De cualquier modo, si aquello no se lo había ganado él, que bajase el altísimo a decírselo a la cara. Postrado en una cama y respirando con dificultad, Manuel temblaba, pero no porque fuese a morir, ni porque fuese a hacerlo solo. Temblaba de miedo porque esperaba una visita.

La puerta de su habitación chirrió, y la enfermera anunció aquel momento que tanto temía: Elena, la niña de sus ojos, acompañada por Rosa, su novia, y con un carrito de bebé entre las manos. Se lo había anunciado unos meses atrás, que le esperaba una grata sorpresa, pero no se imaginaba que sería aquella. Manuel miró a los ojos a Elena y a Rosa, y ambas se cogieron de la mano. Elena también temblaba. ¿También estaba asustada? ¿Por qué? Hacía tiempo que lo había perdonado, ¿no era así? Los brazos de su hija tomaron algo de dentro del carrito, y se lo acercó a su padre: un bebé, negro como un tizón, con el pelo rizado y los ojos verdes. En otro tiempo, Manuel se habría puesto hecho un basilisco, pero en momentos como aquel comprendía que el cáncer y su perra vida habían hecho más bien que mal por alguien como él. No le quedaban fuerzas para pelear y no las quería, por nada del mundo. Manuel tomó al bebé entre sus arrugados brazos, su nieta. La miró a los ojos, y le pareció contemplar el paso de la eternidad en aquellos luceros rebosantes de inocencia. ¿Qué era aquello que sentía? Era algo nuevo, distinto, le recordó a cuando tomó a Elena por primera vez. Pero ahora no era padre, sino abuelo, y de una criaturita que, aunque no era de su sangre, era preciosa. Entonces, lo comprendió: lo que sentía era orgullo, el orgullo de haber dejado aunque fuese una minúscula huella de algo bueno en el mundo, y en aquellas hermosas personas. Manuel tosió y una idea floreció en su debilitada mente: él, llevando de la mano a su nieta a la feria del pueblo cuando sus madres no tuvieran tiempo de hacerlo, comprándole toda clase de caprichos, y contemplando la más preciosa y sincera de sus futuras sonrisas. Entonces, lo supo: vencería al cáncer, ahora sí que merecería la pena luchar.

sábado, 11 de agosto de 2018

Sobre diversos recursos administrativos

Antes de empezar con esta reflexión, quisiera especificar precisamente eso, que este post va sobre una simple reflexión hecha desde la relativa ignorancia, no pretendo decir ninguna verdad absoluta. Dicho esto... voy al tema.

Todos lo hemos visto alguna vez: la típica publicación que roza con lo racista en la que te ponen a un hombre tirado en la calle que presuntamente es español, de cierta edad, y que está pasando frío y hambre porque no tiene nada a pesar de haber trabajado y cotizado durante décadas, pues te lo especifican aun en su anonimato. Al lado, te ponen una foto de un presunto inmigrante ilegal (podría ser chino, negro...) en la que te especifican que, sin haber cotizado y sin trabajar, está recibiendo ayudas del estado, y además, bastante golosas. Conclusión a extraer: injusticia y falta de sesera en las leyes españolas. Dicho el punto uno, vamos con el dos.

Recibí una vez uno de estos típicos mensajes kilométricos de Whatsapp que te manda la mamá, estas cadenas que llevan perpetuadas desde hace 6 o 7 años y que ya no se sabe ni de dónde vienen ni en qué concepto se crearon. El caso es que dicho mensaje contenía un relato tipo chiste agridulce, un diálogo entre dos españoles en el que uno de ellos dice que apenas le llega para comer aunque se harta de trabajar, mientras que el otro se mantiene a flote sin hacer ni el huevo. ¿La manera? Uno de ellos es simplón, se limita a trabajar con un sueldo bastante indigno, mientras que el otro recibe ayudas por aquí, ayudas por allá, y ayudas por acullá. No lo recuerdo de memoria, pero era algo del palo de que cobraba paro agrícola, que tenía una ayuda por familia numerosa, que le pidió a un amigo médico que le hiciera un informe para pedir una ayuda por invalidez... en fin, os lo podéis imaginar; un relato sobre la más típica picardía española, llevada al extremo y a la comedia.

Ahora, mezclemos los dos párrafos anteriores. Por supuestísimo que no me voy a atrever a decir que todo el que está muriendo de frío en la calle es porque no sabe cómo funciona el mundo, pero... ¿y si hubiera, al menos, un trocito de eso? Es decir, seamos sinceros: ¿cuántos españoles hay que se hayan leído aunque sea un solo texto legal en toda su vida? No me refiero a que hagan grandes investigaciones para saber cómo funciona la infraestructura de su país, no. Me refiero a, a modo de ejemplo, cuántos de ellos se han leído de pe a pa un texto legal completo, echándole el tiempo que requiere y la paciencia que exige pasar por todos los tecnicismos. ¿Cuántos españoles (y también sería aplicable a otras nacionalidades) debe haber que tengan la posibilidad de pedir una ayuda económica y que, simplemente POR NO SABER QUE PUEDEN, no lo hacen? Por poner un ejemplo, desde que estoy de becario en la administración descubrí de pura casualidad que todas las comunidades autónomas ofertan ayudas anualmente a proyectos empresariales con futuro. Y no me refiero a una o dos para los más enchufados, no, me refiero a VARIAS ayudas para muy diversos proyectos, desde aquellos que están pensados para la innovación tecnológica agraria, hasta aquellos otros que están pensados para fijar población en el entorno rural, pasando por muchísimas otras condiciones (obviamente, con el riesgo del emprendimiento asociado, la policía no es tonta). No os diré que hay cientos de ellas, pero con la cantidad de CCAA que hay en España, y con la cantidad de programas que hay... en serio, creo que hay muchísimo dinero que existe y que ni siquiera se conoce.

Es gracioso, pero siempre que se analiza un mal de la sociedad, se llega a la misma amarga conclusión: la falta de información. Que conste que a mi me encanta la filosofía y me gustó estudiar literatura, pero siendo realistas, ¿qué creéis que es más útil a día de hoy, enseñar filosofía y literatura en las escuelas, o enseñar sobre economía y recursos administrativos del estado? Yo lo veo muy claro. Otros... pues preferirán decir "España nos roba" en griego o en latín, con el puño en alto y una pulsera con el toro de Osborne. Y que conste que a pesar de esto, no defiendo a ninguno de los politicuchos de mierda que nos gobiernan, pero las cosas son mucho más complejas de lo que parecen.

miércoles, 8 de agosto de 2018

La araña burócrata

>Ser becario en Cantabria.
>Agosto en la administración… poco trabajo, día aburrido.
>Hora intermedia de la mañana: café de funcionario en funciones.
>Café + vasito de agua + galletas + móvil, ratito de paz; todo bien.
>Estás solo, miras a todas partes apurando el café.
>La ves, en el rincón: una araña bien gordota.
>Lo ves, a su lado: un insecticida.
>…Qué pelotas tiene.
>Te acercas a mirar. La imagen es esta.







































>Insecticida para cucarachas y hormigas, nadie dijo nada de arañas.
>…Bolas de acero.
>Aquí dentro, hasta las arañas son cuadriculadas.

domingo, 5 de agosto de 2018

Principios vs. entorno social

Este tema me gusta, y está muy en boca de todos en esta época que nos toca con tanta historia que hay con la libertad de expresión. Pensad en el siguiente caso hipotético, que no dista mucho de algunos titulares que vemos cada equis días: una muchacha, atracada, asaltada, o en el peor de los casos, violada por una pandilla de indeseables. Con el paso de los días se va echando luz sobre el asunto detalle a detalle, y no siempre correspondiendo a la realidad: que los asaltantes eran de clase baja; que la muchacha iba provocando; que resultaba que iba paseando con unas amigas por un mal barrio; que ella era feminista, e iba clamándolo a voces; que... en definitiva, muchos "qués". Supongamos sobre el caso anterior que no se llega a saber la verdad absoluta. Tan solo sabemos que: a)ha habido un asalto; b)se insinúa que la muchacha iba expresando a voces unos ideales; c)probablemente, no era el mejor lugar para hacerlo. Un servidor y, espero, la mayor parte de los que lean esto, verán una injusticia, claro, pues nada justifica un asalto como ese. En pleno s.XXI, y en un país desarrollado como el que tenemos bajo los pies, sería de esperar que cualquier persona pudiera expresar sus ideales sin miedo a lo que le pueda suceder, pues NADA debería sucederle simplemente por expresar una idea... Pero claro, todos sabemos que esto es más teórico que práctico, y es que ahora nos toca analizar la parte oscura de la misma moneda.

¿Podría un vegano sumergirse en un río lleno de cocodrilos, con el fin de acariciarlos, mientras va gritando "SOY VEGANO"? La respuesta parece bastante obvia, creo, y es que no (y aun así, creo recordar que hace unos meses salió una noticia de una persona que hizo eso mismo, entre hipopótamos...). El motivo, obvio de nuevo, no sería otra cosa que el entorno en el que esa persona se va a mover: cocodrilos, que ni entienden tu idioma, ni están dispuestos a dejar pasar tu pellejo por un ideal que ni siquiera comprenden. Hasta aquí bien... ¿No?

Vamos a trasladarlo a algo que nos pille más de cerca, pues no somos cocodrilos ni hipopótamos. ¿Os suena la peli de un burka por amor? Tiene ya unos añitos, pero estoy seguro de que generó mucha controversia en su momento. Resumen: una muchacha se enamora de un árabe, el árabe tiene que volver a su país porque su padre se muere, la muchacha le dice que se va con él, él le dice que no quiere ni necesita que vaya (y le insiste en esto, porque se huele lo que va a pasar...), pero ella, por sus ovarios que va p'alante. Pos mu bien, muchacha, te ves en Afganistán, uno de los países con la mentalidad más atrasada y machista (socialmente hablando) del mundo entero, y acabas triste, deprimida, y frustrada durante años porque, ¡anda! Es que están en guerra y no te dejan volver a tu país. Admiro tu valentía... admiro tus ovarios... pero niña, tú es que eres subnormal profunda, y te lo has buscado a pulso. Que sí, que los afganos no obran bien, y que tú estabas en tu derecho a reivindicar tu libertad... pero ve a decírselo a los cientos de miles que te la arrebatan, con la constitución española en la mano.

Para todo en esta vida hay que tener en cuenta el entorno en el que te mueves. Si eres pobre, no puedes (o debes, más bien) comprarte un coche caro. Si eres cojo, ya sabes que para las olimpiadas lo vas a tener jodido. Y si vas a pasearte por un barrio bajo para exhibir ideales y exigir libertad de expresión... ánimo y suerte, porque los vas a necesitar. No es lo mismo exhibir con unos amigos la bandera del igualitarismo de género en un lugar peligroso, que sublevarse contra unos reyes corruptos y pasarlos por la guillotina cuando todo el pueblo te apoya (sí, lo estoy comparando con la Revolución Francesa).

jueves, 2 de agosto de 2018

Virus vs. Bacteria

En relación a otra publicación que ya hice, quiero compartir un pedacito de conocimiento para aquellos que puedan aprovecharlo, pues considero que es algo muy importante tanto a nivel de cultura, como de salud pública y/o individual. Algunos los conoceréis en profundidad, otros, menos, y otros solo de nombre, pero quiero creer que a día de hoy no existe ninguna persona que haya recibido una educación básica y que no conozca al menos LO QUE ES un virus, y LO QUE ES una bacteria. Sin entrar en grandes detalles sobre microbiología que no vienen al caso, voy a explicar las 3 ó 4 diferencias más básicas y prácticas entre estos dos tipos de patógenos microscópicos. Antes de entrar con el follón, quisiera recomendar a quien lea esto que busque en Google alguna imagen de bacteria y/o de virus para ir mirándola a medida que lee, para así darle identidad mental a cada una de las cosas.

En primer lugar, quisiera dejar claro que tanto de bacterias como de virus hay MUCHÍIIISIMOS tipos. Es decir, no sabría especificar si hay cientos, miles o millones de especies, pero sin dudas hay muchísimos que han ido surgiendo a base de mutaciones espontáneas a lo largo de millones de años de evolución. Los virus, por definición, son siempre patógenos, pero en cuanto a bacterias, las hay patógenas, y también saprófitas (es decir, que se alimentan de lo que encuentran por ahí, sin necesidad de parasitar a otros organismos). Para acabar este punto, especificaría que las bacterias suelen tener unas estructuras internas bastante más complejas que los virus, ya que como se deduce en el siguiente párrafo, las necesitan para poder hacer su vida.

En segundo lugar, tendríamos el hecho de que la bacteria es un ser vivo, pues nace, crece, se nutre, se reproduce, y muere (creo que esta sigue siendo la definición de ser vivo, corregidme si me equivoco), mientras que los virus se encuentran en una cierta tesitura científica sobre si considerarlos vivos o no, pues se comportan como parásitos obligados al no poder reproducirse por sí mismos, y tampoco pueden nutrirse. Una bacteria, patógena o no, obtiene nutrientes de alguna parte, los utiliza para sus mecanismos biológicos, y finalmente se divide para dar lugar a nuevas bacterias. Un virus, por el contrario, tiene la sola función de existir, meterse dentro de una célula hospedadora (la infecta), y utilizar la propia infraestructura de esa célula para producir una ingente cantidad de copias de sí mismo. Estas primeras diferencias... digamos que son más anecdóticas que útiles, pero bueno, quería dejarlas caer. Vamos con lo que interesa.

En tercer lugar, tendríamos el detalle de que las infecciones víricas y bacterianas son diferentes. Es decir, más allá de lo del párrafo anterior, y por algún motivo que yo desconozco, parece ser que los virus son muy resistentes a los medios habituales de la medicina moderna (antibióticos, vaya). Se supone que como contrapartida a los antibióticos existen también antivíricos, pero no puedo ahondar en esto, pues en mi carrera (veterinaria) apenas se mencionaban uno o dos, y solo de nombre, de tal manera que me limitaré a decir que, en condiciones generales, un antibiótico no mata virus, pero sí puede matar bacterias, según el antibiótico y la bacteria que sean. Esto no quiere decir que sea inútil emplear un antibiótico durante una infección vírica, pues los virus ponen a trabajar al sistema inmunitario a tope y reducen temporalmente la capacidad de defensa del cuerpo ante otras amenazas, por lo que no es raro dar un tratamiento antibiótico de cobertura contra lo que se suele llamar "infecciones oportunistas" (es decir, otros patógenos que aprovechan el momento de debilidad para atacar). No obstante, nunca se debe olvidar lo que ya he dicho: en general, y a falta de saber si existen puntuales excepciones a esto, un antibiótico NO mata virus, y por eso, la manera de tratar un virus es con tiempo (dejar actuar al sistema inmunitario), y con alguna ayuda indirecta como un tratamiento sintomático.

Por último, mencionaré una cosa que se presta mucho a interpretación y a casos particulares pero que, no obstante, puede llegar a ser útil. No siempre es así, pero, ¿sabéis esas veces que vais al médico con la garganta hecha polvo, y que el médico os dice que tenéis "placas"? Lo habitual es que esas placas sean una mezcla de un detritus provocado por vuestra propia respuesta inmunitaria y alguna colonia bacteriana que se ha asentado ahí. En otras palabras: aunque no siempre es así, cuando hay placas, lo normal es que se trate de una infección bacteriana, y que por lo tanto esté más justificado el empleo de un antibiótico. De igual manera, añadiría que las infecciones víricas suelen ser más frecuentes y menos severas que las bacterianas. Lo sé... ve a decirle a un enfermo de SIDA que los virus son poco severos. Como dije al principio, estos son datos prácticos, para una mayoría de casos (los típicos catarros de invierno), no se trata de una clase magistral sobre microbiología.